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Desde Galias


César Musalem Jop


NUESTROS DIPUTADOS

 

1.- Gracias a los medios masivos de comunicación nos enteramos del ¿cómo viven en otras latitudes? otros seres humanos y nos damos cuenta de los pleitos y riñas de obra y de palabra en los poderes legislativos, llámense congresos o parlamentos.


Es común en Sur Corea, que se jaloneén o abofeteén los diputados.


Usual es que en el parlamento inglés con indiferencia celta, los miembros del mismo entre ingestas discretas de buen coñac, whisky o sherry, escuchen o pretendan escuchar a un colega que se desgañita allá a lo lejos y que intenta convencer o persuadir con sus razonamientos.


Idéntica aptitud vemos en México, cuando unos representantes populares “toman” la tribuna, y otros atrincherados la defienden, porque en estas titánicas tareas están los grandes intereses nacionales.


En Puebla no podríamos quedarnos atrás, y los locales hemos presenciado funciones en vivo y a todo color en algunos informes de gobierno; bien cuando un legislador ha  zarandeado a otro, o cuando alguno ha usado su fuero constitucional para pegar un grito destemplado contra el ejecutivo en turno, o algún “audaz” ha exhibido un cartelito muy mono para quejarse de alguna impertinencia en su contra.


2.- Dejo de lado lo anecdótico escrito para distraerle, e insisto en difundir desde ahora las altas facultades que les concede la ley a los congresistas locales en lo personal y en lo general.


3.- Como Congreso Local deben crear o suprimir municipios, y elevar o disminuir, de rango demográfico-administrativo a las comunidades que lo requieran.


En la primera facultad puedo señalar dos ejemplos: Uno, Santa Ana Xalmimilulco, pueblo de Huejotzingo, donde la industria familiar sin ningún apoyo federal subsiste y crece en capiltal y recursos humanos, derramando sueldos y comisiones en una próspera población muy superior a la cabecera. El dos es Atencingo, pueblo de Chietla, que es inmenso demográfica y económicamente en comparación a la cabecera, a la cual supera en ingresos directos a la población provenientes del cultivo de la caña y de una casta de comerciantes honesta y competente.


¿Cuándo serán elevados a municipios? eso lo decidirá el congreso por llegar, si sus diputados aman a su Matria y le agregan el adobo de la ambición personal.


Un ejemplo clásico de su segunda facultad es elevar a una inspectoría a pueblo.  Merced a este simple acto crecen políticamente sus habitantes, eligiendo en elecciones plebiscitarias a su autoridad mas cercana, denominada: Junta Auxiliar Municipal. 


Esta, al minuto que ha tomado posesión entra al Consejo de Planeación Municipal, y demanda la inversión del Ramo 33 y la aplicación de la Ley Bartlett, para recibir recursos para gastos menores que antes hacían como ciudadanos del común.


4.- Igualmente tienen capacidad para cambiar los límites o denominaciones de todos y cada uno de los municipios poblanos, basándose en la Ley Orgánica Municipal.


Como ejemplo de este hacer está el conflicto territorial entre el municipio que alberga a la capital y el de San Andrés Cholula.


Motivos políticos- partidarios- electorales, que no de política social para el desarrollo. Crearon artificial y perversamente otras instancias de juzgamiento, empantanando por años una decisión que debió haber sido clara y contundente, si el congreso de esos dias hubiese actuado no solo con constitucionalidad sino con productividad, palabra que contiene la eficacia y la eficiencia.


Hoy después de cientos de miles de pesos derrochados por un ayuntamiento en abogados, la SCJN ordena que tienen que resolver los representantes populares.  Si desde un principio la comisión respectiva hubiese acudido a todos y cada uno de los medios masivos de comunicación, universidades, y centros de la sociedad organizada, para explicarles el conflicto entre los ayuntamientos mencionados, hubiese logrado autoridad moral e impedido una función de teatro que la prensa escrita usó durante meses como artículo de primera necesidad.


5.- La diputación es la única que puede desaparecer ayuntamientos enteros, suspenderlos en sus funciones, o revocar el mandato obtenido por elección, por el mal comportamiento del alcalde, del síndico o del regidor.


Si el próximo congreso actúa con la diligencia que la ley le concede, y llega en verdad con la ambición personal de trascender políticamente engrandeciendo a Puebla, los funcionarios municipales por elegir y que serán futuros gobiernos, tendrán sobre sus malas obras a celosos guardianes de la transparencia y claridad con que deben manejarse los tesoros públicos.


La poblanidad vá despertando y seguramente en estas campañas vacías de problemas y de soluciones, las enriquecerá tomando acuerdos de ser posible por escrito y ante la fé pública, para sellar con sus legisladores un compromiso de política social.

 

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