Pulso Político


Gabriel Sánchez Andraca


El informe del rector, todo un record

 

Los tres últimos rectores de la Universidad Autónoma de Puebla: José Dóger Corte, Enrique Dóger Guerrero y Enrique Agüera Ibañez, lograron, en su momento, reunir a los representantes de todos los sectores sociales de la entidad, en sus respectivos informes, después de que durante los años del predominio comunista en la máxima casa de estudios, la mayor parte de esos sectores le hacían el feo.


Cuando se inició la política de "excelencia académica" en la UAP, las cosas empezaron a cambiar y como que hubo una reconciliación entre la Universidad y la sociedad poblana, después de años de distanciamiento, consecuencia del movimiento de Reforma Universitaria, iniciado en 1961 y culminado once años después, en 1972, cuando el Partido Comunista Mexicano, tomó de hecho las riendas de la institución.


Al terminar la lucha ideológica dentro de la UAP, la derecha creó su propia universidad, la UPAEP (1973) pero en la Autónoma de Puebla continuaron los problemas en los rectorados de Sergio Flores, Luis Rivera Terrazas y Alfonso Vélez Pliego. Esa etapa cuyo lema fue "Universidad Democrática, Crítica y Popular", terminó con el rectorado de José Dóger Corte, que hizo un viraje hacia la "Calidad Educativa", que continuó con Enrique Dóger Guerrero y con el actual rector Enrique Agüera.


El cambio era necesario, pues el esquema anterior había sumido a la institución en la mediocridad académica, aunque la participación política de maestros y estudiantes, era fuerte.


El problema era que a los egresados los rechazaban tanto el sector público como el sector privado. Eso propició el surgimiento de numerosas instituciones de educación superior en Puebla que hasta ahora persiste.


El cambio en los objetivos de la institución fue recibido con tranquilidad por la comunidad universitaria, que dejó de participar en la política activa y se volcó al estudio, logrando que la Universidad Autónoma de Puebla, alcanzara uno de los más altos lugares en calidad, entre las universidades públicas del país.


LA REFORMA UNIVERSITARIA FUE POSITIVA


Lo anterior no quiere decir que el movimiento llamado de "reforma universitaria" iniciado en el principio de la década de los sesenta, hubiera sido negativo. Por el contrario, fue altamente positivo y si ahora la máxima casa de estudios de la entidad poblana es lo que es, se debe a esa lucha que sostuvieron durante once años, maestros y estudiantes universitarios.


La UAP estaba en manos de la derecha religiosa poblana, que es una de las derechas más atrasadas del país.


Grupos semi fascistas, como el Frente Universitario Anticomunista (FUA) dominaban en la institución y su propósito era impedir que hubiera libertad de cátedra, que se ventilaran las nuevas ideas filosóficas y políticas en las aulas universitarias, por el temor enfermizo que esa gente tenía al comunismo, que entonces era considerado como algo demoníaco.


Esa situación fue rota por un grupo de maestros y estudiantes liberales, que de inmediato fueron tachados de "comunistas" por los grupos derechistas internos y externos, aunque la realidad era que el Partido Comunista dentro de la UAP, apenas estaba en formación.


Una muestra palpable de que el clero católico tenía las manos metidas en la UAP que debía ser una institución de educación superior laica, pública y gratuita, es que al surgir el movimiento universitario en 1961, abiertamente el arzobispo de entonces, monseñor Octaviano Márquez y Toriz, se puso del lado de la derecha universitaria y convocó a una concentración en el atrio de la catedral y en el zócalo de esta capital, que reunió a decenas de miles de católicos llegados de todo el estado.


La lucha de los liberales y conservadores fue prolongada y finalizó en 1972, cuando el Partido Comunista se había hecho fuerte y asumió el poder ese mismo año, con el químico Sergio Flores a la cabeza.


Siguieron años de luchas internas que por un lado permitieron avanzar en aspectos como la creación de nuevas carreras, el incremento de subsidios federal y estatal, la construcción de nuevas y modernas instalaciones, pero por otro se descuidó la calidad de la enseñanza que fue menguando debido a que maestros y estudiantes, se ocupaban más en participar en política y en grillas internas, que en lograr una buena preparación profesional.


El movimiento del 61 en la UAP, fue ese sí un parte aguas en la vida de la entidad.


La sociedad poblana cambió, al modernizarse su universidad, se liberó de muchos de los prejuicios que durante siglos la aprisionaron y logró que su máxima casa de estudios alcanzara los grados de excelencia que hoy se le reconocen.


El tercer informe del rector Agüera, en un majestuoso escenario, como lo es el Centro Cultural Universitario, fue todo un acontecimiento. Los dos rectores anteriores, José Dóger y Enrique Dóger, lograron el reconocimiento de todos los sectores de la sociedad poblana, pero lo de el lunes fue todavía más allá, fue la integración del pueblo con su universidad.

 



 
 

 

 
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