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Pulso Político


Gabriel Sánchez Andraca


¿Cuáles sinarquistas?


Con motivo del surgimiento de un grupo de ultraderecha, que está ligado con el Yunque y que pretende organizar un nuevo partido con esa corriente ideológica, se ha hablado mucho del Sinarquismo, organización político religiosa surgida en los últimos años treinta en el bajío, que alcanzó su mayor fuerza en los años cuarenta, con Salvador Abascal Infante, padre de Carlos Abascal Carranza ex secretario de Gobernación y que decayó en los cincuenta y sesenta, hasta casi desaparecer.


La ultraderecha está perdida en México, está fuera de la realidad nacional. Hay pequeños grupos regados en algunas entidades principalmente las del bajío, como Guanajuato, cuna del Sinarquismo, Jalisco, Aguascalientes, una zona de Michoacán, Queretaro, San Luis Potosí y Zacatecas, que no constituyen ya ningún peligro político para México.


La Unión Nacional Sinarquista, nace en 1937, para oponerse al gobierno socialista de Lázaro Cárdenas. Dos años después, en 1939, surge el Partido Acción Nacional, de derecha, que agrupa a las clases medias adineradas y a empresarios. Los sinarquistas son por lo general, campesinos pobres sin tierras o pequeños propietarios, artesanos, pequeños comerciantes, etc., con un fuerte sentido religioso católico, derivado del movimiento cristero de los años veinte.


La UNS, como se le conoce, crece en forma rápida con grupos importantes en los estados centrales incluyendo Puebla.


Un líder carismático y enérgico, entregado totalmente «al ideal sinarquista», Salvador Abascal, logra llevar al «movimiento» hasta alturas insospechadas unos cuantos años antes. Esto espanta a quienes estaban atrás de la organización (parece que no querían llegar a tanto) y hacen renunciar a Abascal a la jefatura nacional sinarquista, para lo que tuvo que intervenir el arzobispo de México, Luis María Martínez.


Lo mandan a colonizar Baja California sur, con sinarquistas michoacanos y guanajuatenses y de otras partes del bajío. Crean tres colonias, la más importante, que todavía existe, la de María Auxiliadora. Allá, en Baja California se casa y vive al igual que los colonos, en situación de pobreza extrema, pues la ayuda prometida por desde el centro, no llega. Los generales Lázaro Cárdenas, ya expresidente de la república y Mújica, michoacanos ambos, van a la colonia María Auxliadora a visitar a su paisano, pues la colonización fue un acontecimiento importante en plena Guerra Mundial. No lo encuentran pues había ido a La Paz, para recoger algunos implementos agrícolas necesarios para el trabajo del campo.


Para entonces, quienes movían estas cosas, ya tenían al Partido Acción Nacional, que agrupaba a la «gente decente» y que algunos consideran que sustituiría al sinarquismo que era un movimiento eminentemente popular y por tanto peligroso.


LOS SINARQUISTAS SE DIVIDEN
Los líderes ocultos del sinarquismo, entre ellos un un ingeniero de apellido Santa Cruz, propician la división de esa organización y una, la que decide entrar en la política, se queda con el periodico «Orden» y la que decide ser solo un movimiento ciudadanos más de tipo religioso que político, se queda con el periodico «El Sinarquista».


La fracción política crea el partido «Fuerza Popular» que participa en una elección federal en el gobierno de Miguel Alemán. En 1946, durante un mítin de sinarquistas efectuado ante el hemiciclo a Juárez, en la ciudad de México, a uno de los asistentes se le ocurre «encapuchar» al Benemérito y todos aplauden.


Hubo una reacción inmediata de todas las organizaciones revolucionarias que lograron que se retirara el registro al partido Fuerza Popular y el sinarquismo quedó solo como organización política.


En 1952, el Partido Acción Nacional, por primera vez en su historia, lanza candidato a la Presidencia de la República, al abogado jaliciense Efraín González Luna y entonces se da la primera alianza política entre estas dos organizaciones de derecha. El sinarquismo y el PAN, lanzan candidatos comunes a las diputaciones y a las senadurías.


Luego de un tiempo, la alianza se rompe y no vuelve a darse más.


Los sinarquistas buscan adueñarse el Partido Nacionalista Mexicano, pero fracasan en su intento.


Más tarde, crean el Partido Demócrata Mexicano (el del gallito) pero nunca tuvieron más de cinco diputados en el Congreso de la Unión. Ese partido se acaba al no lograr el porcentaje de votación necesaria para mantener su registro.


LA ULTRADERECHA ¿PELIGRO REAL?
En los últimos años treinta y en los cuarenta, que fue la época de oro del sinarquismo, las condiciones del país eran completamente distintas a las actuales.


Eramos mucho menos que ahora, el analfabetismo era bastante elevado y la influencia del clero católico en algunas regiones del país, las tradicionalmente católicas, era todavía fuerte.


El país ha evolucionado grandemente aunque Vicente Fox haya dicho durante su campaña, que los 71 años de priísmo habían sido años perdidos.


La educación ha sido factor de desarrollo; el analfabetismo llegó a casi eliminarse en algunos estados, la educación secundaria se extendió en todo el país y cientos de miles de jóvenes tuvieron acceso a las normales y a las universidades, asi como al Instituto Politécnico Nacional.


Como consecuencia del avance educativo, la influencia del clero cayó y surgió una clase media educada y fuerte, que pobló todas nuestras grandes ciudades.


La población campesina disminuyó considerablemente y surgió una nueva clase, la obrera, con mentalidad revolucionaria.


Si los sinarquistas en su explendor, en los años treinta y cuarenta, no pudieron hacer nada y luego con sus partidos políticos tampoco y si ahora ese «movimiento» ultraderechista casi no existe, ¿hacer un partido con una ideología semejante a la que sostuvieron en esa época, tiene sentido? ¿constituye la ultraderecha un peligro para México?. El gobierno federal panista que ha fracasado en sus intentos hasta de prohibir la minifalda, ¿podrá regresarnos al siglo XVIII con la ayuda del Yunque y de los exigüos grupos, si todavía los hay, sinarquistas?. En qué cabeza cabe.


 

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