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El Sonido y la Furia Gerardo Oviedo RADIO SEIS a los miles de ciudadanos de la CND Más datos acerca de los requisitos para instalar, operar y administrar una estación de radio comunitaria en la ciudad de Puebla: 9. Comprobante de pago de derechos: A nombre del solicitante, por concepto de estudio de la solicitud y de documentación inherente a la misma, por cada una de las frecuencias o canales solicitados, de conformidad a los artículos 124, fracción I, inciso a) (radio) o 125, fracción I, inciso a) (televisión) y 130 de la Ley Federal de Derechos. ($2,010.00). El pago mencionado, podrá cubrirse en la Subdirección de Comunicaciones del Centro SCT de cualquier entidad federativa, o bien, en la Dirección de Administración de la Dirección General de Sistemas de Radio y Televisión, sita en Av. Eugenia No. 197, 1er. Piso, Col. Narvarte, Delegación Benito Juárez, C. P. 03020, México, D. F. La solicitud que no venga acompañada del comprobante del pago de derechos señalado, no entrará al estudio de la misma, de conformidad a lo establecido en los artículos 1, 2, Y 3, de la Ley Federal de Derechos. Es conveniente aclarar que de conformidad con el proyecto en particular de que se trate, la Secretaria de Comunicaciones y Transportes podrá solicitar mayor información; de igual forma, la presentación de los requisitos mencionados, no implica el otorgamiento del permiso para instalar y operar una estación de radiodifusión, toda vez que los mismos serán evaluados para determinar su viabilidad de conformidad con las disposiciones técnicas, legales y administrativas aplicables, incluyendo el hecho que la solicitud está sujeta a la opinión que emita la Secretaría de Gobernación, en términos de los artículos 36, fracción III de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y 12 del Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión en Materia de Concesiones, Permisos y Contenido de las Transmisiones de Radio y Televisión. Es decir, se tiene que hacer el pago para que la SCT estudie el expediente completo.” EXTRA: Este fin de semana pasado se llevó a cabo la 3era Convención Nacional Democrática. Hombres y mujeres libres y soberanos buscando un solo fin: Patria para todos. Desde el aire la imagen es elocuente: Miles estamos cansados de lo mismo de siempre: corrupción, políticos vende patrias, venales, y compadrazgos espurios . ¡Enhorabuena por la 3era CND que defenderá a capa y espada el Petróleo Mexicano! Además, el fin de semana se estrenó la película de Luis Mandoki: “Fraude: México 2006”. Hay que ir a verla y, sobre todo, deben ir aquellos que tienen telarañas en los ojos y en el cerebro porque no hay peor sordo que aquel que no quiere oír. Posdata: por cierto, esta columna se escribirá en breve desde La Palma, Almoloya o Puente Grande o a donde me lleve el viento represor.
TODA LA RABIA DEL MUNDO
“Los experimentos en política significan revoluciones”
PARTE 25
63.
64. Y mientras corría como loco escuché que alguien corría detrás de mí: ¡No me dejes! ¡Te amo! ¡No me dejes! ¡Te amoooooooo! Implorando. Gritando. Imprecando a la noche y al frío un pedazo de compasión. Era Karla. Sabía que en las películas siempre se perseguía al ladrón, al asesino, al sospechoso como fuera y por donde fuera, brincando tejados, saltando bardas, cruzando calles llenas de personas, saltando puentes, subiéndose por las paredes. Deteniendo y brincando automóviles. Pero jamás había visto una cinta donde se le persiguiera al personaje como fuera y a toda velocidad para decirle que se le amaba. Supongo que es un caso inédito en las relaciones amorosas. Yo corriendo y Karla detrás de mí tratando de alcanzarme. Como yo lo intenté años antes con Sofía. ¿Por qué uno se obsesionaba con lo más difícil? ¿Con aquello que parecía imposible? ¿Sería acaso que la posibilidad de lograr algo en el terreno amoroso desbarataba el deseo, el amor, la propiedad corporal, intelectual y el sexo? Sofía seguía en esos tiempos con su planes de formar un verdadero ejército guerrillero para transformar el mundo y nosotros, sus lacayos, sometidos a sus feromonas dispuestos a seguirla al fin de la Tierra con tal de respirar el mismo aire que ella respiraba. Durante esos entrenamientos para ser un guerrillero profesional yo había aprendido muchas cosas, como por ejemplo, que para bajar por