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El Sonido y la Furia


Gerardo Oviedo


RADIO CUATRO

 

para Alejandro Encinas Rodríguez

 

Más especificaciones para la instalación, administración y operación de una radio comunitaria. Esto con el fin que en la ciudad de Puebla exista la primera radio ciudadana. Y muchas gracias por el apoyo que han brindado a este proyecto. “4. Capacidad Técnica. Presentar los documentos con los que se demuestre que se compromete a operar la estación de conformidad con los parámetros y requisitos establecidos en la Norma Oficial Mexicana aplicable, durante el tiempo que se otorgue el permiso. Para ello deberá escribirse una carta firmada por el representante legal donde especifique su compromiso de conformidad con los parámetros y requisitos que establece al respecto la Norma Oficial Mexicana y presentar a un responsable de la operación técnica de la estación, que debe ser una persona capacitada en radiodifusión por lo que deberá entregar su currículum vitae y la documentación probatoria. 5. Programa de Cobertura. Manifestar los compromisos que adquiere para llevar a cabo la instalación y operación de la estación, señalando los tiempos en que cubrirán los mismos en consistencia con la naturaleza y propósitos. Esto implica establecer el tiempo en el que se instalará la estación y se dará inicio a las operaciones, una vez que se cumpla con los requisitos para dichas actividades. Esto no es otra cosa que un Cronograma que especifique el tiempo que se llevará para cada uno de los trabajos de instalación y operación de la emisora. 6. Programación. Describir la pauta programática, incluyendo los horarios de transmisión y el origen de la programación que pretende transmitir (si los programas serán de producción propia o de otras entidades), y su relación con la naturaleza y propósitos de la estación, así como su consistencia con la Ley Federal de Radio y Televisión y su Reglamento, y con las disposiciones legales aplicables. En caso que la propuesta consista en la repetición de programación originada por un tercero, deberá señalarse la forma en que se llevará a cabo e incluir la documentación con que avale la factibilidad de dicha propuesta. El Representante legal deberá firmar los siguientes documentos que avalen su compromiso de cumplir con las disposiciones legales aplicables: a) Carta compromiso de no transmitir programación que contenga anuncios comerciales ni asuntos ajenos a la naturaleza y propósitos de la estación. b) Carta compromiso de respeto a la Ley Federal de Radio y Televisión, Ley Federal de Derechos de Autor, Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión en materia de concesiones, permisos y contenido de las transmisiones de radio y televisión, normas oficiales mexicanas aplicables y demás disposiciones aplicables. Especificar el horario de transmisión de la emisora c) Barra programática. d) Ficha técnica de programas hablados e) Resumen de programas, principales características de transmisión y producción.” EXTRA: Estuvo AMLO en Puebla el fin de semana pasado. Lectura: El agua no solo inunda Tabasco, sino todo el continente político de México. Próxima semana elecciones en Puebla. Si gana el PRI, habrá ganado la ley del spot y la plutocracia, con el PAN, el yunque y la derecha. A fin de cuentas, la democracia en un país teledirigido del tercer mundo no sirve. Y con personajes como Juan Manuel Ruvalcaba poniendo piedras desde dentro sólo me queda decir: Pobre Puebla. Pobre México.

 

TODA LA RABIA DEL MUNDO

 

PARTE 23

 

“El hombre que nada teme es tan fuerte
como el que es temido por todo el mundo”
Friedrich von Schiller

 

