La Manzana


Irma Sánchez


EL HYDE PARK POBLANO

 

¡Sí, que viva y reviva la democracia en México!


Nuestro zócalo poblano que el pasado sábado se vistió de blanco, al día siguiente, el domingo, lució como un verdadero arco iris de propuestas y antiprotestas.


En cada uno de sus frentes asegura un escenario para cada propuesta artística y social, por momentos a cargo de los grupos más disímbolos de la sociedad.


Frente al palacio municipal, un grupo de empleados de la BUAP con mantas y cartulinas y en forma respetuosa, se quejaron del atropello a sus derechos laborales, de las limitaciones para su desempeño, y extrajeron de una publicación la declaratoria de que Enrique Agüera, su rector, destaca por ser uno de los hombres mejor vestidos de Puebla, lo cual no viene al caso para su desempeño, porque su galanura nada tiene que ver con los derechos laborales de los trabajadores ni con el rumbo de la casa de estudios.


A unos metros, en otro frente de nuestro zócalo, un grupo de hombres vestidos de amarillo se encadenaron al sonido local del zócalo de la capital del país para escuchar la propuesta que en materia energética mantiene Andrés Manuel López Obrador y que reiteró unas horas después de la marcha de Iluminemos México.


En otro frente de nuestro zócalo, el que da a la catedral, un maestro de ceremonias alborotaba a una concurrencia cautiva que aguardaba el arribo de la presidenta municipal Blanca Alcalá, quien llegó a compartir con adultos mayores y con el grupo que lucha por preservar el danzón como manifestación cultural, el cual, bien coordinado con la Orquesta Municipal, puso el tono, permitió el relax y el reencuentro con los recuerdos de muchos que hasta le pidieron “la pieza” a la alcaldesa, quien aceptó seguir los ritmos del famoso danzón.


Metros adelante, también a un costado de la catedral, niños de la mano de sus progenitores disfrutaron las historias y bromas de un grupo de payasitos y magos que interactúan cada domingo con la gente menuda que tiene acceso a la diversión gratuita, lo que también disfrutan los padres de familia de muchos hogares en los que ya no pueden no con lo duro sino con lo tupido del encarecimiento permanente de lo elemental.


Muy cerca de éstos que hacen de la calle peatonal su escenario, y del zócalo y los muros de la catedral sus butacas, no fallan a la cita los coloridos globeros con su singular silbato que de inmediato marca el camino para los pequeños que quieren globo, de preferencia metálico, con sus personajes de la temporada.


Y hay que destacar que por todos los frentes, en medio del escándalo de los espectáculos, las denuncias y reclamos, se percibían los radios de los fanáticos del futbol que, sin posibilidades de llegar al estadio, se conforman con seguir la transmisión del partido del Puebla de La Franja, nerviosos, con la respiración entrecortada por momentos, por seguir a un equipo amorfo y con escasa actitud.


En resumen, nuestro zócalo poblano convertido en el londinense Hyde Park, con su fuente presidida por el arcángel San Miguel que, espada en mano, se convierte en la probeta de la democracia. En sus espacios permite la discusión a todos los grupos de la sociedad que saben que tienen su lugar preservado para decir lo que quieren.


En nuestro Hyde Park sólo hay un asunto pendiente: unas letrinas que cumplan con su función para que los papis ya no lleven a los peques a los rinconcitos del atrio de la catedral, que luego expide nauseabundos olores.


A APOYAR A LOS ABUES


Ésta es una invitación, sobre todo para las familias que pueden desplazarse a la 11 Norte y 8 Poniente, para que acudan a la Casa del Abue para disfrutar del pan que los abues están elaborando en la panadería que inauguró el gobernador Mario Marín la semana pasada, en donde tienen hoy la oportunidad de trabajar y asegurar ingresos que les permitan su autosuficiencia económica.


La panadería abre sus puertas a las 7 de la mañana. Ofrece las piezas que han dado prestigio a la bollería mexicana y son de primera: conchas, galletas de avena, donas, ojos y muchas más que vienen en bolsitas individuales para que no se averíen entre sí.

 

¡Felicidades a los abues!  Vamos a apoyarlos.

 



 
 

 

 
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