Ideología, Política y Sociedad


Víctor Manuel de la Vega Gutiérrez


BLANCA MARÍA DEL SOCORRO ALCALÁ  RUIZ, MEJOR NO HABLES


Era el año 488 antes de Jesucristo, y el emperador de Persia Jerjes,  tomo la decisión de invadir Grecia para  expandir sus  dominios.


Era el verano del 88 y los griegos estaban celebrando los juegos olímpicos y por lo tanto  habían dejado las espadas, los escudos y las lanzas, de lado para rendir culto a los dioses y por lo tanto estaban muy lejos de querer defender la serie de republicas que integraban Grecia.


En ese Momento  uno de los reyes de Esparta, Leonidas, se encontraba en su finca en labores ajenas al gobierno de su nación, y también  alejado del mando del ejercito, pero fue requerido  por el Consejo de Ancianos, para tratar de detener al ejercito enemigo, y darle tiempo a los jefes de las naciones griegas de concluir los Juegos Olímpicos, y ponerse de acuerdo en la defensa del objetivo común  y primordial que era evitar que triunfara los persas,  y que su territorio fuese invadido y sojuzgado.


Leonidas  no tenia ya ningún deseo de incorporarse al gobierno de su nación,  ni de comandar el ejercito griego, ni mucho menos asumir esa gran responsabilidad, pero fue mandatado por su patria, por sus ancestros y con la proverbial disciplina de un soldado espartano tomo su espada,  su escudo, y su capa, --roja para que la sangre no se viera, en caso de ser herido--  y se dirigió a las puertas calientes, así llamadas por ser un desfiladero en medio de manantiales  de agua  hirviente,  en el Helesponto, parte de los  pasos montañosos de Tesalia para tener acceso a la parte central de Grecia.


En ese lugar y al mando de una pequeña fuerza militar integrada por  300 hoplitas (soldados espartanos), 600 ilotas, 500 soldados de la ciudad de Tegea, 500 de Mantinea, 120 de Orcómeno, 1000 soldados del resto de Arcadia y 1000 focenses, Leonidas se preparó a detener a los enemigos de la Republica.


Los persas contaban con un ejército de un  millón de soldados.


Es lugar común de la historia que este pequeño ejercito de los soldados griegos, comandados por Leonidas, detuvo por mas de una semana al avasallador poderío de los Persas, lo que permitió que se organizaran las republicas griegas y en una memorable batalla en  los estrechos de Eubea,  derroto a la flota persa, con lo que se alejo el peligro para la madre Grecia.


Y esta cita histórica viene a colación, por las recientes declaraciones de nuestra amiga Blanca María del Socorro Alcalá Ruiz, quien fue elegida y mandatada por todos los poblanos que vivimos en la Ciudad Capital ,  para ser nuestra Presidenta Municipal por estos tres años.


Pero  resulta que nuestra muy estimada señora Presidenta  esta haciendo declaraciones muy prematuras en el sentido de que se  excluye de la posible y muy probable candidatura a la gubernatura de l Estado de Puebla  para el periodo 2010 – 2016.
Queremos decirle, señora Presidenta, que usted, como priista notable, fue nominada, canonizada y entronizada por el pueblo, como mandataria de la ciudad de Puebla de Zaragoza. Esto quiere decir en buen castellano que usted no se manda sola, es mandada por el soberano, y en nuestro régimen republicano el soberano es el pueblo. Así que si nuestro partido, las bases del instituto político, la dirigencia,  el priismo todo,  la señala como la mejor candidata para volver a darle otra paliza a la reacción usted,  si usted, va a tener que ser disciplinada y aceptar el cargo y el encargo.


Digo aunque usted haya firmado ante notario lo que haya sido. Porque la voluntad del pueblo se debe respetar y usted ante todo es una priista  con calidad y con decencia. Así que mejor no declare nada, no diga nada, porque ante el destape  tan anunciado de Rafael Moreno Valle, nada mejor para nosotros los priistas, que una verdadera  mujer talentosa, con carisma, con ideología y con amor por México lo ponga en su lugar.


Claro,  siempre y cuando  el partido así lo considere pertinente. Dicho esto para usted con todo cariño  y respeto.

 

Esta es la verdad.

 

Columnas Anteriores


 
 

 

 
Todos los Columnistas