Política y Economía
Luis Antonio Godina Herrera
25/11/2010
El presupuesto engañoso
El pasado 15 de noviembre la Cámara de Diputados aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2011. Lo hizo casi por unanimidad. El PAN, el PRI y el PRD, así como el Partido Verde, parte del Partido del Trabajo y de Convergencia dieron su voto al proyecto del presidente. Cabe señalar que pocas personas en este país saben que el Presupuesto de Egresos del Gobierno federal (PEF) se negocia de noche o bien entrada la madrugada. Esta afirmación parecería ir a contrapelo de lo que la mayoría de los ciudadanos cuestionan sobre el trabajo de los legisladores, quienes tienen la enorme responsabilidad, concentrada en pocas manos, de revisar, negociar y, en su momento, aprobar el gasto público federal. Lo reitero y lo hago porque me consta: las y los diputados involucrados en la negociación presupuestal trabajan al límite de la resistencia humana. Son días y noches con pocas horas de sueño, intensas negociaciones y presión al máximo. Lo mismo vale decir para los funcionarios del Gobierno federal que son actores centrales en el proceso de aprobación del presupuesto.
Para la aprobación del presupuesto federal 2011 las cosas no variaron mucho. Fue la misma tensión, pero el resultado no dejó contento a nadie; en virtud del modelo de negociación se hizo evidente su agotamiento. El Congreso y el Ejecutivo tienen la necesidad de imaginar y diseñar nuevas formas para ponerse de acuerdo.
El monto total del gasto que determinaron los diputados ascendió, en su conjunto (si se consideran los recursos provenientes de la Ley de Ingresos, que suman 60.5 miles de millones de pesos), a poco más de 100 mil millones de pesos; cifra similar a la que en promedio la Cámara de Diputados ha dispuesto en los últimos diez años. El debate este año se dio en torno a la orientación de esos recursos, más que a su origen. En ese sentido, los diputados le corrigieron la plana al Ejecutivo en materia de carreteras, agua, educación y salud, por ejemplo.
Por lo que hace al texto del Decreto de PEF 2011, en donde se establecen las reglas anuales para que el Ejecutivo pueda gastar, la Cámara de Diputados agregó cambios importantes a la propuesta del gobierno. Es el caso de la transparencia en el gasto federalizado, pero también en las reglas de operación para gastar los recursos de los programas sociales, en donde se prevé una participación mucho más activa y vinculante de las comisiones del Congreso. La Cámara también aprobó disposiciones para profundizar el control sobre el gasto corriente del Gobierno federal, ya que se reforzó el Programa Nacional de Reducción del Gasto Público.
Sin embargo, la mayor parte del presupuesto enviado por el presidente no fue tocado por los diputados. Lo anterior obedece a que una buena parte del mismo tiene que ver con gasto atado a leyes que especifican el monto de recursos que se debe destinar a una determinada actividad o sector. Es el caso de las aportaciones al Seguro Social o al ISSSTE, o bien gasto relativo a la operación de Pemex y CFE.
Un tema sobre el que se deberá tener especial cuidado a lo largo del año entrante es la forma en que se transparente el gasto educativo y de salud que proviene del Gobierno federal, a través del llamado Ramo 33. Los diputados ratificaron la intención del presidente de transparentar el ejercicio de esos recursos a través de un padrón de maestros actualizado y que responda a la realidad del estado de Puebla. Mucho habrá de trabajar el nuevo gobierno para poner en orden ese rubro y que la transparencia no sólo sirva como un instrumento de golpeteo a un sector, sino que se convierta en la punta de lanza para mejorar de una vez por todas la calidad educativa y de salud en Puebla.
A pesar de los avances, es urgente desarrollar un nuevo método de integración, negociación y aprobación del presupuesto; los 100 mil millones de pesos determinados por el Congreso son poco más de la sexta parte de las necesidades que los propios diputados identificaron o solicitaron. Esta forma de presupuestar ya no aguanta más. Los diputados tienen que profundizar en el análisis del presupuesto, lo tienen que hacer a partir de la solidez técnica que requiere el presupuesto de un país como el nuestro. Deben de dejar de pelearse por las hojas y centrarse en la raíz del presupuesto federal.
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