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Testimonio


Javier Arellano Ramírez


La inédita visita del gobernador Marín a Tehuacán

 

La noche del pasado viernes 17 envié a la redacción de Cambio una nota de último minuto en la que describí detalladamente una visita privada que el gobernador Mario Marín hizo a Álvaro Alatriste Hidalgo el ex alcalde de Tehuacán a quien Mario Alberto Mejía ha bautizado acertadamente como “el mostro” de la política tehuacanera.
La tarde de ese viernes había llegado a mi casa de verano en Tehuacán (que por cierto es la misma que utilizo en primavera, otoño e invierno, es decir todo el año) y fui informado oportunamente de la sorpresiva e inusual visita del mandatario.
Esta fue la nota:

EN TEHUACÁN EL GOBERNADOR MARÍN SE REÚNE EN PRIVADO CON ALATRISTE.

Tehuacán, viernes 17 de agosto / Esta tarde y en el marco de una visita que se suponía secreta, alrededor de las 17 horas con 30 minutos el gobernador Mario Marín Torres sostuvo una reunión con el “mostro” de la política tehuacanera Álvaro Alatriste Hidalgo.


En la cita que se llevó al cabo en el domicilio de Álvaro junto a su “Súper Alatriste” en la calle 3 oriente de esta ciudad de Tehuacán, el ejecutivo estuvo solo.


No le acompañaron ni Javier López Zavala actual Coordinador Estatal de Promoción al Voto, así como tampoco el Secretario de Gobernación Mario Montero Serrano, ni Valentín Meneses Rojas, así como ninguno de los directivos del PRI estatal.


Asimismo el mandatario poblano no estuvo acompañado por elemento de seguridad alguno.


Ni por su escolta habitual, ni por elementos de la policía preventiva estatal, ni judicial estatal.


Era el gobernador solo.


Solo el gobernador.


En el marco de esta reunión inusual y atípica el ejecutivo escuchó las voces del primer círculo de los “alvaristas” quienes le pidieron la destitución de Félix Alejo Domínguez actual candidato del PRI a la presidencia municipal.


En un par de ocasiones el mandatario exhortó a la unidad en torno a los candidatos del PRI, pero siempre recibió expresiones negativas contra Alejo Domínguez y contra el Comité Municipal del tricolor.


Los inconformes comenzaron a realizar llamadas telefónicas y lo que originalmente era una reunión de una docena de personas se fue convirtiendo en una aglomeración de cientos de priístas inconformes.


Distintas voces, en diferentes tonos, insistieron en que la candidatura de Alejo es un “suicidio para el PRI” y que es sólo la antesala de una “derrota abrumadora”.


Asimismo los seguidores de Álvaro pidieron reiteradamente la intervención del mandatario para retirar la inhabilitación por seis años y medio que pesa sobre el hombre de San Gabriel Chilac.


En específico frente a este planteamiento el gobernador Marín afirmó que hablaría “con los abogados para que junto con los diputados locales” estudiaran “la posibilidad de levantar la inhabilitación”, expresiones que provocaron estruendosos aplausos por parte de los seguidores de Alatriste.


En la reunión “privada” en la que no estuvieron presentes ni Félix Alejo Domínguez candidato del PRI a la presidencia municipal, ni José Othón Bailleres candidato a la diputación local, tampoco fue convocada la presidenta del Comité Municipal del PRI Fabiola López Almaraz.


La visita del gobernador Mario Marín Torres fue vista como un claro intento de remediar los estropicios y desbarajustes provocados por el secretario de organización del CDE del PRI Roberto Marín Torres.


Cabe mencionar que desde el mes de octubre de 2006 el quintacolumnista Mario Alberto Mejía junto con este periodista adelantaron los oscuros arreglos entre Roberto Marín Torres y Álvaro Alatriste Hidalgo, mismos que llevaron la exoneración del ex alcalde de Tehuacán pese a que existían en su contra pliegos de observaciones por más de 220 millones de pesos.


Desde ese entonces el diario Cambio y el portal informativo laquintacolumna.com.mx dieron puntual seguimiento a los nexos entre ambos personajes.


Públicamente Alatriste Hidalgo se ufanaba y jactaba de su “amistad” y “cercanía” con el secretario de organización a quien señalaba como su “principal apoyo político”.


Por su parte Roberto Marín Torres también reconoció públicamente su estrecha relación con Alatriste.


Durante poco más de una hora el huésped de Casa Puebla escuchó los airados reclamos de los “alvaristas” en contra de Félix Alejo ante los cuales respondió textualmente: “Yo no hice a Félix Alejo candidato… Félix Alejo no es mi candidato…” palabras que provocaron por segunda ocasión estridentes aplausos.


