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        ¡PURO CAMOTE! 
         
        Fernando Zulbarán y Rojas 
        14/01/2010 
        Las pifias de los cronistas, segunda parte 
         
		La gran influencia que tienen los comentaristas deportivos  en los niños, jóvenes y adultos es en demasía una responsabilidad que los  mismos conductores no han sabido explotar, o de otra forma: no han podido  controlar para bien, pues gracias a ellos un gran sector de la población  nacional ha degradado lo que conocemos como lenguaje coloquial; se ha  convertido en algo vulgar, bajo y sin ningún sentido. 
		 
		  Es imperdonable que teniendo la preparación, que  supuestamente deben de tener, colocándose como la élite de la narrativa  deportiva en el país, caigan en lo barato para vender, llamar la atención, ser  reconocidos y ganar un lugar en la población sin que sea por el peso de su  opinión, por su capacidad de narrar o mucho menos, por su audacia como  periodistas. 
		 
		  Las frases sin ton ni  son que han acostumbrado a proliferar a diestra y siniestra han convertido  en un circo las emisiones de los partidos de fútbol, en donde muchas veces  preferimos el encuentro televisado por el canal donde más “simpáticos” suelen  ser los conductores, perdiendo el interés en cualquier apunte atinado que  puedan hacer —que por cierto ya no hay muchos— o quizá un buen análisis del  cotejo, estadísticas y datos de los jugadores o equipos, etcétera. Todos estas  cosas que solían ser las principales cualidades en un comentarista se han  perdido, apegándose a las tonterías, bromas, frases y cualquier otra barbaridad  que puedan destacarlos sobre los demás para ser los protagonistas de las  transmisiones. 
		 
		  Triste es ver cómo los buenos conductores (José Ramón  Fernández y David Faitelson) emigran a televisoras extranjeras, que si bien  formaron parte del emblema de las dos empresas televisivas más importantes del  país, no dejaron nada para los que les siguen, teniendo una generación gris como sus sucesores y lo único que  queda es una degradación de los noticieros deportivos de cadena mexicana, que  han tenido hasta la necesidad de preparar a los reporteros de noticieros  nocturnos para ser los corresponsales en el mundial de Sudáfrica 2010 y dejar  en México vestidos y alborotados a los reporteros de la fuente deportiva. 
		 
		  Ojalá tuviéramos entre las filas a un John Sutcliffe, Diego  Balado, Eduardo Biscayart, pero en lugar de eso tuvimos a Luis Omar Tapia, que  no supo ser aprovechado o quizá, se aburrió de estar entre puro verde.  
		 
		  Claros son los ejemplos que les puedo mostrar. Se imaginan a  un niño contestándole a su madre: “Mamá, ¿qué te pasó?... ¡te volviste loca!,  Suena irreal, pero no duden que haya sucedido. 
		 
		  Otro diálogo que me pasa por la cabeza: 
		 
		  Maestra: Jorgito, sacaste seis. Pero como te portaste mal  sacas 5… ¡y te llamabas Martha! 
		  Jorgito: ¡Infame! 
		  Ramón: ¡Se comió a Pepito! 
		  Pepito: ¿De qué te vas a disfrazar Ramón? 
		  Director: Ya estuvo bueno de tanto alboroto, ¡apaguen las  luces y vámonos! 
		 
		  Se escucha descabellado, pero es una dura prueba de lo que  ya se empieza a escuchar fuera del campo de fútbol y de las transmisiones  deportivas. 
		 
		  Qué decir del famoso “San Bombazo”, “Cañonazo”, “Saludos al  satélite Morelos”, “Pa, pe, pi, po”, “La acaricia como acaricia a la novia” (hago  un paréntesis con esta, porque de verdad que imaginan a algún menor  preguntándole a su padre: ¿papá pateabas a mi mamá?, o andar vitoreando eso a  los cuatro vientos, no creo que sea muy agradable para quienes lo educan).  Tenemos peores, como “Si hubiera entrado hubiera sido gol” —atinadísimo  comentario que sin éste no nos percataríamos de la peligrosidad de la jugada—;  sacó tremendo “fierrazo” —sigo sin encontrar alguna comparación—.  
		 
		  O existen los otros conductores que ven que su compañero  tiene éxitos y de la noche a la mañana copian el estilo al grado de ser  antipáticos y desesperantes.  
		 
		  En fin un sinfín de frases que divierten a muchos y  desesperan a otros, la decisión de cambiarle de canal, o silenciar la  televisión es de cada quien, y mientras esto sigue esperaremos a que llegue  algún periodista nacional a tener un juicio crítico, un análisis profundo y una  narrativa entretenida sin necesidad de protagonizar un circo en su estudio. 
		  
				  Copa  Africana de Naciones /José Luis Urreta 
		 
		  El pasado domingo 10 de enero comenzó la Copa Africana de  Naciones, con el partido entre la nación anfitriona Angola y la selección de  Mali, que entre sus filas cuenta con jugadores como Seydou Keita ( F.C  Barcelona), Frederic Kanoute ( Sevilla F.C) y Mahamadou Diarra (Real Madrid),  quienes se desempeñan a gran nivel dentro del fútbol europeo. Qué mejor partido  que el inaugural para darnos una idea general de cómo serán todos los juegos de  este campeonato. La escuadra angoleña tenía el partido en la bolsa ganando 4-0  en el minuto 75, pero los jugadores malienses, a base de perseverancia y  fortuna, supieron igualar el marcador en menos de 15 minutos, una remontada  histórica propia de un partido de béisbol mas que de un partido de fútbol. 
		 
		  Pudiéramos pensar que este tipo de resultados se dan una vez  cada seis años, pero en el fútbol Africano esto es lo más común, pues en este  continente el balompié es tan peculiar que lo hace incomparable a cualquier  estilo de cualquier equipo en el mundo; todas las escuadras por igual sostienen  un gran despliegue físico dentro del campo pero son muy limitados técnicamente,  juegan y corren a una velocidad inigualable, aunque carecen de precisión en los  pases, realizan potentes remates pero les falta imaginación, si contamos además  que todos los partidos los juegan con un gran entusiasmo y sin temor. Estamos hablando  de equipos tan parejos unos con otros que no es extraño ver sorpresas por parte  de selecciones “chicas”, como lo ocurrido el día de ayer que Gabón le gano 1-0 a Camerún, con todo y Samuel  Eto’o . 
		 
		  La   Copa Africana de Naciones es una caja de  sorpresas en la que todo puede pasar, es tan espectacular porque los partidos  están plagados de goles acompañados también de errores increíbles, vemos  imposibles remates de cabeza, tandas de penales eternas, partidos jugados con  mucha intensidad, el colorido de los uniformes y las banderas, celebraciones  acrobáticas y por supuesto el ímpetu y entusiasmo que demuestran los jugadores. 
		  
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