59.
Y mientras voy bajando por el ascensor del edificio de Goliath, con toda la levedad en el estómago que se produce en el trayecto vertical, percibo que la teoría de la rabia es verdadera: el hígado se expande mientras la neurona se comprime.  Maldito Goliath, haberme engañando de esa manera. Con un suicidio falso, y pensar que creí que en verdad se iba a matar, pero, frente a las mentiras obvias, como era ésta, no es tanto el enojo en contra de quien las emite, sino de quien las cree, y en este caso el enojo era más hacia mí que hacia el marica ese. Si lo conocía desde hacía siglo y aún así pensé que en verdad había caído en un abismo y que se iba a tirar de una ventana, o abrirse las venas, o tomarse todas las patillas del botiquín de primeros auxilios. Pero nada. Uno nunca cambia y menos cuando ya se es grande. Porque me parecía que la necedad era el recurso más utilizado para caer en el absurdo. Soy necio en la misma proporción en que deseo ganar a toda costa. No hay lugar para ganancias parciales. Como la ganancia que quería recaudar nuestra comandanta Sofía cuando, al día siguiente de nuestro entrenamiento con las paredes desnudas y rasguñadas de la casa de guerrilleros ambulantes, nos fuimos a entrenar a la universidad, ya que uno de sus eternos enamorados era conserje del edificio de botánica y, gracias a los ojos azules de Sofía y la curvatura de su cadera (más que a la convicción política de una transformación real de quien sabe qué fregados), había conseguido que se abriera el edificio para empezar a entrenarnos desde el cuarto piso con unas cuerdas para tender ropa y nuestros rostros pintados de negro. ¡Pero tengo miedo!, volvió a chillar el gordo mantecoso ante la altura en la que estaba, quien era el más inepto para toda clase de ejercicio físico o destreza manual y conejillo de indias natural. Nosotros lo mirábamos expectantes y, quizá, para darnos valor con su sufrimiento comenzamos a corear: ¡Quiere llorar! ¡Quiere llorar! ¡Quiere llorar! Ante este tumulto de voces que no permitía que alguien tuviera miedo antes de ser lanzado cuatro pisos abajo y apenas con un cable de tendedero amarrado a la cintura, un chavo flaco y cacarizo que estaba a mi lado le gritó: ¡Yaaaaa, marrano, tírate o te tiramos! ¿Y si se rompe la cuerda?, volvió a trinar el gordo mantecoso. ¡La cuerda no se rompe, es de nylon calibre 500, puede soportar hasta 3 mil kilos por centímetro cuadrado!, afirmé yo con tal convicción que todos me creyeron. Pero el único que no creyó lo que hablaba era precisamente yo. Así que esta vez nuestra comandanta Sofía ya no hizo el intento por convencerlo a través de las feromonas, sino que simplemente lo empujó al vacío al tiempo que el marrano lanzaba un chillido: Oiiiiiiink.  Los tres primeros pisos de caída libre fueron más o menos decentes, pero cuando iba por el cuarto, el cable cedió bajo el peso del godo y se rompió. ¡Oiiiiiiink!, crunch, plaaaafffff, craaaaack, trasssshh, sssssshhhh, puuuck oímos el zapotazo del marrano cuando aterrizó sobre las plantas. ¿¿¿Estás bien, mi estimado???, gritó nuestra comandanta Sofía desde el borde de la azotea. Pero no hubo respuesta. Ahí el flaco cacarizo comenzó a corear ¡El marrano quiere llorar! ¡Quiere llorar! ¡Quiere llorar!  Pero del gordo ni sus luces. Parecía que se hubiera enterrado como un aerolito al caer sobre la Tierra.  ¡Que alguien baje y vea si está vivo!, gritó nuestra comandanta Sofía. ¡Yo voy!, grité al tiempo que salí disparado por las escaleras hacia la planta baja. En el camino iba pensando no lo que podría imaginarse cualquiera: un sentimiento de por mi culpa, nada, nada de eso, de que por mi culpa, por mi santa culpa, no. Lo que iba pensando mientras descendía por las escaleras y con una gran sonrisa que me atravesaba el corazón entero era: ¡Por fin, un enamorado menos! Años después, cuando las puertas se abrieron en el edificio de Goliath, me topé de frente a mi novia Karla, y antes que ella pudiera abrir el pico mi voz expulsó: ¿¡Qué chingados haces aquí, Karla!? ¿Eh? Ella me miró con dulzura pero no contestó nada. Y antes que diera un paso dentro del ascensor yo volví a apretar el botón de cerrar la puerta con los codos, porque las manos las llevaba hinchadas como los labios se hinchan después de tantos besos.

 

