Opinión


Pedro Gutiérrez


La renovación del partido


El martes pasado los panistas  amanecimos con la noticia de la renuncia como Presidente del Comité Directivo Municipal del PAN en Puebla de Jorge Ehlinger Coghlan. En efecto, el lunes previo, en sesión extraordinaria del Comité, el otrora líder del panismo capitalino presentó su renuncia ante el pleno, con carácter de irrevocable.


Mucho se ha dicho de la anunciada y hoy concretada renuncia de don Jorge Ehlinger al Comité Municipal: que si influyeron los resultados electorales del 11 de noviembre pasado; que si la atomización de los grupos al interior propició la desesperación del líder panista; que si era una situación previamente hablada para dar paso a otro liderazgo que enfrente con mejores argumentos la elección federal de 2009 y la elección local de 2010, etc.


Como sea, la renuncia sobrevino y más allá de las motivaciones de don Jorge –que a mi me parecen más bien personales y muy respetables-, estoy convencido que el panismo no necesariamente requiere de cambios de personas, sino de mística y valores que identifiquen a la institución como una organización bien estructurada, democrática y de oferta política viable para los poblanos. En otras palabras, el cambio es de fondo y no de formas, de contenidos y no de continentes.


Al frente del Comité Municipal queda una persona de sobrada experiencia y prestigio en el panismo local como lo es Miguel Méndez. A Miguel lo conocemos por su apertura e institucionalidad panista. Si queríamos un buen liderazgo en esta transición difícil, no hay mejor garantía que la de Mike, a quien desde aquí le deseo el mejor de los éxitos en esta etapa que le corresponde vivir.


¿Candidatos a suceder a don Jorge? Hay muchos y parece que cada día que pasa la lista se incrementa. Aprovecho para enviar un agradecimiento a los muchos panistas que me invitaron a participar en esta contienda interna para dirigir el Comité Municipal, invitación a la cual no accedí en virtud de los mismos argumentos que en este artículo esgrimo, entre otros, que el PAN requiere dejar de lado los apetitos personales y de grupo para dar paso a una visión mucho más integral que conjugue experiencia, talento político, doctrina, valores y sensibilidad para conciliar a toda la militancia.


En este contexto, ya basta de aspirar a dirigir el partido por el simple hecho de tomar el control y adueñarse de las afiliaciones. Ya basta de aspirar a dirigir el partido por el control de las asambleas y convenciones. Ya basta de aspirar a dirigir el partido por el interés inmediatista de poner la mesa a los aspirantes a las diputaciones federales o a la gubernatura en el 2010.


De los aspirantes que se mencionan hoy en día, resalto la participación de militantes distinguidos como Bernardo Arrubarrena, Blanca Jiménez, Angélica Ramírez, Violeta Lagunes, Luis Olmos y Pablo Montiel. Todos ellos han hecho carrera partidista y/o en la función pública. A todos ellos les envío el deseo de éxito que merecen y apelo porque su participación sea motivo de buscar coincidencias y segregar las diferencias, de sumar y no de restar, de conciliar y no de dividir.


La empresa no es fácil. El nuevo dirigente municipal deberá trabajar con los miembros del actual comité que fue electo por votación estatutaria en 2006. Ese será su primer reto, aunado al hecho de que tendrá tiempo suficiente para preparar mejor al panismo con miras a la elección federal de 2009 que debe darle al Presidente Calderón los más diputados posibles.


Por último me parece que el próximo dirigente debe poner a trabajar a todos los militantes sin distingo de grupos o facciones. La militancia está ávida de una dirigencia incluyente que motive la participación municipal, distrital y seccional. Aquí está la clave de todo: finalmente, la próxima dirigencia debe centrar su trabajo en la visión humanista que establece nuestra doctrina pregonada por Efraín González Luna. No queremos una dirigencia de derecha, de la línea, o de oposición a ésta: queremos una dirigencia humanista con visión de largo plazo y que vea al militante no como un voto de convención o asamblea, sino como una persona con eminente dignidad, libertad y voluntad propia.

 

PEDRO ALBERTO GUTIÉRREZ VARELA

Miembro del Comité Directivo Estatal del PAN

 



   

 

 
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