Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
@Nigromanterueda
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08/08/2012


El PRI fue el Gran Perdedor de la redistritación


Hasta antes de la debacle electoral de 2010, el PRI nunca había perdido la mayoría calificada en el Congreso local. Pese a que desde 1995 se vivieron los primeros comicios competitivos, en cada proceso electoral de una u otra forma el tricolor obtenía el máximo de 26 curules permitidos por la Constitución y cuando mal le fue se quedó con 24. Cuando no ganaba todos los distritos de mayoría, los plurinominales le compensaban los que había perdido. Por el contrario, ni en sus mejores momentos electorales —1995 y 2001— el PAN pudo superar la cuota de 10-12 legisladores locales. En resumen: el sistema electoral estaba diseñado para beneficiar siempre al tricolor. Y mucha de la inequidad estaba fundada en la composición de los 26 distritos que le daba un peso superior a aquellas comunidades despobladas, dominadas por la ignorancia y la pobreza, donde el PRI nunca perdió.


Incluso en el desastre electoral del 2010, pese a caer 10 puntos por debajo de Compromiso por Puebla, el PRI continuó siendo por sí mismo la primera fuerza política en el Congreso: 16 diputados del tricolor y dos del Verde. 18 legisladores en total frente a los 14 del PAN. Por ello, desde el principio, Moreno Valle entendió que no había gobernabilidad posible en Puebla sin el PRI. Y por eso ya desde la transición procuró los acuerdos.


La era de la presencia hegemónica del PRI en el Congreso local, fuente de sus privilegios y prebendas, llegará a su fin con la redistritación. El nuevo mapa electoral que funcionará a partir de 2013, y que se consolidará en 2018, provocará una nueva composición más equilibrada que en las legislaturas anteriores. ¿Por qué?


De acuerdo al nuevo mapa validado ayer en la Comisión especial para la redistritación se le da un nuevo peso a la representación de la zona metropolitana de Puebla, precisamente donde se ubica la mayor concentración poblacional, el electorado más preparado y crítico. Se trata de lo que podríamos denominar el corredor anti-PRI: la zona geográfica en donde exhibe su mayor debilidad histórica.


En la zona metropolitana de Puebla capital se ubicarán 12 de los 26 distritos electorales del estado, es decir, un 46 por ciento de la representación uninominal. Además de los siete distritos de la ciudad de Puebla, un anillo de cinco distritos la rodea: San Martín Texmelucan, San Pedro Cholula, San Andrés Cholula, Atlixco y Amozoc.


Revisando los datos hacia atrás, precisamente en el corredor de la zona metropolitana de Puebla, el PRI tiene sus peores resultados porque ahí enfrenta al electorado anti. En 2010 fue en la zona donde fue arrasado por Compromiso por Puebla. Pero la tendencia se confirma en 2012: pese a la carismática candidatura de Enrique Peña Nieto, otra vez, fue en la zona en la que incluso el candidato presidencial se fue al tercer lugar.


Cualquiera que sea la circunstancia que enfrente en 2013, el PRI irá cuesta arriba para ganar esos 12 distritos, cuando no darlos por perdidos de antemano. Pero las cosas se complican con la creación ficticia de dos distritos en Tehuacán: sur y norte. No es un secreto que se trata de una plaza compleja, en donde probablemente nació la competitividad electoral. Y aunque la alternancia entre PAN y PRI es una constante, pues creo que el tricolor también va cuesta arriba.


Las matemáticas electorales de la redistritación dejan como resultado que el PRI tiene un alto riesgo de perder en 14 de los 26 distritos electorales del estado, cuando antes de la reforma su riesgo se limitaba a ocho distritos de la zona conurbada de Puebla capital. En ese sentido, con justicia, debe afirmarse que el tricolor fue el gran perdedor de la redistritación porque nunca más podrá reeditar una legislatura con 26 diputados, cuando antes de 2010 era cosa común.


El PRI ha perdido su sobrerepresentación, y de confirmarse la tendencia, con derrotas en esos 14 distritos de alta competencia, podría perder la mayoría en el Congreso frente a una megacoalición similar a Compromiso por Puebla.

 

Por el contrario, el nuevo mapa electoral de la entidad facilita que Moreno Valle pueda hacerse de la mayoría en el Congreso local para enfrentar la segunda mitad de su gobierno con la confianza que otorga el dominio de la Legislatura. En el PRI casi nadie lo vio venir. Luego sufrirán las consecuencias.

 

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