Pulso Político


Gabriel Sánchez Andraca

09/07/2010

“Los dioses ciegan a quienes quieren perder”


Si los priístas no asimilan su derrota e inician una guerra interna de grupos para controlar su partido, van a acabar hechos trizas, y eso los mantendrá mucho tiempo fuera del poder.


La derrota electoral del pasado domingo 4 de julio, parece que a muchos los ha hecho enloquecer. Empezaron por señalar culpables, por lanzar acusaciones sin ton ni son, por asumirse como los únicos que trabajaron por su partido, como los únicos que saben como hacerlo, y ahora se habla de los grupos que quieren el control del comité estatal.


¿Pero qué no se dan cuenta de que esas divisiones internas provocan el debilitamiento de las estructuras de una institución partidista y que no hay nada peor para un partido político que la confrontación y la división interna?


Los grupos que se disputan la dirigencia, ya se están lanzado ataques unos a otros. Eso va a crear resentimientos, va a generar odios y rencores y el PRI acabará siendo como un PRD grandote, dividido y confrontado sin posibilidades de arreglo.


Las confrontaciones internas son el origen del abandono del trabajo partidista; no se crea estructura, priva la desorganización y surge “la grilla” que no es otra cosa que un “chismerío” espantoso que rompe con la armonía que debe existir entre miembros de una organización que supuestamente tiene fines comunes.


Ayer platicando con nuestro amigo Melitón Morales Sánchez, que fue dirigente estatal del PRI y de la Liga de Comunidades Agrarias sobre este tema, manifestó que en lo personal, él sigue manteniendo el respeto y el aprecio por el gobernador Mario Marín y por quien abanderó a su partido en la lucha por la gubernatura, Javier López Zavala y considera que la deturpación que algunos priístas están haciendo de dirigentes, candidatos y autoridades, es terriblemente dañina para la organización partidista, que puede conducir a males mayores.


Dijo que la derrota de su partido, se debe a diversos factores internos y externos y que eso hay que analizar, para que se hagan las correcciones que haya que hacer, a fin de no cometer en el futuro los mismos errores, o caer en las mismas trampas.


Por el momento y mientras se apaciguan las aguas, lo mejor es no apresurarse, actuar con cautela pero sobre todo con inteligencia.


Hay muchos priístas experimentados, que han ocupado importantes puestos políticos y públicos y que podrían aportar opiniones de importancia para afrontar la inédita situación por la que pasa el tricolor en la entidad. Una situación como la actual, debe afrontarse con madurez, con inteligencia, con mesura y no alocarse, como se han alocado muchos priístas, que en gran cantidad de casos, no tienen ni experiencia política, ni solidez ideológica, ni militancia comprobada, que han sido arribistas y nada más que eso.

 

El de Eduardo Rivera, será el tercer ayuntamiento panista

 

Eduardo Rivera Pérez, que ya recibió su constancia de mayoría, será el tercer panista que llegue a gobernar el municipio que es capital del estado.


Tanto él, como su contrincante del PRI, Mario Montero Serrano, llevaron a cabo campañas respetuosas, sin ostentación, discretas y que a pesar de eso, tuvieron penetración entre la ciudadanía.


Rivera Pérez, es un joven panista, formado en las juventudes de su partido, que tuvo a su cargo la dirigencia estatal de su partido y que antes de ser candidato a la alcaldía, fue diputado local.


En su carrera política ha dado muestras de ser respetuoso, conocedor y comprometido con la ideología panista. Se trata pues, de un político con formación partidista, con trayectoria y pese a su juventud, con madurez.


Sus antecesores panistas en el cargo, no tuvieron esas características: Gabriel Hinojosa Rivero, nunca fue militante del PAN. Su papá, el ingeniero Luis Hinojosa González, sí fue un panista reconocido, que en los tiempos heroicos del panismo, cuando luchaban en gran desventaja contra un PRI que era prácticamente el dueño del país, fue candidato a diputado federal, a senador de la república y dirigente estatal de su partido. Don Gabriel, su hijo, llegó a la candidatura a la presidencia municipal de Puebla, designado por la Coparmex , el organismo empresarial que fue dueño de la franquicia del PAN, cuando ese partido cayó en las manos de los organismos patronales, después de la nacionalización de la banca por José López Portillo.


El otro presidente municipal panista, fue el señor arquitecto don Luis Eduardo del Sagrado Corazón de Jesús Paredes y Moctezuma, (uuuuffff) un personaje que en el poder, se dedicó a hacer experimentos costosos e inservibles, como el de pretender construir un estacionamiento abajo del zócalo capitalino. Al no lograrlo, pues lo rechazó toda la población, en parte del enorme hoyo que había abierto a un costado de la catedral, quiso hacerlo basurero, para almacenar en él la basura que se generaba en el centro. El gobierno municipal de Enrique Doger Guerrero, tuvo que clausurarlo, pues la brillante idea del segundo alcalde panista, hacía que el principal centro de reunión de los poblanos apestara a rayos. Sus máximas obras fueron: el paso a desnivel de la Paz-boulevard Atlixco , por el que se filtra gran cantidad de aguas sulfurosas y el monumento al “Angel Custodio” en el bulevar 5 de mayo, del que el egregio esposo de la señora Marta, en visita que hizo a Puebla como miembro de la pareja presidencial dijo cuando don Luis Eduardo, etc., etc., etc., se lo mostró: “No parece ángel”….

 

Todo mundo espera que Eduardo Rivera Pérez, sea un presidente municipal distinto a sus antecesores correligionarios y que él sí gobierne con realismo y no ande soñando con la Puebla del 2031 sino a la Puebla del 2011-2014.

 



 
 

 

 
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