El Mazo y el Yunque


Raymundo García García


LECCIONES DE AUTORITARISMO O DE UN ESTADO LEGITIMO

 

Como conmemoración del segundo aniversario del escándalo generado por la violación a los derechos humanos a Lydia Cacho, ahora le tocó al gobernador festinarlo a través de una “conferencia magistral”  de cómo escamotear un juicio político a medias y además sumarse al fortalecimiento de su partido en el liderazgo que evidencia en las elecciones estatales. Lo lastimoso del tema fue el reconocimiento del control de medios de comunicación masiva, por supuesto sin hacerse referencia al costo económico, -que se insiste en su gratuidad-  ya que el coste político ha sido muy profundo para estancar a Puebla al ingreso a mejores niveles de competitividad.

 

Hay varios modelos que fijan parámetros para saber si se tiene un Estado legítimo y un régimen de gobierno democrático, las exigencias son mínimas y fáciles de contrastar con la realidad. En primer lugar el poder público deberá estar no solamente regulado por el  marco constitucional, sino que debe tomar e cuenta el acuerdo consensual de los actores individuales y colectivos; en el terreno de la legitimidad obligadamente tiene que se democrática, dejan atrás la regla de la mayoría del modelo atrasado de democracia para dar paso a la obtención del procedimiento del diálogo para la obtención de consensos; el objetivo primordial del ejercicio del poder  obligadamente debe ser ejercido con sujeción a leyes eficaces, con u sustento moral de las mismas y no eficaces porque beneficien facciosamente a un grupo en el poder.

 

En el Estado legítimo  se exige una dimensión ética en el ejercicio del poder, sustentada en un marco de leyes que previamente se ha construido teniendo como referente a la justicia; que no es lo mismo que leyes que han institucionalizado la aplicación de políticas públicas destinadas a combatir la desigualdad social, sean encajonadas operativamente para una aplicación partidaria de los programas o el ejercicio de la coacción psicológica para doblegar la voluntad ciudadana de los beneficiarios. En materia de división de poderes aparece lo significativo, porque no obstante que se tenga un sistema presidencial, el papel del poder legislativo se vuelve central para el debate procedimental de la justicia; esto es, para los regímenes democráticos el legislativo se convierte en el poder público principal, en el terreno e el cual la sociedad representada debate, discute, parlamenta acuerdos logrados por consenso, dejando atrás la reaccionaria decisión de la regla de mayoría, fenómeno muy alejado en la aldea poblana.

 

Ante un conjunto de prácticas y comportamientos políticos que nos anclan en un modelo político atrasado, un modelo político reaccionario, es fácil perder la ubicación de al realidad y pregonar acciones asesinas que impidan la construcción de un auténtico régimen democrático, destacar comportamientos que al pronunciarlos en regímenes totalitarios obligadamente arranca la hilaridad, la emoción por comportamientos que impiden el cambio, que impiden la transformación de la sociedad. Precisamente por el tipo de lecciones dadas para destacar la reproducción del autoritarismo ejercido por gobernadores mexicanos, es que dentro de la Reforma del Estado, se ha tenido que aprovechar la apertura del poder legislativo federal  al debate plural, pero sobre todo la oportunidad de anteponer el acuerdo por el vía del consenso a la solución de los grandes temas nacionales, donde por supuesto está la reforma electoral. De no haberse comprendido esto en el ámbito del Congreso del la Unión, la distancia entre la actualización  federal frente a la de las entidades federativas cada día habría quedado más abierta., por fortuna el constitucionalismo federal ha atrapado al de los estados federados atrasados como el nuestro.    

 



 
 

 

 
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