60.
Pero antes que la puerta terminara de cerrarse, Karla metió la mano en la luz de seguridad y la puerta del ascensor se abrió de par en par. ¿Qué te pasó en las manos, mi amor?, me dijo cuando entró sin haber prestado atención a mi pregunta anterior, con lo cual quedaba demostrado que las parejas sólo se escuchan al cincuenta por ciento. Y escuchamos nada más lo que nos interesa, lo demás sólo es un trámite administrativo para confundir al adversario que estamos atentos cuando nos hablan sobre cosas que no nos interesan. ¡Que chingados haces aquí!, repetí con la mirada clavada en la puerta al momento de cerrarse y las mandíbulas tan apretadas que me rechinaban los dientes y las muelas. Pero Karla contestó escuetamente mi pregunta obviando mi enfurruñamiento: Tu amigo Goliath me invitó a una fiesta hoy. Y continuó con otro tema: Por cierto, me habló Rebeca y dice está muy preocupada por tu amigo el Perlotas. Qué si yo podía ayudarla a encontrarlo. Pero yo que voy a saber dónde está. Sólo le dije que te hablara a ti, pero me dijo que ya lo había hecho, y que había ido a tu casa, pero que no había conseguido nada, entonces, dice que se le ocurrió hablarme a mí para saber donde habían estado el día del partido de béisbol, y le dije que tú habías llegado temprano porque habías conseguido empleo y que era tu primer día de trabajo. Por eso no habías ido al bar y se había ido el Perlotas junto con el Barcelona. Y por cierto, su esposa también lo anda buscando como loca, pero que crees, no porque lo extrañe, según me dijo Rebeca, sino para mandarlo a donde tú ya sabes. Pero eso se veía venir desde la vez pasada en su fiesta de cumpleaños, cuando le rompieron la nariz por andar de flirteando enfrente de su esposa, no es increíble. Pero siempre me ha parecido que es un perro. Pero mejor ya ni te cuento, porque una vez, parece que se intentó acostar con la esposa del Perlotas. Esto me lo contó su esposa Raquel en el hospital donde internaron al Barcelona, pero no se lo vayas a decir, eh. Me lo prometes. Porque si no ya no te vuelvo a contar nada. Luego Karla hizo una pausa y se le quedó mirando a mis manos: ¿Pero que te pasó en las manos, bebé? ¡Parece como si le hubieras dado de trompadas a la pared! ¿No te duelen? Entonces, para contrarrestar toda aquella andanada de palabras (ya he dicho que Karla puede disparar casi 100 palabras en una sola exhalación) modifiqué mi pregunta: ¿De quién estás embarazada, Karla? Ella desvió la mirada hacia sus zapatillas y sin decir agua va, me soltó a bocajarro: ¡Pues de quién va a ser! ¡De ti, mi amor! Lo dijo con tal seguridad que las piernas me flaquearon y se me hincharon más los nudillos. Como se me hincharía la tripa muchos años antes, cuando había pasado la primera semana y mi madre andaba perdida en el mundo persiguiendo a mi hermana Anaís. Yo ya había adelgazado casi hasta los huesos porque la comida que me preparaba era tan insultantemente indecorosa que la dejaba servida en el plato para que las moscas se la comieran. Con diferencia de 4 días recibí correspondencia de mi madre y de mi hermana Anaís. Mi madre me conminaba, desde el otro lado del planeta, a que los platos estuvieran limpios y que sacara todos los días la basura. Además me hacía un exhorto a que tendiera mi cama, barriera la casa y limpiara el baño. Después concluía con una frase arrebatadora: “Trabaja, huevón. No te quiero encontrar echado”. Mi madre firmaba su carta desde Turquía. En tanto que mi hermana Anaís ya andaba por el Líbano: “Jesús pintó espinas en los cuadros de la historia/sus manos cinceladas a la orilla del tiempo/tiritan bajo un cielo anegado de indiferencia/porque Jesús ha muerto/y la resurrección/es un mito pasajero/verdad cuando estamos vivos/mentira cuando estemos muertos. Hola, hermanito. He andado un poco ocupada y por eso no había podido mandarte más postales para que las colecciones. Fui a Jerusalén y conocí la mezquita. Aquí parece que el tiempo tiene otra dimensión. Apenas he podido cruzar unas palabras con las personas الجمهوريّة اللبنانيّة. No sé cuanto tiempo esté en está tierra. Jacques me tiene mucha paciencia y me cuida como si fuera su hija. Me ha comprado un par de libros para que aprenda bien el francés, porque te acuerdas que apenas yo hablaba inglés e italiano. Dice que el francés es la madre de todas las lenguas. Yo lo contradigo y me burlo de él cuando ha bebido demasiado y el barco lo hace trastabillar por los camarotes. Tiene la idea que vayamos a Europa, pero no sé. A veces su vida es como un acertijo y decide todo de acuerdo a como soplan los vientos. Por lo pronto estaremos en Siria dos o tres días luego las estrellas dirán la última palabra. Te quiero mucho. Anaís.” Cuando la puerta del ascensor se abrió, se me ocurrió una idea genial, dejé que Karla saliera primero mientras yo me quedaba adentro: ¡Pero si sabes que soy estéril, Karla! ¿Cómo va a ser mío? ¿Eh? Ella me miró desde afuera del ascensor y si no fuera por las lágrimas que empezaron a escurrirle, le hubiera dicho cosas más fuertes y feas. Con el codo derecho apreté el botón del ascensor y un minuto después respiraba el aire congelado de la ciudad como astillas dentro de los pulmones.

 

(Continuará el próximo miércoles)

 

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