Pulso Político 
         
        Gabriel Sánchez Andraca 
        13/04/2012 
          
        ¿Quiénes abuchearon a Bartlett? 
         
		La Plaza de la  Concordia de la vecina ciudad de San Pedro Cholula, es una de las plazas más  grandes del estado. Su explanada estaba completamente llena de ciudadanos que fueron  a escuchar al candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. Se calcula  que había entre 8 y 10 mil personas. ¿Cuántos de esos le chiflaron al candidato  a senador de la república del Movimiento Progresista, Manuel Bartlett Díaz,  cuando pronunciaba el discurso de bienvenida? Fueron exactamente once personas,  según nos dice un confiable testigo presencial. 
		 
		  Hay quienes afirman,  que eran gente que obedece al aspirante a candidato a senador de la república  de la alianza de izquierda y dirigente del partido Movimiento Ciudadano. 
		 
		  Desplegaron dos mantas  con leyendas contra Bartlett y empezaron a gritar “fuera Bartlett, fuera  Bartlett”. Pero ahí mismo surgió un grupo que empezó a lanzar gritos a favor  del candidato al senado y hubo un momento en que pareció que se iban a  enfrentar los dos grupos. Alguien intervino y los ánimos se calmaron, las  mantas se enrollaron y ya no pasó nada. 
		 
		  Se buscaba un golpe  mediático y se logró. Varios diarios de la ciudad de México le dieron más  importancia a ese incidente, que fue realmente mínimo, que a lo que Andrés  Manuel López Obrador, dijo en su discurso. 
		 
		  Manuel Bartlett es un  personaje importante dentro de la política nacional, que ha cobrado relevancia  desde hace poco más de una década, durante su paso por el Senado de la  República, en el sexenio de Vicente Fox, todavía como priista, pues empezó a  señalar los errores del PRI, su derechización, sus alianzas con el PAN. Empezó  a oponerse a la política energética (privatización de Pemex y de la Comisión  Federal de Electricidad) a criticar la política económica neoliberal que ha  llevado a la concentración de la riqueza en pocas manos y al empobrecimiento de  las clases medias, al desempleo y al aumento de la dependencia alimentaria del  país, empezó pues, a defender los intereses nacionales, con un discurso que  estaba dentro de la corriente nacionalista y revolucionaria surgida a partir de  1917, que tomó forma y fuerza durante el mandato del general Lázaro Cárdenas. 
		 
		  Eso le provocó  problemas dentro de su partido, el Revolucionario Institucional, controlado por  los neoliberales y los oportunistas de siempre, que lo empezaron a relegar. 
		 
		  En esta elección,  altos dirigentes de los partidos de izquierda lo invitaron a participar como  candidato a senador y aceptó y es lógico, que sus adversario políticos busquen  entorpecer sus aspiraciones, pues no les conviene que dentro del Senado, haya  una voz que interfiera sus proyectos, pues Bartlett, ellos lo saben, lo puede  hacer muy bien. 
		 
		  Tal vez algunos medios  informativos, sigan manejando esto de la rechifla, pero usted ya está  informado de la verdad y podrá sacar sus conclusiones. 
		  
		Un buen acto el del  miércoles 
		 
		  El mitin de apoyo a  la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, por otra parte, fue una  revelación del apoyo que tiene en Puebla. 
		 
		  Los priistas pueden  realizar actos similares, pero con sus propios métodos. Los panistas no  lograrían una concentración igual, ni aunque se fueran de rodillas a la  Basílica de Guadalupe. 
		 
		  La izquierda es una  corriente que, lo hemos dicho aquí, está muy dividida y enfrentados los grupos  que la conforman. Pero Andrés Manuel une a la mayor parte de esos grupos. 
		 
		  Y hay un factor que no  existió hace seis años. Se llama Movimiento de Renovación Nacional (Morena) que  constituye la verdadera fuerza organizada del candidato presidencial. 
		 
		  Ya le hemos contado  que hace seis años, a pesar de la arrolladora simpatía que Andrés Manuel López  Obrador tuvo como aspirante a la presidencia, los perredistas y sus aliados, no  pudieron reclutar a un puñado de esos simpatizantes para que vigilaran mil cien  casillas en el estado, que funcionaron sin representantes de los partidos de  izquierda. 
		 
		  Lógicamente, no podían  defender ningún triunfo sin las actas firmadas, pues en las casillas no había  nadie que defendiera su triunfo y quien obtuviera esas actas para hacerlas  valer ante las autoridades electorales. Fueron mil cien casillas perdidas. Con  Morena, las cosas pueden cambiar, pues se trata de un movimiento que es  progresista y que está al margen de los intereses de los partidos que dicen ser  de izquierda. 
		  
		Campañas  descafeinadas 
		 
		  Ya se iniciaron las  campañas de senadores y diputados federales, es decir, ya los candidatos están  trabajando en los distritos que aspiran a representar. 
		 
		  Empezaron, como le  comentamos ayer, con discursos flojos, suaves, como el café sin cafeína. 
		 
		  Parecen no saber  exactamente lo que pretenden hacer, pues no se habla de propuestas para  resolver los graves problemas nacionales, como el de la inseguridad y la  violencia, el del desempleo, el aumento de la pobreza, la concentración de la  riqueza en pocas manos, el desplome de las actividades comerciales e  industriales en numerosos estados del norte, como Chihuahua, Sinaloa, Nuevo  León, Tamaulipas; el desplome del turismo en entidades como Guerrero y  Veracruz, por la violencia existente; la baja calidad de la educación y la baja  en la calidad de los servicios de salud. 
		  
		Los  supuestos partidos de oposición, parecen haber fumado la pipa de la paz con las  autoridades. No hay crítica, no hay observaciones, vivimos en un paraíso que  hace doce años creó en su imaginación Vicente Fox y que ha continuado el actual  gobierno de Felipe Calderón. Todo está bien, todo va viento en popa. Los bancos  están en manos de extranjeros; compañías extranjeras producen más energía  eléctrica que la Comisión Federal de Electricidad; las minas las explotan  extranjeros, importamos el 75 por ciento de los alimentos  básicos y por  tanto somos un país dependiente alimentario; miles y miles de campesinos y  hasta gente de clase media de las ciudades emigra a los Estados Unidos en busca  de empleo, y en fin, vivimos felices y contentos. Ningún candidato se atreve a  proponer, un cambio en la política económica neoliberal, que implantó Carlos  Salinas, en contubernio con el Fondo Económico Internacional y el Banco Mundial  y que es la causa de todo lo malo que está ocurriendo en el país, según muchos  expertos en la materia.  
		  
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