las paredes amarrado de un cable para tender ropa era necesario amarrarse unos trapos en las rodillas y en los codos para no dejar pedazos de pellejos en ellas. También aprendí un poco de yoga, ya que el idiota encargado de traer un maestro karateka para que nos enseñara defensa personal se había equivocado y empezamos nuestro entrenamiento, en medio de una simulada batalla campal entre los granaderos y nosotros, haciendo flor de loto, hasta que al chavo cacarizo y flaco se le ocurrió preguntar si esa era una forma de defensa. Defensa no, respondió el maestro, pero se les estirarán los tendones y los músculos tanto que verán que es muy rico después de algunos meses de práctica. Y como no teníamos corte marcial ni nada, al wey que se había equivocado sólo lo sometimos a pamba china para que no confundiera gimnasia con magnesia o karate con yoga. Así un día llegó Sofía mientras nosotros estábamos haciendo las cuentas de lo que habíamos recaudado de limpiar parabrisas y con nuestras primeras ventas de bolsitas de chicles y casi listos para otro entrenamiento. Hoy vamos a aprender a construir armamento para que nuestra lucha sea equitativa, equilibrada, compañeros y compañeras. ¿Entendieron? Sí, comandanta, sí. ¿Qué se les ocurre?, preguntó. Resorteras, contestó uno que estaba al fondo (escuincle que también fue pasado por el paredón de la pamba china, por estúpido y gracioso), hasta que la comandanta Sofía sacó de una bolsa que llevaba un montón de cohetes y algunos tubitos de cobre. Haremos granadas caseras, dijo desplegando un gran papel donde se mostraba la forma, paso a paso, para construir el armamento. Aaaaah, fue lo único que pudimos babear todos los demás, ahí comprobábamos, milímetro a milímetro que nuestra líder era extraordinaria y verdaderamente suprema y por eso caíamos a sus pies como moscas ante la miel: a) Sacar pólvora de los cohetes. b) Extraer mecha de cohetes. c) Doblar una punta del tubo de cobre de modo que sirva como recipiente. d) Con un clavo hacer un agujero a la mitad del tubo para meter ahí la mecha. e) Meter mecha de modo que salga por dentro del tubo f) Llenar el tubo con ¾ de pólvora, y el resto con balines, clavos y tornillos. g) Cerrar el otro extremo del tubo mediante un doblez. h) Encender mecha y comprobar poder destructivo. Atención: Sólo para mayores de 18 años. Durante un par de horas estuve rompiendo los cohetes por mitad para sacarles la pólvora mientras otros compañeros doblaban los tubos y le hacían los agujeros por mitad con los clavos. Después de lograr un botecito con pólvora hice una mezcla con clavos, balines y tornillos en la misma proporción que decía. Otros compañeros estaban poniendo las mechas. Llenamos el primer tubito y lo cerramos, luego el segundo y así sucesivamente hasta un total de 8 granadas caseras. Y, como en toda batalla histórica, a cada una de las granadas las rotulamos con: ¡Democracia! ¡Libertad! ¡Justicia! y toda aquella palabra que se iban ocurriendo sobre la marcha. Yo sólo rotulé una sola granada con un pequeño corazoncito y las iniciales de Sofía y la mía dentro. ¡Y ahora vamos a probar una!, dijo la comandanta Sofía. Nos fuimos a la azotea de la casa de estudiantes guerrilleros y, mientras todos permanecíamos atrás de los tinacos de agua, el chavo cacarizo fue el encargado de hacer la detonación. ¡Toma estos cerillos, lo prendes y te echas a correr, mi estimado!, le dijo la comandanta Sofía. El chavo prendió la mecha y se echó a correr como un conejo asustado, pero no pasó nada. Después probamos con otra granada casera y sólo logramos sacar un poco de humo. ¿Seguros que lo hicimos bien?, nos preguntábamos. Por fortuna cuando íbamos a probar la número siete, esta sí hizo explosión, o medio estalló demasiado rápido. El chavo cacarizo sólo dijo antes de echarse a llorar con todo el trasero lleno de clavitos: Ay, mis nalgas. Y yo, mientras todavía no se acababa de disolver el humo de mi propia guerra, pensaba por dentro: ¡ja, ja, ja, otro más que muerde el polvo! Y cuando Karla me alcanzó, debido a que es más atleta que yo y que ella hace aeróbicos en el gimnasio todas las mañanas, sólo pude dejarme conducir completamente sofocado hacia sus pechos enormes y lácteos mordiendo por enésima vez el polvo que tarde o temprano te alcanza.
(Continuará el próximo miércoles)
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