Poder y Política

Manuel Cuadras

08/10/2009

El silencio de los niños cantores


La semana pasada en este mismo espacio, hablábamos sobre la estrategia implementada por el equipo de campaña de Javier López Zavala, con el fin de posicionar al delfín en el ánimo de los poblanos, a pocos días de levantarse las primeras encuestas para definir al candidato del PRI al gobierno del Estado.

 

Dicha estrategia contemplaba la realización de llamadas telefónicas desde un call center para informar a la gente de “la gran labor” que ha hecho Zavala al frente de la Secretaría de Desarrollo Social, incluyendo preguntas como: ¿Sabía usted que Zavala ha hecho esto? ¿Sabía usted que Zavala ha hecho lo otro? ¿Ahora que lo sabe, qué opinión tiene del señor López Zavala?

 

En aquella ocasión decíamos que era un verdadero despropósito la encuesta zavalista que podría traerle más perjuicios que beneficios, ¿la razón?, el rechazo de los poblanos ante una llamada de esas características en plena época de crisis. La gente no es tonta ni se chupa el dedo, sabe que la verdadera intención de Zavala es promover su “candidatura” y por lo tanto consideran ofensivo que utilice recursos públicos (SEDESO) para lograrlo.

 

Sin embargo, no todos opinaron así, algunos periodistas “mipoes” prefirieron desviar la atención diciendo que se trataba de una “campaña negra” en contra de Zavala; que todo era parte de un complot para desprestigiar al bondadoso Secretario, y que la famosa llamada dada a conocer en algunos medios era “armada”.

 

¿Quiénes fueron esos periodistas? Los de siempre. Los niños cantores del zavalismo que en sus notas llevan el mismo tono (línea). Los que utilizan sus columnas como boletines informativos de la SEDESO. Los que pasean en sus coches lujosos presumiendo el poder del convenio ($). Los mismos que mi compañero Jesús Ramos describe en forma magistral como: aquéllos que son tan burdos y arrastrados, que si Zavala les dijera ¡cámbiate de sexo!, se lo cambian y sin estar embarazados se ponen a tejer chambritas…

 

¿Qué pensarán esos periodistas ante la inminente prueba que presentó CAMBIO el pasado martes (a través de mi compañera Selene Ríos) que puso en evidencia la estrategia zavalista? ¿Cómo refutar tales evidencias? ¿Seguirán pensando que fue un complot, que fue algo armado, que fue una campaña negra? ¿Ahora qué van a decir? ¿Que Selene inventó la llamada? ¿Que CAMBIO armó todo? Ha de ser horrible tener que defender lo indefendible, ¿no? ¿Dónde están hoy esos niños cantores y por qué tan calladitos? Seguramente sumidos en la vergüenza de sus propias palabras.

 

Termino con una anécdota de Norberto Bobbio: En alguna ocasión, en medio de una entrevista realizada al gran filósofo italiano Norberto Bobbio le preguntaban acerca de su filiación facsista en su época de joven. ¿No era acaso una contradicción e incongruencia hablar hoy de democracia cuando de joven se optó por el facsismo? Bobbio respondió: Le diré algo que tal vez pueda parecer demasiado fuerte. Hace una pausa. ¿Me pregunta por qué hasta hoy no hemos hablado de nuestro fascismo? Pues porque nos a-ver-gon-zá-ba-mos. Otra pausa y luego vuelve a silabear: Nos a-ver-gon-zá-ba-mos porque era cómodo actuar así. Pasar como fascista entre los fascistas y como antifascista entre los antifascistas…

 

¿Ocurrirá lo mismo con los niños cantores? Seguramente sí. En el fondo se A-VER-GÜEN-ZAN de su zavalismo, pero les resulta cómo actuar de esa manera: Pasar como zavalistas entre los zavalistas y callar cuando las pruebas los delatan…

 

*La apuesta


El mayor de mis respetos para las ideas de mi compañero Jesús Ramos, en algunas de ellas no coincido, pero como él mismo dice, citando a Voltaire: “Podré no estar de acuerdo con lo que piensas, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarlo”, por lo tanto, acepto la apuesta mi querido Chucho.

 



 
 

 

 
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