Política y Economía


Luis Antonio Godina Herrera


09/12/2010


Los saldos del 2010


El año 2010 llega a su fin y, como debe ser, se impone una evaluación de lo sucedido y de lo que nos dejarán estos 365 días. Muchos son los aspectos que se pueden y deben analizar, pero como debe ser empezaré por la parte económica y después la política, para terminar con una reflexión sobre los saldos del gobierno al concluir su cuarto año de ejercicio.


La crisis de 2008-2009 no fue superada y los avances no colocan a la economía del país al nivel previo a la crisis, la economía mexicana es más dependiente que nunca de lo que pase con la situación económica de Estados Unidos, en diez años de panismo la tendencia apuntada por el Tratado de Libre Comercio se ha acentuado, como bien señala el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de La Cámara de Diputados: “En el tercer trimestre de 2010, el Producto Interno Bruto (PIB) aumentó por tercer trimestre consecutivo después de haber caído cinco veces seguidas; no obstante, continúa sin alcanzar su monto monetario máximo observado al cierre de 2007.”


Según los expertos, en el 2011 la economía va a tener un comportamiento modesto que, incluso, podría poner en riesgo las metas de ingresos presupuestarios aprobados recientemente por el Congreso. Esta evolución será dramática para el empleo; la demanda de puestos de trabajo crece año con año y no se crean los empleos necesarios. Más allá de los discursos oficiales, el reto del trabajo es uno de los grandes pendientes de este gobierno. El avance nimio en el 2010 tan sólo confirma el rezago acumulado en esta materia.


En el año que termina se llevaron a cabo elecciones en diferentes estados de la República, en la mayoría el PRI obtuvo el triunfo y solamente en tres ganó una alianza opositora. Cabe señalar que al menos en dos estados en donde el PRI perdió los gobiernos presentaban un acusado desgaste, pero lo relevante, por ejemplo, es que después de casi 20 años se recuperaron por ese partido todos los municipios de Baja California, así como la mayoría absoluta en el Congreso local. No es un logro menor y debe prender, por lo menos, focos amarillos al partido del gobierno; el PRI recuperó el gobierno de Aguascalientes después de dos periodos de panismo en ese estado, lo mismo ocurrió en Tlaxcala, sin duda la pérdida de Oaxaca, Puebla y Sinaloa pesan y son logros de la alianza, lo paradójico es que quienes las encabezaban, tienen una raíz priista incuestionable.


En política las cosas tampoco caminaron bien para el presidente Calderón y su partido. El discurso pronunciado con motivo del cuarto año de gobierno y diez de Acción Nacional al frente del poder Ejecutivo es una muestra de la desesperación del presidente para evitar que el PRI regrese a Los Pinos. El recuento de logros publicitado en todos los medios de comunicación es por demás débil, en todos los casos, de los diez ejemplos que puso el presidente, se dicen verdades a medias. En todos los casos se trata de tareas que cualquier gobierno tenía la obligación de enfrentar. No han hecho ninguna gracia.


Este año la violencia se incrementó de manera desmedida. Según el diario Milenio (1/12/2010) durante el sexenio de Felipe Calderón se han producido 28 mil 615 ejecuciones, de las cuales 11 mil 730 se dieron entre enero y noviembre de este año, es decir el 41 por ciento del total. Nadie en su sano juicio sostiene que hay que pactar con el crimen organizado, pero sí exige que la estrategia se ajuste y sea integral.


Por todo ello, no es de extrañar la pérdida de puntos en la calificación del presidente Calderón. Según la encuesta de Consulta Mitofsky de noviembre de este año, lo aprueba el 53 por ciento de la población, pero el 59 por ciento sostiene que el rumbo del país está equivocado y los principales problemas son la economía y la seguridad. El saldo es claro al mes de noviembre: el partido del presidente perdería dos a uno las elecciones.


La información vista de conjunto es una buena fotografía de cómo termina el año para el gobierno y su partido y cómo los mexicanos evalúan a sus autoridades. A pesar de la difusión de logros los problemas permanecen, la seguridad no cesa y el empleo no llega, los salarios no alcanzan. Por eso reprueban al presidente y se alejan de su partido.


Los saldos del 2010 son claros: escaso crecimiento, alto desempleo, inseguridad y pobreza creciente, la mayor de América Latina según la Comisión Económica para América Latina de la Organización de las Naciones Unidas, así como una relación tirante entre el partido del gobierno y el partido que tiene la mayoría en la Cámara de Diputados y en las gubernaturas. No fue bueno el 2010.

 

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