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Poder y Política
Manuel Cuadras
19/05/2009
Descomposición
El día de ayer mi compañero Edmundo Dantés en su columna Duelo de Espadas nos hablaba del nivel de descomposición que se vive al interior de la “burbuja” marinista. Nada más cierto que lo anterior, actualmente se vive una especie de “todos contra todos” entre los hombres (y mujeres) más poderosos del grupo dominante en Puebla.
Así es, zavalistas vs monteristas; zavalistas vs blanquistas; blanquistas vs marinistas, etcétera. Eso sin contar las guerras personales que diversos actores (que no tienen un grupo político como tal) libran en contra de otro actor político, por ejemplo: Armenta vs Blanca; Deloya vs Zavala; Valentín vs Zavala; Agüera vs Montero (bueno en realidad es: Agüera vs todos) en fin…
Ya lo habíamos dicho, conforme se acerque más el final del sexenio el poder se agotará y las pugnas se intensificarán. Es la lógica del poder, es la lógica de la supervivencia: las lealtades se acaban (al igual que las formas y el respeto) y las traiciones y golpes bajos se vuelven un mecanismo para lograr la permanencia.
Imagínelo de la siguiente manera: ¿Recuerda la película de Titanic? ¿Era un barco poderoso cierto?, parecía imbatible. En su momento, nadie dudaba que lograría su objetivo: cruzar el Atlántico. “Ni Dios podría sumergirlo” (decían los soberbios creadores del proyecto). Tenía un capitán, todos lo respetaban, era la máxima autoridad del barco: experimentado, exitoso, todo un líder. ¿Qué pasó después? Casi nada, un iceberg (que representa aquellas cosas que salen de nuestro alcance) se interpuso entre los planes del “poderoso” barco. El Titanic comenzó a hundirse. La tripulación enloqueció. Todos querían salvarse. El capitán fue incapaz de contener el desorden. Sus almirantes menos. Al final, la investidura de las autoridades del barco se vio rebasada por una tripulación deseosa de salvarse. Por supuesto, como bien se sabe, las ratas fueron las primeras en salir disparadas.
Algo similar ocurre con el proyecto marinista. Parecía imbatible. A la fecha hay algunos (ingenuos) que creen que logrará su objetivo: cruzar el sexenio. “Ni la Dirigencia Nacional podrá impedirlo” (dicen los soberbios creadores del proyecto). Tiene un capitán, todos lo respetan, es (hasta el momento) la máxima autoridad del barco: experimentado, exitoso, todo un líder. ¿Qué pasará después? Casi nada, que —al igual que el Titanic— se hundirá por aquellos factores que salen del alcance del marinismo. Comenzará entonces a hundirse (de hecho ya lo estamos viendo). Los burócratas enloquecerán. Todos querrán salvarse. El gobernador será incapaz de contener el desorden. Sus secretarios menos. Al final, la investidura de los marinistas se verá rebasada por los miles de burócratas que desearán sobrevivir en el erario. Por supuesto, al igual que en el Titanic, las ratas serán las primeras en abandonar el barco.
Los conflictos agudos (y cada vez más constantes) entre los miembros de la élite dominante, obedecen justamente a eso: a que el marinismo se está hundiendo, eso es algo natural, si le pasó al Titanic, al imperio romano y al poderoso Ramsés, ¿por qué no habría de pasarle a Marín “El Terrible”? El problema del marinismo es que el proyecto (Z) que diseñó para cruzar el sexenio y perpetuarse en el poder, resultó ser una embarcación muy frágil y poco confiable, por lo tanto, aún a pesar de tener la indicación del capitán de sumarse a dicho proyecto, a estas alturas (con el agua entrando lentamente por las ventanas) los integrantes de la “burbuja” se jalonean unos con otros para encontrar su propio salvavidas.
Resultará interesantísimo saber quiénes serán las primeras ratas en abandonar el barco, y sobre todo, ¡las cosas que tendrán que contar! ¿Se imagina? ¿De qué cosas nos enteraremos una vez que comiencen las deslealtades (y el caos) en el barco marinista? ¿Contratos millonarios? ¿Jugosas comisiones? ¿Concesiones amañadas? ¿Compras clandestinas? ¿Lavado de dinero? ¿Algo sobre el Puebla F.C.? ¿Algún “prestanombres”? No lo sé, por eso son preguntas, digo, igual y no pasa nada…
*Mario Benedetti
El pasado domingo murió el gran Mario Benedetti, sin duda, uno de los poetas más influyentes y reconocidos de nuestra época. Recuerdo que en alguna ocasión un buen amigo me dijo: “el mejor coche, la mujer más guapa, el mejor vino y el mejor poema, es el que a uno más le gusta…” Así que, vaya pues, a manera de homenaje póstumo, y para olvidarnos un poco de las trivialidades de la política, el mejor poema de Mario Benedetti, para la mujer más guapa:
TÁCTICA Y ESTRATEGIA
Mi táctica es mirarte
aprender como sos
quererte como sos.
Mi táctica es hablarte y escucharte,
construir con palabras
un puente indestructible.
Mi táctica es quedarme en tu recuerdo,
no sé cómo, ni sé con qué pretexto,
pero quedarme en vos.
Mi táctica es ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos simulacros,
para que entre los dos no haya telón ni abismos.
Mi estrategia es en cambio,
más profunda y más simple,
mi estrategia es que un día cualquiera,
no sé cómo, ni sé con qué pretexto,
por fin me necesites…
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