Pulso Político


Gabriel Sánchez Andraca


La guerra fría y el 68

 

Platicando sobre los acontecimientos del 68 con nuestro amigo Melitón Morales Sánchez, ex diputado federal y local y ex dirigente estatal del PRI, nos decía que si bien es cierto que una de las razones que originaron el problema, fue el autoritarismo, la falta de diálogo, hubo otros factores importantes que contribuyeron a agravar las cosas.


“Díaz Ordaz y todos los gobernantes de esa época, fueron formados en el autoritarismo, y ya en el poder, lo ejercían convencidos de que era la mejor manera de resolver un problema de estado, como lo fue el movimiento del 68. Eso es cierto.


“Pero eso fue solo uno de los factores que contribuyeron a agravar el asunto. Hubo otros tal vez más importantes y más decisivos. No hay que olvidar que en el mundo había una Guerra Fría, entre los Estados Unidos y la Unión Soviética y que esa guerra se libraba en todas partes, pues esos países no perdían la oportunidad de golpear a su adversario sobre todo, fuera de sus fronteras.


“En México, vecino de los Estados Unidos, la embajada estadounidense siempre estaba muy activa, pues entonces nuestro país era clave para ejercer su influencia en América Latina y como consecuencia de lo anterior, también la Unión Soviética mantenía una embajada importante en nuestro país, que desplegaba una gran actividad”.


Los agentes de la CIA y de la NKVD, que se movían en México, eran muchos y bien preparados. Tenían infiltradas organizaciones políticas y estudiantiles y se cree que hasta altas esferas del gobierno.


Ya se ha comprobado la intervención de la agencia estadounidense conocida como la CIA, pero no dude que la NKVD, la agencia de espionaje soviética, también tenía infiltrados a grupos estudiantiles de las universidades, del politécnico y de las normales, principalmente.


La lucha entre el capitalismo estadounidense y el socialismo soviético, había contagiado a la sociedad mexicana, que por influencia de la jerarquía católica, hacía aparecer esa disputa, de dos sistemas económicos y políticos, como una lucha entre el bien y el mal. Los buenos eran los gringos capitalistas y los malos los soviéticos socialistas o comunistas.


NO HAY QUE OLVIDAR LA HISTORIA


La lucha entre el capitalismo y el comunismo, con la intervención de la Iglesia Católica, afectó hasta a pequeños pueblos rurales que solo sabían que los comunistas eran malos, porque lo decía el señor cura; que les quitaba sus hijos a las madres, porque eran los rumores que corrían en el pueblo.


Eso dio como resultado una feroz guerra por el control de la Universidad Autónoma de Puebla, en el 61. Un movimiento netamente liberal, se convirtió en comunista por obra y gracia de las agrupaciones derechistas que “defendían nuestras costumbres y tradiciones” de la influencia comunista. Durante varios años, las agrupaciones empresariales, el PAN y la jerarquía católica, combatieron a maestros y estudiantes progresistas porque representaban un peligro para México, un peligro para la religión del pueblo, un peligro para la propiedad privada (esto era lo más importante para ellos). Finalmente perdieron la batalla.


En el 68, ocurrió una cosa similar. Un pleito entre preparatorianos, derivó en una lucha contra el comunismo que pretendía el control de los principales centros de educación superior de México.


Por eso la derecha fue cómplice de la matanza de Tlaltelolco. Aplaudió “la energía” con la que actuó el gobierno federal de entonces. Hay que reconocer que la CIA, fue más efectiva que la NKVD.


Ahora que la Unión Soviética Socialista, ya no existe y que los Estados Unidos se encuentran en una gravísima crisis económica, recordar aquéllo, los rostros crispados de los “cristianos”, de los “comunistas”, sus enfrentamientos, el enojo de los empresarios poblanos contra la UAP, los gritos desaforados de los estudiantes de izquierda y el grito de la derecha “cristianismo sí, comunismo no”, nos parecen hasta ridículos.


Por eso nuestro amigo Melitón Morales, nos decía que no hay que olvidar el marco político y social en el que se desenvolvieron los hechos del 2 de octubre de hace cuarenta años.


LOS MOVIMIENTOS DE LOS SESENTA


¿Influyeron los movimientos del 61 en Puebla y del 68 en el Distrito Federal en la situación actual?. Indudablemente que sí. La matanza de Tlatelolco espantó a las mismas gentes del gobierno, por sus excesos y buscaron mecanismos para ir atemperando las cosas. Se inició un proceso de apertura política, para dar cabida a otras voces; se inició una apertura de los medios de información; se hicieron reformas a la ley electoral, etc.


Hay mayor tolerancia entre los ciudadanos que piensan en forma diferente, hay menos apasionamiento por ideas políticas que se ha visto que resultan pasajeras y hay desconfianza en los mensajes del clero católico, cuando mezclan la religión con las cuestiones políticas.


Nada hizo tanto daño a la Iglesia Católica, como esa guerra verbal, que a veces desembocaba en agresión física (los trabajadores de la UAP de excursión en Canoa) contra un sistema económico y político, que finalmente desapareció.


El triunfo del capitalismo, en nada benefició al catolicismo, su gran aliado, por el contrario, lo perjudicó. Las televisoras, la industria cinematográfica y muchas cosas más, se han encargado de ir minando las bases morales del catolicismo, sin que la alta jerarquía católica se atreva a condenar a ese sistema, como sí lo hizo con el comunismo.


Cuarenta años después, ya nada es igual, excepción de muchos sesentones, que se quedaron atrapados en el tiempo y que no han pasado del 68.

 



 
 

 

 
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