Mundo Rural
Hipólito Contreras
Certificación de ejidos y la burocracia
De que la burocracia es lenta para atender los asuntos del campo y de todo tipo lo es, cuando los grupos hacen peticiones, solicitan apoyos, presentan proyectos, las respuestas son tardadas de meses y hasta años
Esto es lo que ocurre por ejemplo con la certificación de ejidos, son muchos los trámites, muchas las vueltas de los ejidatarios para que un ejido sea regularizado de acuerdo a las reformas a la ley agraria de 1994.
Han pasado casi quince años desde que fue reformada la ley agraria sin que hasta la fecha se haya dado plena validez jurídica a la totalidad de los ejidos y comunidades del país, lo que por supuesto, representa un obstáculo más el campo, los programas federales y estatales están dirigidos para ejidos regularizados, las instituciones financieras sólo prestan a parcelas regularizadas o pequeñas propiedades.
Desde el reparto agrario hasta 1994 los ejidos representaban sólo la entrega de la tierra a los campesinos, sin mayor documento que el certificado de derechos agrarios que los reconocía como usufructuarios de la tierra, no propietarios, a partir de la reforma a la ley agraria, los ejidos podían ser regularizados, con lo que se ponía a los ejidatarios a un paso de convertirse en pequeños propietarios, situación que llevó al riesgo de vendieran sus tierras.
De hecho la venta de tierras ejidales venía ocurriendo desde hace muchos años tanto en zonas rurales como las absorbidas por las zonas urbanas, el mercado de la tierra siempre se ha dado sea propiedad o ejido, la insuficiencia de los apoyos federales y estatales ha sido sólo uno de los factores el por qué muchos abandonan sus parcelas.
Lo que los ejidatarios piden es seguridad jurídica en sus tierras, eso no resuelve por supuesto sus problemas, pero le da certeza legal como a cualquier persona que por ejemplo adquiera una casa y por tanto necesita una escritura, de otra forma, nunca será dueña de nada.
Eso es justo lo que los ejidatarios piden luego de que por fin en 1994 el gobierno federal dominado aún por el PRI decidió, reformar la ley agraria, y no precisamente por reclamo campesino, no hay que olvidar que en la era de los gobiernos priístas se daba un corporativismo total, un sometimiento total al gobierno en turno.
El gobierno federal se trazó metas, regularizar a través del PROCEDE, Programa de Certificación de Derechos Ejidales, a los más de cien millones de hectáreas ejidales en el país, el objetivo era que en la administración anterior se terminara la regularización de la propiedad social y con ello prácticamente terminar con el trabajo y funciones de la Secretaría de la Reforma Agraria.
La meta no se cumplió por la lentitud con que operan las dependencias federales, no hay rapidez en los procesos, las reglas y normas son complejas, enredadas, tardadas, los ejidatarios pasan meses y años para el proceso de regularización de los ejidos.
Solo un ejemplo, los ejidatarios de Huatlatlauca, y que la el pasado fin de semana recibieron sus certificados parcelarios de manos del titular de la Secretaría de la Reforma Agraria, esperaron nada más cincuenta y cinco años para que sus ejido fuera regularizado, algunos de ellos son ya hombres y mujeres que superan los setenta años.
Este como lo más de mil cien ejidos en el estado tuvo que hacer los mismo trámites para que después de un largo proceso recibieran sus certificados parcelarios que hacen el papel de una escritura con lo que podrán ya heredar, hipotecar o vender si así lo quieren.
El Procede ha informado que el avance en el estado de Puebla era superior al setenta y cinco por ciento en la regularización de ejidos, la verdad sólo la saben los ejidatarios, los trámites son tardados, el proceso es largo, a los ejidatarios casi no les alcanza la vida para recibir sus documentos.
El que los ejidatarios y comuneros reciban sus certificados parcelarios y sus títulos de propiedad es fundamental, no porque vayan a resolver sus problemas, no porque ahora ya vayan a tener los apoyos federales y estatales y de financiamiento para desarrollar proyectos productivos, sino porque sencillamente reciben certeza jurídica en sus tierras, será ya legítimos dueños o propietarios de sus parcelas, el que conserven o no su patrimonio depende de varios factores, entre otros el apoyos institucional.
Es tiempo entonces que el gobierno federal liquide ya este programa, no tiene caso ya que siga retrasando la entrega de certificados parcelarios y títulos de propiedad, no debe ser una estrategia política parata tratar de controlar o chantajear a los ejidatarios del país, los tiempos del corporativismo ya pasaron.
Con la conclusión de la certificación ejidal habrá terminado la función de la Secretaría de la Reforma Agraria, lo fundamental será ya impulsar con todo a la producción, el campo ya no está para tramitología agraria sino para producir, para organizar, capacitar e invertir en el sector productivo, mecanizar y elevar los rendimientos con sin Tratado de Libre Comercio.
Como siempre habrá asuntos menores de tierra, algunos conflictos por la posesión aunque jurídicamente estén definidos, para atenderlos ya no se requerirá de una Secretaría, sino quizás una comisión agraria.
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