SIN RODEOS


Marcela Jiménez Avendaño

27/08/2009


¿POR QUÉ NO MEJOR CONFRONTAR IDEAS?


Muchas y diversas repercusiones ha tenido el festejo de cumpleaños de y para Enrique Doger, entre ellas, la amenaza de denuncia ante la Fepade del líder estatal del PRD, Miguel Ángel de la Rosa Esparza; la invitación del Partido Convergencia, en voz de su líder estatal, José Juan Espinosa Torres, para que sea su candidato a la gubernatura en el 2010; el dicho del poblano Jaime Alcántara Silva, secretario adjunto del CEN del PRI, quien aprobó y validó el libre juego por la sucesión en la entidad; las múltiples y numerosas menciones en medios de comunicación, a favor o en contra, del evento; y el deslinde de algunos de los que ahí estuvieron. En fin, como se puede ver, las reacciones fueron muchas y ahí radica solo parte de su éxito.
El acto del domingo, más allá del número de comensales que solo demuestra gran capacidad de organización y movilización, en su significación política es un importante logro dado que con él conquistó el espacio de principal opositor al proceso de oficialización de quien es señalado como el priísta más aventajado. Esto quiere decir que, de entrada, logró convertirse en la voz de cualquier expresión opositora.


Sin duda, con esto Doger le puso la vara muy alta al resto de los aspirantes también opositores a López Zavala. De manera que si quieren desbancarlo del sitio conseguido tendrían que realizar acciones estratégicas, constructivas y cuasi maquiavélicas, así como de fuerte presencia mediática, dado que, de no hacerlo así, cualquier ejercicio de oposición al zavalismo solo abonaría a la causa del propio Enrique.


Pero pese a lo anterior, Enrique Doger debe actuar con prudencia y sapiencia, ya que el posicionamiento logrado lo coloca, hoy día, como una carta alternativa del PRI si es que logra demostrar que es capaz de trabajar en un esquema más institucional y alejado de las descalificaciones y cuestionamientos al proceso.  Lo grave del asunto hasta ahora, es que pudiera ser considerado no como un personaje alejado de las viejas formas de hacer política, sino uno cuyas ambiciones personales lo pueden llevar a ser candidato por cualquier partido, bajo cualquier bandera, bajo el proyecto y propuesta que convenga y, por tanto, muy lejos de los intereses y anhelos de sus correligionarios y de los propios ciudadanos.


Es interesante, bajo este esquema, observar los movimientos de los líderes más importantes del PRI a nivel nacional quienes, con cada acción, privilegian el proceso de unidad bajo el significado de que quien la rompa o amenace romperla estaría cometiendo un pecado capital. Es así que vemos a los varios suspirantes por la candidatura Presidencial alineándose de forma pública a quien hoy lleva ventaja.


Lo único cierto es que en este proceso sucesorio, los enfrentamientos internos del PRI y del PAN, abonan al debilitamiento democrático de la entidad y no solo porque  lastiman la imagen de sus respectivos partidos y de los políticos en general, sino porque contribuyen a acrecentar el ánimo de desencanto de la población acerca de sus gobernantes, cuestionando además la utilidad de las elecciones.  Ello, también hay que decirlo con claridad, aumenta las posibilidades de triunfo contundente del Revolucionario Institucional: entre más electores se abstengan de votar o anulen su voto, mayores las probabilidades de gane del PRI.


Por ello, difiero de toda afirmación que sostiene que actitudes como las de Enrique Doger, Chucho Morales y la propia Blanca Alcalá representan para el PRI, los peligros de descarrilamiento del proceso sucesorio, nada más contario. Sin embargo, también creo que nuestro estado se merece que como políticos elevemos el nivel del proceso y pasemos de la confrontación personal a la confrontación de las ideas.

 

Pero por ahora, pareciera que es muy temprano para ello, así que nos leemos la próxima semana.

 



 
 

 

 
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