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Poder y Política
Manuel Cuadras
25/10/2011
¿Cambio de régimen?
Contrario a lo que muchos afirman, con la llegada de Rafael Moreno Valle, las cosas no han cambiado, tampoco se han endurecido, el régimen sigue siendo el mismo, sólo que con distintos actores: nuevos protagonistas, nuevos beneficiarios, nuevos perjudicados, pero el fondo es el mismo.
Sin adentrarnos mucho a cuestiones teóricas, entendamos por régimen: la forma de gobierno, la manera en cómo se manejan las instituciones en un Estado, las reglas del juego pues (tanto escritas como no escritas). Un cambio de gobierno no implica un cambio de régimen. Por lo general, los cambios de regímenes se dan tras una revolución, golpe de Estado, golpe militar, etc. En Puebla no ha habido un cambio de régimen, veamos.
Después de una etapa de inestabilidad política en las décadas 50, 60, y parte de los 70, caracterizada por gobernantes que no culminaban sus respectivos periodos, en 1975 asume la gubernatura del estado el Dr. Alfredo Toxqui Fernández de Lara, lo cual representa el restablecimiento del orden político en Puebla (antes de Toxqui, el último gobernador en cumplir los seis años de mandato fue, Rafael Ávila Camacho).
Desde ese momento, y hasta la fecha, han pasado siete gobernadores (incluyendo a Toxqui y a Moreno Valle), sin embargo, en ningún caso hubo un cambio de régimen, sólo cambio de mando, cambio de administraciones, nada más.
El común denominador entre los siete gobernadores fue el mismo: candidatos impuestos, control de la prensa, opacidad financiera, negocios gubernamentales, etc. Era como ver la misma obra, con diferentes actores, cada sexenio: Un gobernador poderoso que decidía y controlaba todo; una prensa amiga; algunos consentidos; algunos beneficiarios; uno que otro disidente; y uno que otro perseguido.
Los nombres era lo único que cambiaba. Los nombres de funcionarios de gobierno; funcionarios partidistas; los columnistas con derecho de picaporte; los empresarios consentidos; las listas de aspirantes, etc. La mecánica siempre fue la misma. ¿Quién se extraña entonces de la “forma de gobernar” de Moreno Valle? Es la misma que hemos visto desde 1975. Nuevos hombres y nuevos nombres, eso es todo.
Quienes se quejan de “persecución” son los mismos que el sexenio pasado fueron consentidos del sistema. Quienes hoy se dicen víctimas, olvidan que en el pasado reciente fueron victimarios de muchos enemigos del sistema (en turno). Aquellos que hoy claman por un trato digno a los medios de comunicación, pasan por alto que el sexenio anterior asfixió presupuestalmente a los medios que consideraba incómodos. ¿Y qué decir de los nuevos paladines de la democracia? Resulta curioso que quienes hoy se dicen “víctimas de la imposición”, hace poco tiempo elevaban porras y fanfarrias a candidatos impuestos desde Casa Puebla. En fin, paradojas de la vida y de nuestro sistema político.
Para entender mejor este nuevo capítulo en la historia de Puebla, es necesario, eso sí, analizar la formación del nuevo gobernador (sus filias, sus fobias, sus complejos); así como la naturaleza del PAN y del PRI (inexpertos ante una coyuntura como esta). De eso hablaremos en la próxima entrega.
*El Alcalde patiño
Es triste ver cuando una persona pierde el respeto por sí mismo, pero es más triste aún cuando se trata de un gobernante. Si usted es amigo, colaborador o familiar de Eduardo Rivera, dígale por favor que se ve ridículo repartiendo volantes en los camiones. Y si en verdad lo estima, dígale que 6 de cada 10 poblanos no saben quién diablos es Eduardo Rivera. Algo debe de estar haciendo mal ¿no? En fin, allá él, ¡pena ajena!
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