La disputa electoral de diputaciones y ayuntamientos locales
Los partidos políticos, esté fin de semana debieron acreditar ante el IEE, a sus candidatos en los 217 ayuntamientos poblanos, también en los 26 distritos electorales, algunos cubrieron todo, otros sólo parcialmente, y por último las disputadas listas de plurinominales cerraran la primera etapa del proceso electoral.
Durante está etapa comicial, muchas disputas internas vivieron los institutos partidarios, algunas han fueron convulsionadas, los enfrentamientos no faltaron, el reacomodo de sus fuerzas partidarias también estuvo presente, la confrontación por el poder ahí sigue, las pasiones se desbordaron, los ajustes de cuentas llegaran, el resentimiento político y el paso de un partido a otro fueron el pan de cada día, algunos de estos símbolos son viejos y otros hicieron su aparición.
Las burocracias partidarias jugaron su papel, unas con éxito, otras de manera regular, en algunos casos las direcciones nacionales intervinieron, la verticalidad de los aparatos políticos también se impuso, muchas heridas aún no cierran, los saldos internos para los partidos políticos no son muy buenos que digamos.
Sin embargo han pasado la primera página de las reglas electorales, algunos llegan fortalecidos, otros debilitados y los menos simplemente participaran sin tener un objetivo del poder. Con el inició formal de las campañas, también comienza la disputa legal por ganar la mayoría política en el estado, una contienda con enfoques y estrategias electorales nuevos, bajo un contexto nacional y local que de una u otra forma influirá.
Es claro que el bipartidismo tendrá sus efectos, sobretodo en la capital poblana y en algunas otras cabeceras distritales, pero regionalmente se modificara el mapa electoral en Puebla, por la presencia de nuevos partidos. Unos van a contribuir al equilibrio de los poderes regionales, otros servirán para legitimar a quien gane y los menos representativos se quedaran muy focalizados.
De mucho depende el registro de sus candidaturas, de antemano la coalición “Unidos para Ganar” formada por el PRI – PVEM, cubrió los 217 municipios y los 26 distritos, el PAN hizo lo mismo, la alianza “Por el Bien de Puebla” sólo una tercera parte, seguido del PANAL, PT, Alternativa Socialdemócrata y PEC.
En medio de esta contienda intermedia veremos como las campañas mercadológicas y de imagen, suplen los argumentos, las propuestas e ideas políticas; los candidatos de la capital poblana serán el eje principal de las elecciones, impondrán la agenda política, sobre ellos estará toda la atención de los medios y el debate político.
Son muchas las razones y los intereses que se juegan en el centro de la entidad, de un modo u otro va implícito el control del Congreso Local y en un mediano plazo del propio gobierno estatal.
Que más quisiéramos que la izquierda electoral, representada en la alianza “Por el Bien de Puebla” estuviera metida en la disputa, pero sus problemas internos, su reducida visión de poder y sus errores los han excluido en estos momentos.
La disputa se concentrará en dos fuerzas: la coalición “Unidos para Ganar” PRI- PVEM y Acción Nacional, será una confrontación de aparatos partidarios, de estructuras, de estrategias y tácticas electorales, de lo malo y bueno, de lo legal e ilegal; nadie cederá nada, irán a fondo e intervendrán poderes fácticos, presionaran sus dirigencias nacionales, el corporativismo y la participación de los gobiernos estatal y federal será de manera muy discreta.
¿Cuál es el objetivo? para el PRI se reduce a una sola cosa, mantener la mayoría en la próxima legislatura local, gobernar el mayor número de municipios en el estado, que les garantice mantener su fuerza y legitimar su gobierno; para el PAN significa su última oportunidad en el estado, no habrá condiciones y tampoco otra coyuntura política como la que viven en estos momentos, para permitirles acceder al gobierno. Además para su dirigencia nacional, es prioridad partidaria defender con todo Puebla, sus fracasos electorales en los estados del sureste son desastrosos y trágicos para un partido que dirige al país.
Por otro lado los comicios del 11 de noviembre, también aportaran nuevos fenómenos políticos, veremos como se mueven las demás fuerzas políticas y hacía donde, quiénes conservarán su presencia, los que obtendrán su registro y el fracaso de otros.
Están a prueba también los propios órganos electorales, aparte de ser el árbitro de los comicios, los consejeros electorales tienen la obligación legal de procesar unas elecciones democráticas y equitativas. El voto de los electores vale más que su propia representación, son ellos la salvaguarda de que los sufragios cuenten y sean limpios, tienen que ejercer su autoridad jurídica para detener cualquier abuso electoral y la impunidad que se presenta en las elecciones.
Hasta el momento su papel no ha sido el mejor, tuvieron miedo de detener las campañas adelantadas del PRI y el PAN, su opacidad es voluntaria, falta dirigencia y carácter de quien conduce está institución.
Dan la impresión de cuidarse de todo, cualquier decisión que toman siempre es tardía, miran hacía los espejos del PRI y el PAN, para que evitar su molestia y ser criticados. Buscan ser un organismo autónomo y se convierten en rehenes de ellos mismos, no están siendo los interlocutores entre el electorado y los partidos políticos, se requiere más fuerza en su mediación.
Las elecciones que vienen no serán una tersura y tampoco de alto nivel político, la civilidad es simplemente un cuento, los dos bloques partidarios y de poder van a un choque de trenes, saben perfectamente lo que buscan y la valía de los votos.
En las elecciones del 11 de noviembre, para unos es: mantener el continuismo del poder, para otros es: arrebatar el poder y para la izquierda legal de manera simple es: seguir siendo parte de él.
La percepción de los ciudadanos no es la mejor sobre partidos y política, esperemos que por el bien de la democracia participativa, no vaya suceder que el abstencionismo se imponga y sea el ganador de las elecciones el próximo 11 de noviembre.