Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
@Nigromanterueda
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11/05/2012


Nueva Alianza en Puebla, un mito genial


Candidatos extraídos del PRI, profesores expertos en operación electoral, recursos millonarios para espectaculares y el apoyo espiritual del gobernador son factores que lucen insuficientes para hacer crecer a los abanderados de Nueva Alianza. El partido magisterial, con Gerardo Islas a la cabeza, amenaza con convertirse en el mito genial de la elección federal en Puebla. Los números de la empresa Mas Data revelaron que el impacto de la organización creada por Elba Esther Gordillo es más mediático que real. Víctor Hugo Islas y Enoé González Cabrera con trabajos sobrepasan el 1 por ciento de la intención de voto, al igual que les ocurre a Leticia Jasso, Silvia Argüello y Marcela Jiménez. Simplemente no pintan para los electores.


Desde el politburó central de Nueva Alianza, el núcleo familiar de Elba Esther Gordillo, Mónica Arriola, René Fujiwara y Fernando González, definió dos grandes misiones para su partido en Puebla. Uno, convertirse en una reserva de votos, por lo menos 250 mil, para garantizar el registro del partido. Dos, enviar al tío del joven dirigente, Víctor Hugo Islas, como el golpeador idóneo para bajar por las malas de la contienda a Blanca Alcalá. Ambas directrices, por supuesto, contaron con el apoyo “moral” del gobernador. Hasta el momento, han fracasado.


No toda la culpa es de Gerardo Islas, quien dedicó horas a seleccionar cuadros del PRI interesados en traicionar a su partido a cambio de redención sexenal. Algunos son auténticamente valiosos, como Marcela Jiménez. Otros, símbolo de la promiscuidad… partidista como Silvia Argüello. Los menos francamente vomitivos como Islas. Los abanderados de Nueva Alianza cargan inevitablemente con el desprestigio público de Elba Esther Gordillo. Y sus esperanzas también radican en el papel que desempeñe su candidato presidencial, al igual que le ocurre a los priistas, panistas y perredistas.


La levadura ficticia que los medios de comunicación le dieron a Gabriel Quadri se convirtió, dicen los allegados a Elba Esther, en el seguro de vida para mantener el registro. Entre los ingenuos que de verdad se creyeron su papel de “ciudadano” y los que festejaron las propuestas que lanzó, el posicionamiento de Quadri se elevó a 5 puntos según la encuesta de GEA/ISA, lo que les daría alrededor de 4 millones de votos y una presencia muy fuerte en el Congreso de la Unión.


La duda es si el ciudadano Quadri podrá mantener esos 5 puntos o la contracampaña que ya opera en redes sociales —un voto por Quadri es un voto por Elba Esther— será eficiente. En el primer caso, los candidatos poblanos podrían crecer a un porcentaje semejante y superar la barrera de los 200 mil votos. En caso contrario, irán desinflándose paulatinamente para regresar a su miserable 1 por ciento.


Y en el caso de la izquierda. Deliberadamente he dejado para el final el caso de la alianza de izquierda. La encuesta de Mas Data que pone a López Obrador a la cabeza en Puebla capital ha sido ampliamente criticada por la mayoría de actores políticos y mediáticos. Pero quienes han trabajado con Pepe Zenteno conocen de su profesionalidad. De hecho, la empresa está acostumbrada a la descalificación: cuando en abril de 2010 adelantó que Rafael Moreno Valle había rebasado a Javier López Zavala, la maquinaria mediática del tricolor se burló y rió a tambor batiente. Pero el que ríe al último, ríe mejor.


López Obrador, sin embargo, necesita que sus candidatos a diputados federales se pongan a trabajar. Salvo el caso sorpresivo del abogado Cuéllar en el distrito IX, el resto son prácticamente desconocidos y hasta parece que alguien les paga para no hacer campaña.

 

Y tampoco estaría mal que Bartlett sentara a Etcheverry y a José Juan Espinosa a resolver, de una vez por todas, la disputa jurídica por la candidatura al Senado. Parece mentira: en pleno repunte, la izquierda sigue igual de dividida que siempre.

 



 
 

 

 
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