Y agrego: “Claro que me interesa un gobierno priísta ya que no hemos podido entendernos con el ayuntamiento panista…” en una clara referencia al Cabildo de Francisco Javier Díaz Fernández alias “El Pollo”.


Esta reunión inusual y atípica que se presenta como única en la historia política reciente de Tehuacán es también interpretada como un intento del gobernador Mario Marín por remediar la lamentable descomposición política que vive su Partido, así como las desatinadas y desafortunadas candidaturas que por todo el estado se impusieron con total ligereza.


La reunión concluyó sin llegar a acuerdos formales.


Al final el gobernador Mario Marín salió de Tehuacán como había llegado.


Solo.


El gobernador solo.


Solo el gobernador.

LA LECTURA DETRÁS DE LA NOTA

Detrás de los detalles de la visita que por momentos tuvo el carácter de secreta, de los breves discursos, de las palabras, del rechazo absoluto a la candidatura de Félix Alejo y de los no acuerdos, cabe destacar la esencia de esta inédita visita del gobernador a Tehuacán.


Como lo apuntamos el gobernador llegó solo.


Absolutamente solo.


Era el gobernador (y como dijeran mis antepasados)… y su alma.


El columnista no puede dejar de leer que la intención del mandatario era la de palpar con sus propios sentidos la realidad que se vive en todo el estado.


Una realidad política cruda, atroz, áspera.


Distinta, muy distinta de aquella que le relatan y describen sus propios y más cercanos colaboradores.


Se trató, sin duda, de un acto insólito el hecho de que el gobernador haya salido de Casa Puebla, solo y arribara a un municipio en el que de plano no había ni logística, ni lugar alguno apropiado para recibirlo.


Fue una visita tan inédita como sorpresiva, pero que refleja a un primer priísta sumamente preocupado.


Claramente afligido porque la realidad de su Partido.


Una realidad muy diferente de la que le informan y que le habían hecho creer.


Por supuesto Álvaro Alatriste Hidalgo aprovechó para llevar agua a su molino, pero también demostró de manera contundente un hecho incuestionable: que la candidatura de Félix Alejo es un mito brutal.


A estas alturas del camino es muy difícil que Alejo sea removido de la candidatura.


Muy difícil, pero sería la única solución para un proceso tan desaseado y tan enrarecido como el de Tehuacán.


Por supuesto Álvaro Alatriste no podría ser el candidato, como tampoco Jesús Hernández Barbosa.


Tendrían que abrir el espacio a una tercera vía.


Otra solución sería remover completamente al Comité Municipal que es sólo una ilusión, una mera fantasía.


Pero subrayamos la inédita e inusual visita del gobernador no tuvo acuerdos, ni arreglos finales. 

UN GIGANTE CAMINA POR LAS CALLES DE TEHUACÁN.

Alatriste mide aproximadamente un metro con 52 o 53 centímetros. No llega al metro 55.
Es, pues, de estatura baja y regordete.


Sin embargo los tehuacaneros no dejan de comentar que desde el pasado viernes han visto a Álvaro notoriamente cambiado, claramente transformado.


Hay algo distinto en él.


Aquel Álvaro de la mañana del viernes es otro muy distinto del que despertó la mañana del sábado.


Evidente, claramente distinto.


Hay una notable diferencia.


Ayer por la mañana lo vi caminando muy cerca de su supermercado, a escasa media cuadra.


Y efectivamente me percaté de que era otro Álvaro.


Había algo en él que de primera impresión no podría describir, pero definitivamente era otro.


Distinto de aquel que conocí.


De lejos lo miré y trate de esforzarme por descubrir que era lo que lo hacía tan diferente en ese momento.


Ya de cerca nos saludamos y brevemente comentamos sobre la visita del mandatario poblano.


Y como si fuera una sentencia bíblica, una expresión pontificia, una frase histórica Alatriste me dijo:


“Si, el gobernador vino a verme…”.


Y entonces me di cuenta de lo que lo hacía diferente.


Alatriste ya no mide un metro con 52 centímetros.


No, ya no.


De ninguna manera.


Ya es otro.


Ahora mide, por lo menos, dos metros.


Su estatura es ahora imponente, impresionante.


Ya no es aquel chaparrito regordete.


Ahora es un gigante.


Un gigante que dice: “Si el gobernador vino a verme y me dijo que Félix Alejo no es su candidato…”


No cabe duda.


Un gigante.

Un gigante camina por las calles de Tehuacán.

 

 

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