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Pulso Político


Gabriel Sánchez Andraca


La guerra sucia, es necesaria para el PAN


Creer en la afirmación del dirigente nacional del Partido Acción Nacional, Manuel Espino, en el sentido de que no habrá en Puebla guerra sucia por parte de su partido, es como creer en los santos Reyes.


Acción Nacional fue en sus inicios (cumplirá en septiembre 69 años) un partido que se decía de «gente decente» y lo era en verdad, si vamos a entender por decencia lo que entiendía la sociedad poblana hace algunos años. Sus dirigentes eran abogados de clase media alta, empleados de grandes empresas, de bancos. Sus militantes eran clase media normal, egresados de colegios particulares, principalmente confesionales, cuyo comportamiento público correspondía a su forma de pensar. Eran esas familias decentes que se ven en las películas de los cuarenta y de los cincuenta.


Sus oradores, algunos fogosos, siempre actuaban dentro de las normas de la civilidad política, jamás se metían en la vida privada de sus adversarios políticos. Sus declaraciones eran medidas y apegadas a derecho.


Su revista «La Nación» era profesionalmente hablando, una magnífica revista, que informaba de todo con un sentido crítico, pero sin llegar a excesos que lastimaran a terceros. La informacón que daban era objetiva y sus artículos cargados de crítica e ironía, hacían las delicias de sus lectores.


Tuvo líderes como Manuel Gómez Morín, uno de los siete sabios de México, ex rector de la UNAM y fundador del Banco de México; Efraín González Luna, abogado tapatío de gran prestigio; Rafael Preciado Hernández, prestigiado abogado y catedrático de la UNAM; José González Torres, abogado católico y catedrático de una universidad salesiana, extraordinario orador y de conducta intachable; Luis Calderón Vega, catedrático universitario, escritor y periodista; Estrada Iturbide, descendiente de Agustín de Iturbide, michoacano y magnífico orador. Luis H. Alvarez, ingeniero y empresario textil de Chihuahua; José Angel Conchello, abogado y publicista regiomontano, que sabía de economía más que muchos economistas; Pablo Emilio Madero, empresario regiomontano, sobrino-nieto de don Francisco I. Madero y muchos más.


LLEGO EL REMOLINO Y LOS ALEVANTO
Ese partido que representaba a las corrientes conservadoras de este país, fue infiltrado por una derecha empresarial, que convivía con los gobiernos priístas y que se enojó a raíz de que el presidente José López Portillo, nacionalizó la banca.


Enojados, los empresarios decidieron participar abiertamente en política en contra del Partido Revolucionario Institucional. Quisieron, inicialmente, crear un nuevo partido, pero solo pudieron lograr dos agrupaciones políticas: el Dihac (Desarrollo Humano Integral, A.C.) y la Acifem (Agrupación Cívica Femenina) con las que inició una campaña contra los gobiernos priístas. Acabaron infiltrando y adueñándose del PAN, provocando la salida de numerosos y prestigiados miembros de ese partido, que consideraron que la ultraderecha no iba con ellos: José González Torres, Pablo Emilio Madero, Jesús González Smhall, Bernardo Bátiz y muchos panistas de provincia. Aquí en Puebla abandonaron a Acción Nacional, Alejandro Cañedo Benitez, Jesús Bravo Cid de León, Rosalía Ramírez, Teodoro Ortega, Pedro Soto y muchos más, que se vieron arrollados por la ola neopanista.


Los neopanistas se impusieron en el PAN, como dueños del negocio. En realidad parecía una franquicia de la Coparmex, organización patronal que tuvo una ingerencia en Acción Nacional tan grande, que nombraba candidatos (Gabriel Hinojosa fue uno de ellos) y proponía a gente suya para ocupar cargos administrativos en los ayuntamientos que ganaba.


Con el neopanismo llegó la guerra sucia a la política mexicana y dio los resultados que sus más acelerados dirigentes esperaban.
El Yunque y otras organizaciones de la ultraderecha mexicana, tienen como arma de lucha ese tipo de propaganda negra. Fue empleada en Alemania y en Italia, durante las dictaduras nazi y fascista.


Al enemigo, dicen ellos, hay que destruirlo, hay que acabarlo. Una mentira repetida cien veces, acaba convertida en verdad. Por eso son tan afectos a lo que ahora se conoce como guerra sucia: haciendo correr rumores generalmente falsos, insultando a los adversarios, lanzándoles acusaciones no probadas, desprestigiándolos, agrediéndolos física y verbalmente.


Dijo Manuel Espino, el dirigente nacional del PAN y yunquista importante, que no utilizarían el caso de Lydia Cacho en la campaña electoral que está en puerta aquí en Puebla, pero ya lo desmintió el diputado local Flores Grande. Cómo que no, ese va a ser el punto en el que se proponen golpear con más fuerza.


Un ex panista destacado, el ex procurador de justicia del Distrito Federal, maestro Bernardo Bátiz, dijo hace solo unos meses, cuando vino a dictar una conferencia invitado por el Foro Democrático, agrupación política de expanistas que él presidió antes que su actual dirigente Rosalía Ramírez: «El caso de la señora Lydia Cacho, es un arma electoral del PAN, que va a ser empleada contra el gobierno de este estado. Acuérdense, que están ustedes en un año electoral».


DOS AÑOS SIN BARAQUIEL ALATRISTE

Hoy se cumplen dos años de la muerte de nuestro estimado colega, director fundador del diario y la revista Momento, don Baraquiel Alatriste. Por tal motivo, los trabajadores de su empresa le ofrecerán una misa en el templo de San Marcos, que tendrá lugar a las 19 horas. San Marcos se ubica en la avenida Reforma y 9 norte.



 

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