Pulso Político
Gabriel Sánchez Andraca
15/07/2009
En el renglón de seguridad, Puebla es entidad privilegiada
¿Las razones? Quien sabe cuales sean, pero lo cierto es que el Estado de Puebla, sigue siendo un estado privilegiado, en el que los hechos violentos son muy espaciados y muy pocos se atribuyen al crimen organizado.
Cuando el gobierno del señor Calderón inició “la guerra”, las autoridades del estado, tomaron sus precauciones, sabiendo de antemano que nadie estaba exento de padecer el flagelo de la violencia. El propio gobernador Mario Marín, lo expresó así a los periodistas, afirmando que las autoridades debían estar alerta porque nada podía garantizar que la paz de que se gozaba, podría ser indefinida.
La tranquilidad y la paz que aun se respiran en Puebla, se deben en gran parte a esa atención que las autoridades locales han puesto en ejercer una efectiva vigilancia en ciudades y pueblos. Los integrantes de los cuerpos policíacos, están constantemente vigilados para evitar que se vean implicados en complicidades con los delincuentes.
El jefe de la Policía Judicial del Estado, licenciado Isaac Arzola, es un abogado poblano, que hizo aquí sus estudios profesionales y también su carrera administrativa la ha realizado en el desempeño de importantes puestos en diversas dependencias. Es ampliamente conocido y si se dice que está sujeto a investigación por parte de las autoridades federales, es porque todos los jefes policíacos del país, están sujetos a esa investigación, dadas las circunstancias.
Eso de ninguna manera quiere decir que el licenciado Arzola tenga algo que ver con la delincuencia organizada. Ha venido cumpliendo con su trabajo en forma eficiente. Su actuación al frente de la Policía Judicial , es calificada como buena, por los resultados que ha dado en los casos delictivos más sonados. Goza de la confianza del gobernador y del secretario de Gobernación, Mario Montero, su jefe inmediato.
Lo demás son chismes y rumores que pueden tener alguna intención política, lo cual no nos consta, pero en tiempos electorales, federales y locales, todo se puede esperar.
LA SORPRESA DEL VERDE ECOLOGISTA
Fue una verdadera sorpresa el poco esperado triunfo de Carlos Natale, candidato del PVEM a la diputación del XI distrito electoral federal con cabecera en la ciudad de Puebla.
Es cierto que jugó como candidato de una alianza con el PRI, partido en el que había militado hasta finales del 2008, pero hay que tener en cuenta, que el PRI no solo tenía perdido ese distrito desde hace doce años, sino que era considerado el más difícil de la capital, para los candidatos priístas.
Es la primera vez que el Verde Ecologista de México, alcanza una diputación por mayoría en el Estado de Puebla. Natale hizo crecer la votación de su partido, en un porcentaje excepcional del 600 por ciento, que lo llevó a ocupar el tercer lugar en votación en la entidad, superado por el PAN, pero éste no logró una sola diputación de mayoría.
Otro dato importante, es que fueron jóvenes los que votaron por Natale, tal vez porque se identificaban con él por edad o porque gustaron las propuestas del PVEM, lo cierto es que ese partido en Puebla, tuvo un éxito en esta elección, habiendo desplazado al PRD del tercer sitio, por un porcentaje mínimo.
SOBRE EL ADELANTO DE LA ELECCION
Los panistas, que después de haber alcanzado en el 2006, el triunfo más relevante de su historia al ganar doce de las dieciséis diputaciones federales, se desplomaron al grado de no ganar una sola en las elecciones de este año, hacen aspavientos porque la Corte determinó que las elecciones locales en Puebla, se hicieran en julio del 2010 y no en noviembre, como solicitaban las autoridades estatales.
Sus dirigentes gritan a los cuatro vientos, que fue un triunfo de ellos y que con eso evitan quien sabe cuantas cosas en perjuicio de la ciudadanía.
El gobierno del Estado y el PRI, su partido, son mucho más maduros: simplemente dicen, acatamos la resolución y tenemos todo listo para iniciar el proceso en las fechas que se indiquen.
Los panistas no se han percatado del grave problema en que el adelanto los ha metido.
Después de su espectacular derrota, que Santiago Creel califica como la más grave de su historia, el PAN se encuentra dividido, a punto de cambiar su dirigencia nacional y luego, vendrán los reclamos locales.
Pero su mayor problema es su carencia de cuadros suficientes y preparados para competir por las diputaciones locales y las presidencias municipales.
Hasta las elecciones locales pasadas, les bastaba con esperar que terminara el proceso interno de selección de candidatos del PRI, para pescar a los resentidos y postularlos como candidatos de Acción Nacional. Lo hicieron muchas veces y lo seguirían haciendo, solo que ahora escasearán los priístas que quieran pasarse al PAN, dadas las circunstancias políticas del momento.
El PAN, pese a ocupar la Presidencia de la República y lógicamente controlar el gobierno federal, sigue siendo un partido electorero, sin estructura suficiente, sin organización sólida, cuya clientela en Puebla, es de personas que se formaron en escuelas o colegios confesionales, en universidades privadas de tipo confesional también. Su clientela está formada por personas allegadas a la iglesia católica, no porque la iglesia las conduzca a ello, sino porque ven al PAN como el partido que más se adapta a su ideología derechista, a la concepción del mundo que aprendieron en sus colegios.
El PAN contrario a lo que dejó establecido su fundador Manuel Gómez Morín, de que los partidos debían ser escuelas de política, espera que a sus cuadros y militantes los sigan preparando en los colegios y universidades católicas y que el PRI tenga muchos rechazados en sus procesos internos, para ellos ir por ellos.
El adelanto perjudica al PAN en este proceso de pesca de posibles candidatos y eso lo puede debilitar más.
Para candidato a gobernador, no tiene problema. Su mejor hombre es el senador Rafael Moreno Valle Rosas, curiosamente salido de las filas priístas y contará con el apoyo de la egregia dirigente vitalicia del magisterio nacional, doña Elba Esther Gordillo, formada en el priísmo, al que dirigió nacionalmente y con el que se alía, cuando le conviene.
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