Pulso Político


Gabriel Sánchez Andraca

01/10/2009

Las remesas en la mixteca


Un problema grave está enfrentando la región sur del estado conocida como la mixteca, problema que los nuevos políticos desconocen en toda su magnitud, que los partidos soslayan y que los aspirantes a cargos de elección popular, ni siquiera mencionan.


Se trata de las remesas que los trabajadores migrantes de esa región poblana, han venido enviando desde hace años, a sus familias radicadas en sus pueblos.


Son familias que han vivido de los dólares que quincenal o mensualmente les envían sus parientes que emigraron a los Estados Unidos en busca de trabajo.


No son unas cuantas, son decenas de miles. Tan solo en la población de Axutla, a un lado de Tehuitzingo, el 54 por ciento de las familias, más de la mitad, viven o han vivido de las remesas.


Las remesas de dólares han sido una bendición y una maldición para la región sur de Puebla. Una bendición, porque les ha permitido a las familias sobrevivir con dignidad, mejorar su vivienda y contar con servicios que antes no tenían.


Han sido también una maldición, porque la mayor parte de quienes se han beneficiado de estos envíos, se han vuelto dependientes. Pocos son los que con parte del dinero, han creado pequeños negocios que ahora, en la época de las vacas flacas, les podrían ayudar mucho para superar la crisis.


No hay en toda la región un establo productor de leche, una granja avícola productora de huevo aunque fuera en pequeña o mediana escala, no hay una explotación porcina bien montada, para producir embutidos. Quienes han aprovechado algo de lo que han recibido, para crearse una fuente de trabajo, han comprado algún ganado para venderlo después de un tiempo o han puesto una miscelánea. No más.

 

La crisis, llegó cuando menos se esperaba

 

Los pueblos de la mixteca, han cambiado como consecuencia del fenómeno migratorio. La mayor parte de ellos, eran, hace unos años, pueblos formados con casas de adobe, techos de palma o de láminas de cartón. Hoy esas mismas casas están hechas de tabique y cemento y hay algunas con estilo “californiano”.


Gran parte del dinero que envían los trabajadores se utiliza para el mejoramiento de la vivienda. Quien haya conocido esos pueblos hace 20 años y va ahora, se lleva una gran sorpresa. Son pocos en los que no se nota progreso.


Pero el progreso es ficticio, se concreta a la vivienda y a los servicios básicos. Los envíos no sirvieron para el desarrollo económico sustentable. La agricultura sigue siendo tan atrasada como hace 30 o más años, no se desarrolló la ganadería, aunque se mejoraron las razas criollas, se sembraron pastizales y se construyeron bordos para detener algo del agua de lluvia para el ganado; no hay ni pequeñas ni medianas industrias y aun cuando últimamente se ha impulsado el cultivo y la industrialización de la jamaica, el cultivo de la pitahaya y de otras frutas con gran aceptación en el mercado, todavía falta inversión y tiempo para que constituyan una fuente de riqueza real en la región.


El gobierno del Estado ha hecho intentos serios por mejorar las cosas, pero la gente está mal acostumbrada. Hay más invernaderos en el centro y norte del estado, que en el sur.


Los mixtecos se volvieron en las últimas tres décadas, pueblos de consumidores: De diez años a la fecha, se han instalado en las principales ciudades de la región, supermercados, tiendas de ropa y de muebles que venden en abonos fáciles, pertenecientes a cadenas nacionales.

 

En el pecado llevan la penitencia

 

Desde el 11 de septiembre del 2001, cuando el acto terrorista que derrumbó las “torres gemelas” de Nueva York, las cosas empezaron a cambiar.


De las 22 casas de cambio (dólares por pesos) que había en Izúcar y que antes de los hechos de hace ocho años, llegaban a operar hasta con 500 mil dólares en un día, dieron un bajón quedando durante un largo tiempo en 50 mil o 100 mil. No pudieron recuperarse más.


Empezaron a bajar el monto de los envíos y la frecuencia de éstos.


Varias de las llamadas “Casas de Cambio” tuvieron que cerrar  y fueron sustituidas por “casas de empeño”.


Todavía llegan remesas, pero en mucho menos cantidad y con menor frecuencia y eso ha provocado inquietud y nerviosismo entre la gente de la región.


¿Qué van a hacer ahora los ancianos, las mujeres y los hijos que ya son jóvenes, si no saben trabajar porque han vivido como pensionados durante largos años?


El movimiento económico en ciudades como Atlixco, Izúcar, Acatlán y otras, se ha visto muy afectado en los últimos meses.


Las frecuentes fiestas por matrimonios, bautizos, 15 años, 3 años, que requerían de la presencia de conjuntos musicales ruidosos, cada día son menos. En fin, la vida en el sur, está cambiando muy rápidamente, y lo peor es que no para mejorar.

 

Abraham Paredes, un gran amigo nuestro, es uno de los mejores fotógrafos de prensa que hemos conocido. Amante de su trabajo, diariamente se le ve por el centro de la ciudad, siempre preparado para tomar una buena foto.


Los edificios más bellos de Puebla los ha captado con su cámara y ha logrado una colección extraordinaria de ellos, que muestran lo mejor de la arquitectura virreinal poblana. Pocos fotógrafos como él han logrado eso.


Ayer recibió un homenaje en el Cabildo de Puebla. Estuvieron muchos amigos, familiares y compañeros de trabajo para felicitarlo y patentizarle el reconocimiento de todos.

 

Abraham Paredes, es actualmente fotógrafo del diario La Jornada de Oriente……El día 4 de este mes que se inicia, el rector de la UAP Enrique Agüera Ibáñez, iniciará un nuevo periodo al frente de la rectoría, para el que fue electo el pasado martes con la concurrencia del 79 por ciento del padrón universitario. Su nuevo periodo se inicia este 2009 y terminará en el 2013. Fue candidato único, pero contó con el apoyo mayoritario de la comunidad universitaria.

 



 
 

 

 
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