Inteligencia Financiera


Guillermo Barba

22/10/2010

PARA QUE VIVAMOS MEJOR ¡A FUMAR MÁS IMPUESTOS!


Ha quedado aprobada en la Cámara de Diputados la Ley de Ingresos 2011, y sólo falta que el Senado haga lo propio. Como el año pasado, más gastos e impuestos vuelven a dejarnos un mal sabor de boca. Si bien esta ocasión no nos aumentaron el IVA, sí se había iniciado la discusión con la esperanza (o promesa), de reducir su tasa en un punto porcentual. Por desgracia, la propuesta original del PRI no sólo no prosperó, sino que además el resultado fue peor de lo esperado, pues ahora habrá más impuestos: siete pesos más en total por cajetilla de cigarros y un incremento de 25 por ciento en la tasa de IEPS a bebidas energéticas.


Esto, desde luego, es un desacierto como lo es también haber aprobado un aumento del déficit fiscal con respecto a la propuesta inicial de 0.3 a 0.5 por ciento del PIB (que además esconde que en realidad, será de 2.5 por ciento contando la inversión de PEMEX). El presupuesto, que era de 3.37, ahora será de 3.43 billones de pesos, 60.5 mil millones más que lo pedido por el gobierno federal. Salió peor.


Podrán decirnos miles de justificaciones, pero lo cierto es que nadie vive mejor con más tributos.


La atención se suele desviar por el lado de que, bajar los gravámenes, dicen, sería “irresponsable”. Pero todo indica que endeudarse más y derrochar, no. Ahí están las recientes colocaciones de bonos a 100 años por mil millones de dólares, y los “Samurai” (en yenes) por 1,840 millones de dólares, apoyados por la fiebre de crédito que invade el mundo. Sin embargo, lo que se pierde de vista es que el problema reside en que año con año, pase lo que pase, el presupuesto siempre se incrementa. Si no alcanza, la solución es sencilla: seguir gravando a los contribuyentes cautivos.


En época de bonanza, el argumento es que ante la generación de mayor riqueza, justo es cobrar más “a los que más tienen”. En los momentos de crisis la justificación cambia: ante la caída de los ingresos públicos, es indispensable compensar el “hoyo financiero” (recordemos que este término utilizaron hace un año). Es decir, el resultado, de todos modos, termina siendo el mismo; el beneficio para el ciudadano, nulo.


A este paso, jamás lograremos estimular el ahorro, que es condición indispensable para la generación de capital y, por ende, de más producción, empleos y eventualmente mejores salarios. El endeudamiento y el dispendio son un mal crónico (aunque no sólo en México), que conducen a la economía mundial al borde del precipicio.


Con estos desbalances que propician más alzas de precios ¿qué caso tiene ahorrar si el poder adquisitivo que guardamos para mañana se diluye cada segundo? Es obvio que esta situación, induce a la gente a comportarse de la misma manera que su sector público. No por nada hace un par de semanas, la CONDUSEF informó que el 30 por ciento de los mexicanos gasta más de lo que gana. La dependencia acusa una “falta de cultura financiera” pero, ¿tiene el gobierno autoridad moral para hacer tales señalamientos? Si tuviera lengua, se la mordería.

 

Tal vez sería momento de voltear a Europa, en la que países como el Reino Unido, Francia y España, están teniendo que tomar ya la amarga medicina para solucionar el problema que traen a cuestas, y que aquí está creciendo como bola de nieve. Esas naciones son reflejo de lo que, en un futuro, aquí veremos: disturbios en las calles, huelgas generales, recortes masivos en gasto y burocracia (demasiado tarde)  y elevación de edades de jubilación, entre muchas otras medidas. La lección es clara: entre más tiempo demoren las soluciones, el shock es más severo. ¿Tendrá caso seguir pateando lejos la bomba que cada día se hace más grande?


Hasta el próximo viernes. memob@hotmail.com

 



 
 

 

 
Todos los Columnistas