Poder y Política


IVÁN GALINDO
eivanx@hotmail.com

08/06/2012

 

Los pejefans


Antes de iniciar un debate, una discusión, o un análisis (como en este caso) es necesario definir conceptos para apegarnos a la objetividad. Procedamos entonces:


-Intolerancia: incapacidad de aceptar las opiniones o ideas de los demás que no coinciden con las propias.


-Fanatismo: pasión exacerbada, desmedida y tenaz, particularmente hacia una causa religiosa, política o hacia un pasatiempo o hobby.


-Sectarismo: Celo propio del sectario. Secuaz, fanático e intransigente, de un partido o de una idea.


Estamos a tres semanas de la elección Presidencial, una elección que será recordada por el gran interés mostrado por los jóvenes, por la gran influencia de las redes sociales en el proceso, y por la polarización generada entre la sociedad.


A veintitrés días de la elección podríamos decir que no hay nada definido, la moneda está en el aire, y por el bien de la democracia, es mejor que así sea. Las elecciones “definidas con antelación” (si es que todavía existen) desalientan el interés de la ciudadanía y con ello la participación (aspectos que merman la democracia).


La mayoría de las casas encuestadoras marcan un claro primer lugar -con una amplia ventaja sobre los demás- y un empate técnico entre el segundo y tercero. Las encuestas ciudadanas sin embargo, (las de los cafés, las que se comentan en reuniones caseras, en el taxi, en las oficinas, en los pasillos, la que se percibe en las redes sociales, y en las charlas cotidianas) parecen cerrar la contienda entre dos candidatos con posibilidades: Enrique Peña Nieto del PRI y Andrés Manuel López Obrador, candidato de “las izquierdas”. Hoy quisiera referirme a éste último, y principalmente, a la gente que lo apoya, veamos.


De toda la gente que apoya a Andrés Manuel López Obrador, creo que se podrían diferenciar claramente cuatro grupos: La izquierda tradicional; las clases medias y bajas; los jóvenes universitarios; y los lopezobradoristas radicales.


Los tres primeros grupos cimentan su apoyo hacia Obrador en bases sólidas y legítimas: Unos por ilusión, otros por identificación, y otros por esperanza (respectivamente), sin embargo, el último grupo (al decir último me refiero también a que fueron los últimos en sumarse) se mueven más por la coyuntura del proceso, que por una afinidad profunda con su candidato; más por la pasión, que por la razón; más con el hígado, que con la cabeza; más por la moda, que por la ideología. Son aquellos que han pasado del entusiasmo, al fanatismo; y del proselitismo, al sectarismo.


Las redes sociales son un buen ejemplo de la actitud de estos (bien llamados) pejefans. Para ellos no existe otra verdad que la de ellos. No apoyar a Andrés Manuel, es estar contra él, y estar contra él, es estar contra México. Sus comentarios suelen ser agresivos y tienden a generalizar: “ser priista es sinónimo de corrupción, incultura, y deshonestidad…” Según ellos, no hay un solo priista recto. Piensan que “estar en el PRI es estar en el error (así lo expresan)…” Una opinión contraria a su pensamiento es considerada como una mentira, ataque, manipulación, cortina de humo, etcétera… Las críticas hacia López Obrador son contestadas ipso facto por estos personajes, sin detenerse a analizar (mucho menos investigar) si tienen o no fundamento los señalamientos del adversario. En suma: generalizan, descalifican y no admiten el disentimiento.


Los errores de AMLO son minimizados, al grado de casi ocultarlos, en cambio, los errores de los demás candidatos son engrandecidos y satirizados. No debaten…pelean; no cuestionan…afirman; no aceptan…eluden.


Así son los pejefans, una plaga que se ha expandido rápidamente por todos los recovecos de las redes sociales, que han hecho del Facebook un campo minado, y del Twitter un campo de tiro. Un verdadero despropósito para el perfil crítico, propositivo, y reflexivo de los auténticos pensadores de izquierda.


¿Que también hay fans en otros partidos? Sí claro, en todos. Pero basta con hacer una consulta rápida en Google para constatar la cantidad de resultados que aparecen con la palabra pejefan o pejezombie (superior por mucho a los fanáticos que tienen los demás candidatos).


Le propongo un método de comprobación más sencillo: Escriba en su muro o en su Twitter: “En mi opinión, a Andrés Manuel López Obrador es un incongruente por llamar (ahora sí) Presidente a Calderón…” Se sorprenderá de la cantidad de comentarios agresivos que le llegarán.

 

Ojo, no todos los seguidores de AMLO son intolerantes, existen simpatizantes que debaten con respeto y altura, para todos los demás existe la indiferencia...

 



 
 

 

 
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