Pulso Político


Gabriel Sánchez Andraca

04/01/2012

 

La ingenuidad de los políticos

Los políticos de todos los partidos tienen virtudes y defectos, y abundan más los que tienen más de lo segundo que de lo primero, pues sobre todo en los años que el país cayó en manos de la tecnocracia encabezada por Carlos Salinas de Gortari llegaron al poder jóvenes llenos de títulos académicos expedidos por universidades extranjeras, principalmente gringas, que sabían de todo menos de política, que carecían de sensibilidad social y que ignoraban la historia de México.


Esa ola de brillantes jóvenes fueron finalmente los que llevaron al PRI a la derrota en el 2000, entregando el poder al Partido Acción Nacional, representante, históricamente, de la corriente ideológica y política contraria a la que dio origen al priismo.


Con el PAN, que ya no era el PAN original de Manuel Gómez Morín sino una mala copia del PRI, encabezada por un empresario, que antes fue priista, Manuel J. Clouthier, El Maquío, se inició el llamado neopanismo y pudo llegar a Los Pinos con Vicente Fox como candidato presidencial, que ya en el poder afirmó que su gobierno era un gobierno de empresarios al servicio de los empresarios. Es decir, había terminado la etapa del liberalismo histórico, de la política social destinada a favorecer a los que menos tienen, de la idea de hacer de este país una nación más igualitaria, con oportunidades de educación, de salud y de trabajo para todos.


En realidad esa etapa de la vida de México, que alcanzó su mayor esplendor con el presidente Lázaro Cárdenas, había terminado unos años antes con los neoliberales de Carlos Salinas, cuya primera etapa se inició con Miguel de la Madrid.


La imposición del sistema económico neoliberal y el desconocimiento del oficio político y de la historia nacional, de la inmensa mayoría de los tecnócratas que ocupaban los puestos más importantes del gobierno federal, provocaron en dos décadas el derrumbe del priismo y la llegada al poder del partido conservador que siguió los pasos de la tecnocracia priista, con menos inteligencia, con menos conocimiento de la problemática nacional y con menos sensibilidad social, pues los empresarios no tienen ideología de ninguna especie, tienen intereses y el PAN ya no era el partido de los apóstoles de la democracia, como alguna vez se les dijo, sino un partido de empresarios, de negociantes, pues. Eso, en doce años de gobiernos federales panistas ha provocado que el país haya llegado a la situación en que actualmente se encuentra.


Inseguridad, elevada criminalidad, desplome económico, desempleo, mayor pobreza, en fin… Según los organismos internacionales como la OCDE, la CEPAL, etcétera, el país con menos crecimiento de América Latina, el que tiene mayor número de pobres y el que menos ha podido reducir esa pobreza de sus habitantes, al igual que Honduras, país centroamericano cuyo territorio y población son del tamaño de alguna entidad mexicana.


La decadencia de México en las tres últimas décadas ha sido en todos los sentidos. Los políticos de hoy son de menor calidad que los que gobernaron al país en décadas anteriores a la llegada del neoliberalismo: tienen menos conocimiento de lo que es y ha sido este país, tienen menor sentimiento patriótico, son más corruptos, menos sensibles a las necesidades del pueblo. Muchos son verdaderos oportunistas metidos a la política a la que ven sólo como negocio. Y así nos ha ido.


Pero muchos de ellos, de los nuevos políticos de todos los partidos, tienen además de los grandes defectos que ya hemos señalado, el de ser ingenuos.


Hay priistas que creen que inscribiéndose como aspirantes a senadores o diputados y buscando el apoyo de algunos de los delegados a las asambleas convocadas para elegir candidatos, en las fechas que señalan sus convocatorias, pueden llegar a triunfar, pues el PRI, según ellos, es ya un partido democrático o ellos lo van a hacer democrático obligando a las dirigencias a respetar la voluntad mayoritaria de los delegados.


Hay panistas, como doña Augusta Valentina Díaz de Rivera, virtual candidata del partido azul a una senaduría por Puebla, que dicen que basarán su campaña, en el regreso del PAN a sus orígenes, a su lucha contra la antidemocracia, contra la corrupción, contra las imposiciones, sin darse cuenta o sin querer darse cuenta, que ellos, los panistas en el poder, están dando muestras de ser más antidemocráticos, más corruptos, más impositivos que lo que han sido los priistas que llevan años de vuelo.


Las concertacesiones, inventadas por Carlos Salinas, para empezar a darle probaditas de poder al PAN, se iniciaron en 1987 cuando al PAN lo dirigía esa reliquia del partido azul, don Luis H. Álvarez y tenía como su principal negociador al llamado Jefe Diego, el mismo que dijo, respecto al gobierno salinista, que le había robado al PAN su programa de gobierno, un programa totalmente derechista, de economía neoliberal, que ha provocado en el país desempleo, más pobreza, el empobrecimiento de la clase media y el que seamos el país colero en América Latina.


En estas elecciones, los ciudadanos debemos exigir de los candidatos a senadores y diputados proyectos serios, realizables, para sacar al país de la grave situación en que se encuentra.


Son millones de jóvenes mexicanos los que carecen de un futuro promisorio, realicen o no realicen estudios superiores.


Se quiere culpar a la crisis mundial de los problemas de México y eso indudablemente afecta, pero ¿por qué países de América Latina como Argentina, Panamá, Brasil, Bolivia, Ecuador o Perú han logrado en esta época mayor crecimiento y mayores oportunidades para sus ciudadanos? La clave está en sus políticos.

 



 
 

 

 
Todos los Columnistas