Poder y Política


Manuel Cuadras

22/09/2011

 

 

PRI, alternancia, PRI


En 1911 Francisco I. Madero logra poner fin a una larga dictadura encabezada por Porfirio Díaz. Las ideas de Madero (llevar a cabo elecciones imparciales y evitar la reelección), junto con las de Villa y Zapata (repartir la tierra entre los campesinos), aunado al ideario político de los Flores Magón (en defensa de los derechos laborales) dieron como resultado el planteamiento de una Revolución del sistema mexicano.


Sin embargo, algunos críticos de la Revolución Mexicana afirman que, ante el fracaso de los postulados antes mencionados, la “revolución” no fue tal (puesto que no hubo un cambio radical respecto al régimen porfirista), sino que se trató de un simple golpe de estado exitoso que derrocó a Díaz. Algunos otros —más moderados— señalan que la Revolución está inconclusa.


Vale la pena reflexionar sobre este punto. ¿Realmente hubo una transformación profunda tras la salida de Díaz? Veamos.


¿Se acabó con la Dictadura? Sí, pero en su lugar llegó otra, esta vez, una dictadura institucionalizada


¿Se logró el reparto agrario? Parcialmente, ya que las mejores tierras quedaron en manos de los hacendados y sólo aquellas tierras áridas e improductivas se repartieron a los campesinos (y de hecho se logró hasta 1934, es decir, dos décadas después de iniciada la “revolución”, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas).


¿Mejoraron las condiciones laborales en México? Sí y no. Se consolidó el movimiento obrero, a través de sindicatos fuertes que protegían a sus representados (cosa que antes no ocurría), sin embargo, ese modelo se vició dando inicio a la etapa del corporativismo en México, lo cual, en los hechos, era una especie de sometimiento de los trabajadores (ganaron derechos, pero no libertad, vaya paradoja).No es esta una clase de historia, así que podemos aterrizar diciendo que México vivió en un siglo: Dictadura–“revolución”–Dictadura.


Así transcurrió todo el siglo XX, y esa Dictadura institucionalizada, también cosechó el desgaste que produce el poder y obtuvo el rechazo social (lo mismo que Díaz cien años antes). De esa manera, el PRI pierde la Presidencia de la República en el año 2000 ante la propuesta de un “demócrata y reformador” como Fox.


Sin embargo, la historia no se equivoca (y en ocasiones gusta de jugarnos ciertas bromas repetidas para llamar nuestra atención). El “cambio” que planteó (prometió) Fox, nunca llegó, al menos no la transformación de fondo que muchos mexicanos esperaban. Su gran logro –al igual que Madero- fue ponerle fin a la Dictadura.


Seis años después, Calderón se roba la Presidencia de la República, impidiendo la consolidación de la democracia (como V. Huerta, que gracias a su traición, impidió que México continuara con la celebración de elecciones limpias).


Hoy existen muchas probabilidades de que el PRI recupere la Presidencia de la República, sin embargo, sus altas posibilidades se deben, no a que haya experimentado una transformación interna, sino por el descontento ciudadano hacia los gobiernos panistas, es decir:


El PRI sigue siendo el mismo que perdió en el 2000. El PRI de las imposiciones, del autoritarismo, de la opacidad, de las decisiones cupulares, etc.


Mientras que el PAN cometió los mismos errores y abusos que el PRI, sólo que en menos tiempo.

 

Lamentable para nuestra democracia, porque eso representaría una regresión al régimen anterior, que marcaría las bases del sistema político del nuevo siglo. Ahora la expresión parece ser: Presidencialismo–alternancia-Presidencialismo.

 



 
 

 

 
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