En la sala de espera


José Luis Sánchez Solá, “El Chelis”


10/01/2013


Mi nueva casa, Los Ángeles


Llegando a Los Ángeles, mi nueva casa para hacer lo que me gusta. Por arriba, lo que se ve, se platica, lo que se hace, las formas, todo es diferente a los otros equipos en los que estuve: oficinas compartidas en el estadio con tu más acérrimo rival, el Galaxy, 20 secretarias y 10 administrativos, utilería para tirar para arriba, tres canchas de entrenamiento, gimnasio enorme, sala de linchar, oficina del entrenador, etcétera. Ahora, el fondo, es el mismo, jugar partidos, 11 contra 11, con el mismo reglamento y por supuesto ganar, ganar y ganar.


En ese punto empieza mi pelea o mi no estar de acuerdo. ¿Por qué te tienes que ir hasta el final del camino, si no tienes las bases para recorrerlo? Este es un equipo que data de 2004, que tiene 10 millones de consumidores en esta ciudad, ávidos de tener y de ver un pedacito del México que tuvieron que dejar por mil causas, siendo la más repetida, la falta de oportunidades para desarrollarse: trabajo. En estos últimos nueve años se han dado muchos bandazos y la realidad es que no se pegó en el gusto mexicano y muchos menos en el americano. Una de las causas es la sociedad Cué-Vergara, que en verdad nunca funcionó. Quizá dos temporadas con la dirección de Martín Vázquez, ahora flamante auxiliar de la selección nacional de USA. A la distancia, el señor Vergara no pudo controlar su idea de inversión. No hubo jugadores mexicanos en el equipo, no hubo visorías para los “méxico-americanos” que tuvieron que emigrar a otros equipos de aquí y de allá, no se hizo nada y lo poco construido en el tema de formación se destruyó a la salida de Dennis te Kloese hace cuatro años y lo más importante como consecuencia de todo lo anterior, el equipo no formó los caminos para hacer clic con la comunidad mexicana.


Esto es lo que no sustenta tener que ganar partidos aquí y ahora. A la distancia se ve que otras muchas franquicias, de alguna forma efectuaron sus tareas, progresaron en su juego y en la preferencia de su afición, por lo tanto están más cerca de ganar esos partidos.


Estoy en total desacuerdo en las directivas que piensan que esto del futbol, es aventar una pelota los domingos y así, por el simple hecho de aventarla y ser dueños de la misma, ganar.


Recuerdo el título de un libro La pelota no entra por azar, que queda como anillo al dedo para lo antes explicado: se tiene que crear las bases en todas las ramas de este deporte, para después aspirar a ganar.


Después de esto, me cambio de personaje para tocar el tema del glorioso Puebla FC, el cual también se rige por la misma máxima: qué tienes, qué hiciste, qué lograrás.


Esta institución se aventó la ruta cinco temporadas con sólo tres ruedas y, al final, la última con sólo dos. Esto no quiere decir que antes de estas últimas temporadas siempre tuvo cuatro radiantes ruedas, y cuando hablo de ruedas me refiero a directiva, afición, jugadores y cuerpo técnico. El coche las tenía medio parchadas, unas lisas, otras sin cámara, sin algún birlo, pero al final de cuentas, el coche caminaba y llegó al ascenso, después permaneció en la división y luego alcanzó dos liguillas.


Es fácil detectar que siempre se tuvo en estas últimas temporadas jugadores y cuerpo técnico, que de alguna manera empujaban y evitaban que el tren se los llevara: el equipo no descendió y no desapareció. Para más no alcanzaba y una de las ruedas, llamada afición, se empezó a desinflar, ya no giraba y nadie pudo hacer nada para repararla: entradas al Cuauhtémoc de menos de 10 mil aficionados dan fe de esta ponchadura.


Ahora el equipo renovó sus llantas flamantes, deportivas y con cara azul. Lucen nuevas y juntas hacen un todo que se llama Puebla FC.


El domingo pasado lo vi. Más allá de los sistemas y de los parados, que el único que tiene la razón del cómo juegan y de qué juegan, es el técnico, vi a un equipo con lucha, con seguridad, con idea y lo más importante con el sufrimiento sano y apoyo de su afición y de su directiva.


Los resultados domingueros van a tardar, no sé cuánto, la pelota no entra por azar y se tienen que ir creando día a día estos caminos que una vez pavimentados y obtener los 3 puntos semanales. Los Xolos de Tijuana se tardaron dos años en el ascenso y cuatro temporadas en la primera, haciendo y pensando lo mismo todos los días y, al final que ahora se convierte en su principio, lograron el título. A este equipo, el domingo pasado se enfrentó nuestro Puebla con sólo cinco semanas en su idea y el adversario con 312 semanas ¿por qué tendrías que ganar?

 

Gracias y hasta la próxima, ahora desde California.

 

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