Indicador Político


Carlos Ramírez


06/11/2012


+ Obama: la arrogancia del poder
+ Si gana, pato cojo cuatro años


Washington, DC.- Como en política no hay ingenuidades, la foto de primera plana del The Washington Post de ayer lunes 5 de noviembre fue reveladora: en la parte superior, un Barack Obama diciendo adiós a Bill Clinton; en la de abajo, un Mitt Romney eufórico. Pero destaca el gesto de Obama despidiéndose, casi una imagen de la derrota electoral.


El cierre del proceso electoral tiene múltiples datos:


1.- Obama y Romney llegan a la cita de hoy martes con un empate de 49% cada uno a las elecciones. Sólo que Obama es el presidente y tiene todo el poder, en tanto que Romney es el retador. El empate es revelador de la debilidad política del presidente.


2.- Por tanto, si gana las elecciones Obama será un presidente disminuido, sin margen de maniobra; Obama sería, dirían aquí los expertos, un presidente sin mandato político. O en el lenguaje político, un lame duck o pato cojo, que significa que estaría a merced de la selva política del poder. Todo presidente en el último cuarto año de su segundo mandado es un lame duck porque carece de expectativas, pero con Obama sería todo su segundo cuatrienio. Sin poder y con el Congreso en contra, Obama no podría gobernar.


3.- Obama habría perdido las elecciones de reelección con su fracasado primer periodo: su tarea fue la de operar la transición de los EU de un imperio a una república, luego de la transición dramática de la Unión Soviética con Gorbachov al desmantelar el imperio soviético. Obama vendió la idea de esa transición aunque al final no pudo ni lo uno ni lo otro: no delineó una transición porque dejó el perfil militarista y tampoco consolidó el imperio por la pésima conducción económica.


4.- Asimismo, Obama no pudo sacar a los EU del hoyo de la crisis, aunque salvó a las corporaciones. El dato más revelador del fracaso de Obama ha sido la multiplicación de la pobreza y sobre todo la expectativa de los pobres de encontrar alguna salida sólo en el paternalismo del Estado, precisamente la antítesis del capitalismo; el deterioro de la clase media con la política económica de Obama ha sido el peor resultado de la gestión de la crisis.


5.- La pobreza en los EU ha pasado de 12.2% de las personas en el 2000 a 15.1% en el 2011, situándose en una cifra de 46 millones de estadunidenses. Lo grave del asunto es que las expectativas de bienestar de estas personas radican en la esperanza de que el Estado les ayude con su pobreza y que el capitalismo no tiene ninguna solución. Con Obama, los EU dejaron de ser el paraíso de la riqueza.


6.- Por pobreza y de acuerdo con el coeficiente de Gini --un medidor reconocido en economía--, los EU se encuentran en el mismo nivel de México en cuanto a igualdad en el ingreso: el lugar 120 de 160, con una tasa de 0.470, contra el país más justo con 0.163.


7.- Con su discurso de justicia social, Obama atacó la esencia del capitalismo: la lucha por la riqueza en función de capacidades y competencia, no por la intervención del Estado. Con su propuesta de cobrarle más impuesto a los ricos, Obama introdujo la lucha de clases. Pero con ello, Obama demostró que el capitalismo ya no sirve porque no distribuye.


8.- El discurso de Obama fue demagógico porque propuso cobrarle más impuestos a los ricos, pero sin garantizar que ese dinero pasara a programas sociales. El problema radica en que la política fiscal de los EU es recaudatoria, no redistribuidora del ingreso. La acumulación de riqueza en los EU tiene que ver con el sistema bursátil especulativo, del cual paradójicamente se ha nutrido el nivel de vida de la clase media que mantiene portafolios de inversión. La púnica forma de castigar la especulación es con el cobro de impuestos a las transacciones financieras --la llamada Tasa Tobin-- y no el cobro de impuestos; la recaudación no rompe el círculo de la especulación. Así, Obama opera sobre los efectos de la riqueza especulativa, no sobre las causas.


9.- La desesperación de Obama en el proceso electoral lo llevó a realizar una creciente campaña negativa contra Romney, pero el republicano no entró a la guerra. En parámetros conocidos, Obama enarboló el discurso del odio, la exclusión y el señalamiento de que Romney era un peligro para los EU, en tanto que Romney se asentó en el discurso de la república amorosa: Obama llamó a usar el voto como “venganza”, en tanto que Romney dijo que el voto a su favor era un voto “por amor a la patria”.


10.- Los medios de comunicación pasaron a formar parte de las campañas: tradicionalmente los medios son liberales y apoyan a los demócratas, pero sorprendió que, por ejemplo, el New York Daily escribió el domingo: “Mitt´s the man”, Romney es el hombre, con una foto con el escudo de la Casa Blanca como aureola. Por lo demás, las principales cadenas de TV --ABC, CBS, NBC y Fox-- tuvieron a comentaristas conservadores haciendo campaña por Romney.


11.- Obama pecó de confianza, desdeñó el perfil de Romney y lo dejó avanzar. De hecho, Obama comenzó a reactivar su campaña cuando Romney ya le pisaba los talones. Como político, Obama cometió el pecado de la arrogancia. Y el peor signo de debilidad fue cuando tuvo que aceptar, no de buena gana, que el ex presidente Bill Clinton hiciera campaña por él. El 2012 no es el 2008: hace cuatro años, Obama llevaba una cómoda ventaja de 7.6 puntos porcentuales sobre John McCain; hoy enfrenta empate con el republicano.

 

12.- A diferencia de otros contendientes, Romney saldrá fortalecido en las elecciones de hoy aún si pierde. En cambio, Obama, si gana, estará tan debilitado que no podrá gobernar. El punto significativo radica en el hecho de que Obama perdió el encanto de hace cuatro años cuando era un star rock y causaba delirios en sus presentaciones. Hoy aparece como un político del montón, sin carisma, sin el apoyo entusiasta de los afroamericanos e hispanos, rodeado de políticos profesionales de Washington.

 

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