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Poder y Política
Manuel Cuadras
22/03/2011
La memoria del gobernador
John F Kennedy dijo alguna vez: “Perdona a tus enemigos, pero nunca olvides su nombre…”. Maquiavelo, cinco siglos antes, también refirió: “Las viejas ofensas no se borran con beneficios nuevos…”, en efecto, tanto Maquiavelo, como Kennedy, tenían razón: En política no debe haber rencores, pero sí buena memoria.
¿A qué viene esto? A la política implementada por Rafael Moreno Valle al inicio de su gobierno. ¿Cacería de brujas? Puede ser (aunque él diga lo contrario). ¿Revanchismo político? Tal vez (en casos muy concretos). Quizá el término más adecuado sería el de “ajuste de cuentas”.
A todos nos queda claro que RMV tuvo que remar contra corriente para ocupar el puesto que ahora ocupa. Lo que hoy (a la luz de los meses) parece haber sido una elección cómoda, en realidad no lo fue. No era el favorito del gobernador, no era el favorito de la prensa (local), tampoco lo era de los empresarios (locales), e incluso tampoco era el favorito de su partido (en Puebla). ¿Se podía tener alguna esperanza ante tal escenario?
En resumidas cuentas, Moreno Valle no le debe nada a nadie, salvo a algunas amistades nacionales, claro está, por eso estas primeras semanas han sido de cobrar cuentas pendientes (de los que le dieron la espalda) y empezar a pagar a los amigos que sí se la jugaron con todo (Televisa, SNTE, Grupo Carso, etcétera).
Que nadie se diga sorprendido, es la lógica natural del poder: “Me ayudas, te ayudo”. No podía ser de otra manera. Si a eso le sumamos, el temperamento (muy peculiar) de Moreno Valle, no queda espacio para ninguna duda, los que lo apoyaron son sus amigos, y los que no, sus adversarios, así de fácil.
Ya desde su toma de protesta RMV anunció, a manera de presagio, lo que habría de suceder: “El proceso electoral, permitió contrastar distintas propuestas y dar a los ciudadanos la última palabra. Con esta visión, participé en la pasada contienda, sin caer en la tentación, de responder a las calumnias de que fui objeto…”. Algo así como: “la contienda quedó atrás, los perdono, pero no los olvido”.
La estrategia emprendida por RMV no sólo obedece a un ánimo revanchista ni de cobro de facturas, va mucho más allá, se trata de desmantelar los bastiones del viejo régimen para tener gobernabilidad y ganar nuevos “aliados”, veamos.
Un primer caso fue el de la UAP. La golpiza mediática propinada al rector hace unos meses, en uno de los noticieros de Televisa a nivel nacional, fue una “carambola de tres bandas” para RMV: Por un lado, le cobró su maltrato durante la campaña; le restó protagonismo a la figura de rector, es decir, lo obligó a quedarse quietecito (quitándose con ello una amenaza considerable); y por último, le envió un mensaje siciliano de quién es el nuevo mandamás, con la posibilidad de acercarse con humildad y ser perdonado.
Otro ejemplo lo encontramos en la relación gobierno-medios de comunicación. Sobra decir el papel que jugaron los medios en la pasada contienda electoral, muchos de ellos, pasando de ser analistas e informadores, a verdaderos manipuladores de la información, evidentemente en perjuicio del entonces candidato de Compromiso Por Puebla. Lógico era pensar que la respuesta por parte del nuevo gobernador para con los medios iba a ser directamente proporcional a los periodicazos recibidos en campaña. La crisis financiera por la que atraviesan muchos medios locales, producto de la falta de convenios gubernamentales, obedece a ello. Sin embargo, como en el caso anterior, no se trata únicamente de saciar la sed de venganza, sino de capitalizarlos a su favor, es decir, RMV está molesto con los periodistas, pero sabe que necesita de ellos, luego entonces, la consigna es: “los aprieto para que entiendan, les cierro la llave del agua, para que al final acepten la negociación en los términos que yo convenga…”
Con los empresarios y las organizaciones políticas (incluyendo al PRI) sucede lo mismo. Si deciden ser críticos saben que estarán fuera de todo beneficio o acuerdo político a lo largo del sexenio, el relevo de Óscar Aguilar como coordinador de los diputados federales priistas obedece a ello. El mensaje de Rafael Moreno Valle fue claro: “si se portan bien nos podemos entender, si alzan la voz, menos los voy a escuchar…”
“Estás conmigo, o contra mí…” Esa parece ser la lógica de este sexenio. Sólo me queda una duda: ¿qué no acaso así pensaba Marín?
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