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Pulso Político


Gabriel Sánchez Andraca


La salvación, de abajo hacia arriba....

Platicando con Gabriel Hinojosa Rivero, primer presidente municipal del PAN en la capital del estado y actualmente candidato al mismo puesto por el Partido del Trabajo, PT, nos hablaba del municipalismo que propone, consistente en iniciar la recuperación económica, política y social del país, desde el municipio y no como lo hizo el Partido Acción Nacional, desde la Presidencia de la República.


Explicada su propuesta, que no es nueva pero que ha sido abandonada desde hace tiempo, no suena mal.


El doctor Alfredo Toxqui, siendo gobernador del Estado, propuso un plan, que desgraciadamente no se llevó a cabo, mediante el cual se formaría un cinturón de ciudades medias para proteger a la ciudad de Puebla del gigantismo, como el que ahoga al Distrito Federal y su zona connurbada.


Habría ciudades como Atlixco, Huauchinango, Teziutlán, Texmelucan y Tehuacán, con más de 150 mil habitantes, que contarían no solo con todos los servicios municipales, sino con centros educativos suficientes desde el jardín de niños hasta la universidad, pasando por escuelas técnicas y agropecuarias; servicios de salud completos y zonas industriales, asi como importantes áreas dedicadas a las actividades agropecuarias.


Otro grupo de ciudades, como Acatlán, Izúcar de Matamoros, Chignahuapan, Zacatlán, Tepeaca, Libres, Zacapoaxtla, Chiautla, Ciudad Serdán y otros importantes centros de población, se proyectarían para ser ciudades de cien mil habitantes como máximo, que también contarían con todos los servicios públicos y con instituciones educativas, de salud, áreas de desarrollo industrial y comercial, etc.


Este proyecto estaba destinado a fortalecer a los municipios del estado, a fin de que todos los poblanos encontraran en su lugar de origen o en su región, las condiciones necesarias para su desarrollo personal y el de sus familias.


LO QUE SE HUBIERA LOGRADO
Si el proyecto del doctor Toxqui se hubiera llevado a cabo tal y como estaba planeado, la entidad poblana sería otra muy distinta a la actual.


El desarrollo disparejo que se observa en el Estado y en todas las entidades del país, ha sido propiciado por el centralismo y el gigantismo urbano a nivel nacional y local.


La ciudad de México ha sido todo en la historia de este país: ha sido la ciudad donde están todos los servicios, donde se concentra el mayor número de industrias, de centros educativos, de hospitales de primer mundo, de cines, de teatros, de grandes establecimientos comerciales, etc. De ahí aquélla frase famosa de los tiempos de don Porfirio: “fuera de México, todo es Cuautitlán”.


Sin embargo, a partir de la década de los cincuenta, empezaron a surgir otros importantes centros de población, como Guadalajara, en el occidente; Monterrey, en el norte; Puebla, como entrada al sureste; León, en el bajío y así por el estilo, pero esos centros urbanos estatales, empezaron a comerse a sus pequeños pueblos, a sus pequeñas ciudades. Y luego, con los gobiernos tecnocráticos del PRI y con los gobiernos de empresarios del PAN, esto acabó empeorando, ya que la concentración de la riqueza en pocas manos ha propiciado más pobreza, más desempleo, deterioro de los servicios básicos a la población, más inseguridad.


El desempleo y la pobreza, han propiciado la emigración hacia los Estados Unidos y hay pueblos y ciudades del sur de la entidad, que no solo no crecen, sino que han decrecido. La ciudad de Puebla y Tehuacán, son las únicas ciudades del estado que muestran un desarrollo urbanístico importante, lo cual propicia una mayor concentración de la población en esos lugares y logicamente, de la riqueza.


Si el proyecto del doctor Toxqui se hubiera llevado a cabo, tal vez la ciudad de Puebla no sería lo que es hoy, una concentración de dos millones de personas cada vez con mayores problemas de transporte, agua potable y vialidades, pero la situación general del estado, sería mejor, porque decenas de sus municipios, grandes y pequeños, se hubieran visto beneficiados y desde luego, su gente.


GOBIERNA LA REPUBLICA UN PARTIDO MINORITARIO
El Partido Acción Nacional, conquistó en el año 2000, la Presidencia de la República, pero eso no convirtió al PAN en un mejor partido político de lo que era. Ni siquiera lo hizo crecer.


Hay entidades del país, como Guerrero, Oaxaca, Tabasco, Chiapas, donde el PAN practicamente no existe. Conquista los ayuntamientos de algunos pequeños municipios y logra meter a los congresos de esas entidades, dos o tres diputados de representación proporcional.


Su fuerza, como partido político, se la da la Presidencia de la República, que setenta años de priísmo la convirtieron en una fuerza realmente importante, pues controla al Ejército y se unen en torno a ella, los llamados poderes fácticos, como la Iglesia Católica, las empresas de televisión y radio y las grandes organizaciones empresariales.


Pero el PAN no tiene el control de los obreros y de los campesinos y tampoco de las clases medias populares, que sí controlaban los presidentes priístas.


Más le hubiera valido fortalecerse en el plano municipal y de ahí lanzarse a la conquista de la Presidencia de la República, que hacer lo que hizo. En siete años de gobierno federal panista, los ciudadanos ya están como Toño Sánchez y Díaz de Rivera dice que está del PRI: “hasta la madre”.

 

 

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