Mundo Rural


Hipólito Contreras

23/03/2009

El pretendido aumento a la tortilla y transporte

Los transportistas empezaron otra vez con el intento de que se les autorice un incremento en el precio del transporte, su argumento, el alza a las gasolinas, refacciones, aceites, etc. Los industriales de la masa y la tortilla pretenden lo mismo.


Por supuesto que como están las cosas un aumento a la tortilla y al transporte representaría otro duro golpe a la economía de miles de familias tanto de zonas urbanas como rurales.


La tortilla, como se sabe, es la base de la alimentación de la población, el maíz juega un papel fundamental en el país pues de él dependen por lo menos cien millones de mexicanos, el maíz es el alimento nacional desde tiempos prehispánicos, y curiosamente, Puebla es la cuna del maíz en el mundo.


En México hay una rica variedad de semillas criollas como los maíces de color que aún se producen en muchas regiones del país, mismos que están en peligro con la cada vez mayor presencia de maíces transgénicos.


Pero este es tema aparte del que podremos hablar en otra ocasión. Hoy lo que preocupa es el aumento que se pretende a la tortilla por parte de la industria molinera, de hecho, ya existen zonas en el país en las que el precio llega hasta los doce pesos kilo. En Puebla aún se mantiene en ocho y ocho cincuenta pesos el kilo gracias a los convenios firmados entre los industriales del maíz, productores y gobierno del estado.


Sin embargo, hoy, en plena crisis económica, con tanto aumento en todo, los industriales de la masa del estado ya no quieren mantener el precio concertado,  hablan de un ajuste en el que el kilo de tortilla podría llegar hasta los once pesos, lo que sería de concretarse, un fuerte golpe a la economía de la población.


Debe tomarse en cuenta que un alto porcentaje de la población, sobre todo rural, vive en promedio con dos salarios mínimos, con poco más de cien pesos diarios, por lo que todo incremento le afecta gravemente en su economía.


Para darse cuenta de cómo el poder adquisitivo se ha desplomado, en 1994  con un salario mínimo se podían comprar 26 kilos de tortilla, hoy sólo 6.5 kilos, si se autoriza el incremento, menos se podrá comprar.


Todavía son las remesas de los paisanos las que mantienen la estabilidad en las familias,  sin embargo, esos envíos son cada vez menos  por la crisis que también se vive en el país del norte.


Si bien Puebla el año anterior tuvo una buena producción de maíz, (se habla de un millón de toneladas), gracias al ciclo regular de lluvias, la producción es de autoconsumo,  en muchos casos las familias recurren al mercado para comprar maíz, en periodos largos de sequia se da una crisis del grano y es donde el gobierno interviene con el abasto de maíz importado.


Nos dice Efraín García Bello, dirigente nacional de los maiceros, que si por maíz se trata no existe argumento para aumentar la tortilla ya que existe suficiente abasto nacional, tenemos, afirma, producción para mantener el precio de la tortilla, otra cosa es que a los industriales les afecte el aumento a la electricidad, el gas y otros insumos.


No hay que olvidar que lamentablemente la tortilla es un producto liberado desde hace por los menos doce años, hoy se rige por las leyes del mercado, por la oferta y la demanda. Hoy gobierno e industriales firman acuerdos sobre los precios de la tortilla, esta es la causa de que en el país haya varios precios.


En los próximos días se firmará un nuevo pacto entre industriales, productores y gobierno, es posible que en el mismo se acuerde un ajuste al precio de la tortilla.


Los productores de maíz no son los que se benefician con esos pactos, ellos siguen vendiendo barata su cosecha, se habla de 3.10 pesos el kilo, no obstante que son ellos los que soportan los altos costos de producción, hasta cuatro mil pesos por hectárea.


Vamos a esperar qué sucede, pero un incremento a la tortilla sería muy grave para miles de familias que van (vamos) al día.


Por lo que se refiere al transporte, tema escabroso, por todo lo que sucede, (conflictos por concesiones, entre rutas, pésimos servicio, accidentes constantes, homicidios imprudenciales, etcétera) los transportistas hablan de siete pesos con el argumento de que todo ha subido.


De autorizarse un nuevo incremento a las tarifas, sería el tercero en lo que va de la administración, la pasada cerró con 3.50 pesos, hoy estamos en cinco pesos.


El aumento tanto a la tortilla como al transporte se convierte en un arma de dos filos para el gobierno estatal hoy en pleno proceso electoral federal, si se autorizan los aumentos la gente se va a molestar y se  desquitará en las urnas el próximo 5 de julio, si no se aumenta, los transportistas por una parte y los industrias por otra, también se desquitarán en las urnas, de todas formas habrá efectos políticos.


Lo mejor será que por lo menos en los nueve meses que  restan al año no se autorice incremento alguno ni a las tortillas ni al transporte por el daño que se causaría a la mayor parte de la población castigada ya por la crisis económica, que esto molestará a esos sectores, ni modo, primero están las mayorías.


Además, habría que ver mediante un  estudio económico, si realmente  los transportistas requieren un aumento, habría que ver tanto en las zonas urbanas como rurales a cuánto ascienden sus ingresos brutos, descontar combustible, salarios, refacciones, etc., y ver cuánto en realidad les queda, si sus ganancia mínimas, libres, rondan por los mil 500 pesos diarios, no requieren incremento alguno, si andan ganando cien pesos diarios, bueno, entonces, sí habría que pensar en un ajuste.

 



 
 

 

 
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