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En la sala de espera
José Luis Sánchez Solá, “El Chelis”
20/04/2012
¿Cuánta es la responsabilidad?
Ayer, en un programa de radio al que me invitan para dar una opinión sobre el tema del día, surgió una discusión que en verdad nunca pensé que pudiera darse como para no estar de acuerdo. El Sr. Ambriz dejó su cargo de director técnico de Chivas. En el avión y por teléfono, previo a su último juego en la Copa Libertadores, recibió la noticia. Una noticia de esa envergadura nunca será bien recibida, ni en tiempo, ni en lugar.
A mi entender, ése tendría que ser el punto a discutir, es más, la noticia previa al juego tuvo sus consecuencias negativas. ¿Cómo podría ser asertiva la cabeza del grupo, el principal motivador de cara al juego, cuando el verdugo ya le había cortado la cabeza de un golpe certero? Las consecuencias fueron muy claras: un categórico 0-5 que deja muy mal parados a todos, empezando por el técnico Don Nacho. Injustamente se le recordará por este último juego, pues fue mandado a examen escrito sin pluma.
El tema se centró en cuánta responsabilidad tiene el técnico en su papel como tal. Yo, sin pensar específicamente en él, concluí que la última decisión de tomar al equipo o no tomarlo, recae en la persona del técnico en un cien por ciento. En ese momento, sentí un silencio total en el panel, mismo que me dio a entender la desaprobación hacia mi pensar.
Los técnicos tenemos la oportunidad de evadir esa carga final al no aceptar el cargo, argumentando falta de plantel, de preparación física, ambiente poco propicio y mil razones más. Pero si dices que sí y confías en tus habilidades para revertir toda la problemática que te llevó a que se fijaran en ti, el problema y la solución sólo te pertenece a ti, desde el primer entrenamiento hasta el último juego.
Como en este caso, si al final no te resulta, sólo te queda dar las gracias por la confianza y decir que la pelota no rodó a tu favor. Eso todos los técnicos lo sabemos, es más, el Sr. Ambriz así lo expresó y el medio no tendría por qué poner paños calientes para mitigar el dolor. Nos tenemos que acostumbrar a convivir con la verdad, que siempre será mejor compañera que cualquier palmadita al hombro.
Los ricos y guapos, también pierden
No me da gusto, claro que no. Después del equipo de la franja, por siempre, mi segundo favorito siempre fue algún equipo de la liga española: el Rayo, el Celta, el Atlético, el Bilbao y el Madrid. Al Barcelona nunca le fui, pero reconozco que hace el mejor fútbol que jamás pude ver.
En estos partidos de ida de la Champions, lo que comprobé, y con mucho gusto, es que al Madrid y al Barcelona se les puede ganar, siempre y cuando salgas a la cancha con ese pensar. Aquí se dieron dos situaciones: que el Chelsea aprovechó su condición de local y utilizó su mejor fuerza física y que el Bayer supo inspirarle temor al rival y gracias a ello el Madrid, después del empate, se tiró a conservar el mismo.
Como quiera que sea, ya perdieron, y estará en la mesa la propuesta que los partidos se tienen que jugar, que son 11 vs 11 y que nadie ni nada te podrá quitar el sueño de enfrentar a un todopoderoso y ganarle.
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