El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinará otorgar la constancia de mayoría a Enrique Peña Nieto, misma que lo acreditará a partir de ese momento como Presidente Electo para el periodo Constitucional 2012 – 2018. Los diferentes partidos que postularon a Andrés Manuel López Obrador, se encuentran a la espera de ese fallo para determinar las acciones a seguir en su afán por que se declare inválida la elección del pasado primero de julio.
Según sus líderes (AMLO incluido) esperan que el Tribunal se apegue a la ley para determinar su veredicto, mismo que de acuerdo a la Constitución es definitivo e inatacable. Sin embargo han dejado claro que su estrategia tiene como fin ese propósito, y que por tanto, no han definido las acciones si el Tribunal declara válida la elección. Ante eso se pueden prever los escenarios siguientes:
Primero: gana el grupo de los “Chuchos”, lo que implicaría que se reconoce el resultado y se apuesta por una izquierda con simpatías con algunos grupos del PRI, pero sobre todo dispuesta a conformar un grupo opositor amplio con el PAN, con el único propósito de evitar que el PRI y sus aliados tomen el control absoluto en ambas cámaras federales. Este escenario permitiría que se avance en el trabajo legislativo antes de la toma de posesión del nuevo gobierno el primero de diciembre próximo. La definición de los coordinadores parlamentarios del PRD apuntan en ese sentido, pero esa no es toda la izquierda.
Segundo: se radicaliza el movimiento de AMLO, este escenario no deja de ser factible. Muchos han señalado que el ex candidato presidencial lo que procura es posicionarse para el 2018, en lo personal considero que además de eso pretende ensuciar el proceso y la toma de posesión misma. En ese sentido, cabría esperar acciones de mucha mayor intensidad que las experimentadas hace seis años con la toma del Paseo de la Reforma. El trabajo legislativo se paralizaría y se corre el riesgo que la ceremonia de toma de posesión se llevara a cabo fuera del Congreso, por primera vez en la historia reciente de México.
Tercero: el rompimiento de las izquierdas, aunque poco probable no deja de ser factible que las izquierdas no lleguen a un acuerdo y que una parte del PRD apueste por el proyecto de Ebrard – Camacho y los “Chuchos” y otra se mantenga fiel al lopezobradorismo. No olvidemos que los primeros, tienen a Ebrard como su “delfín” para el 2018, en competencia franca con AMLO; una primera señal de ese cada vez más evidente conflicto puede presentarse cuando unos reconozcan la determinación del Tribunal y otros la combatan de manera abierta e incluso violenta. En este caso el trabajo en las cámaras federales avanzarían, pero de manera lenta, por su parte, las relaciones entre los gobernadores de la izquierda y el gobierno federal serían por demás normales.
En cualquier caso la izquierda apostará a sacar raja de un conflicto poselectoral ideado por ellos, imaginado por ellos y promovido por ellos. Para la mayor parte de la sociedad la elección del primero de julio es cosa juzgada, es tiempo de pasar a las acciones y a exigir un buen gobierno. Los electores a final de cuentas probaron la eficacia del voto: sacaron del gobierno a un Partido que no les dio los resultados que ofreció y esperaban. Esa y no otra es la democracia moderna.
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