Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
@Nigromanterueda
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19/12/2012


La sucesión adelantada en el 2013


La gubernatura de Baja California, junto con las alcaldías de Puebla y Veracruz, son las joyas de la corona de los 14 procesos electorales en los se estrenará la presidencia de Enrique Peña Nieto. En ellos, el PRI medirá su eficacia para recuperar espacios perdidos durante los sexenios panistas. La narrativa periodística del próximo año, inevitablemente, nos conduce a la disputa de la presidencia municipal que durará por única vez 4 años con 8 meses, igual que la LIX Legislatura del Congreso local. La competitividad de la guerra que se avecina no se encuentra ni en los libros ni en los códigos electorales: el gobernador Moreno Valle enfrenta su sucesión adelantada. El destino de su gubernatura y la supervivencia de su proyecto presidencial descansan en lo que ocurra el próximo domingo 7 de julio.


La carrera de los Fantásticos, en la que parece alzarse triunfador Tony Gali Fayad, en realidad fue una sucesión adelantada de Moreno Valle. ¿Por qué? Porque si el gobernador logra sacar adelante a su secretario de Infraestructura como abanderado del PAN, y después gana la alcaldía de Puebla, su periodo de 4 años 8 meses lo posiciona inmediatamente como el candidato más viable a la gubernatura en 2018. Además, ha preparado un interregno de un año ocho meses, una minigubernatura que despierta pocas ambiciones, por lo que otro de los Fantásticos podrá llegar ahí sin dificultades, sea Jorge Aguilar Chedraui o Fernando Manzanilla Prieto.


La parte más vital para Moreno Valle es obtener la mayoría en el Congreso local, que también durará 4 años 8 meses, y se hará cargo de la votación de sus cuentas públicas una vez que haya abandonado Casa Puebla. El número mágico es llegar a los 21 legisladores, pues a partir de la LIX Legislatura ya no podrá contar con el apoyo de los diputados priistas, quienes atenderán la línea de la dirigencia nacional del PRI. Ya no habrá “Salomones Escorza” y cada batalla se ganará o perderá por pocos votos. Para tener 21 diputados es imperativo ganar por lo menos 14 distritos de mayoría. Y si Puebla capital tiene siete, pues nuevamente surge la importancia de un candidato a la alcaldía que pueda ganar y arrastrar consigo esas siete diputaciones.


Congreso y ayuntamiento capitalino están entrelazados en la sobrevivencia del proyecto morenovallista. Una derrota en 2013 es anticipo del fin del proyecto presidencial y del sueño de mantener en sus manos Casa Puebla. Una derrota el 7 de julio es la cancelación del futuro nacional para languidecer tres años en la aldea.


La nueva coalición camina por el rumbo correcto. Los agravios del nuevo gobierno federal contra Elba Esther Gordillo y el SNTE provocaron que Nueva Alianza se sumara en definitiva al PAN y a CPP. Más incierta luce la participación del PRD, quien vive sentado a la mesa del presidente y seguro no lo querrá hacer enojar. Los perredistas y los bejaranos no van a perder lo más por lo menos: los enormes beneficios que les da la cercanía al Pacto por México, y por ende, a Peña Nieto, contra una alianza que va cuesta arriba.


Los planetas se le alinean al tricolor en 2013. No sólo tienen los dos aspirantes más posicionados para la alcaldía de Puebla, según todas las encuestas: Enrique Agüera y Enrique Doger le sacan el doble de “conocimiento” y “potencial del voto” al mejor posicionado de los panistas, Tony Gali Fayad. Irónicamente ninguno de los dos tiene la candidatura asegurada, pues ambos esperan el dedo divino de Enrique Peña Nieto, el cual incluso podría señalar al desconocido Pepe Chedraui, desinflado luego de que Estefan no llegó a las posiciones prometidas.


Pero el viraje al pasado paralizó la beligerancia que las bases habían conquistado desde los años de Zedillo. Ningún priista objetó la imposición de César Camacho Quiroz como nuevo dirigente del PRI nacional, como nadie lo hizo en Puebla con el nombramiento de Pablo Fernández. Parece que los conflictos internos no serán el obstáculo para que los priistas busquen la victoria, ya que tener de nueva cuenta el gobierno federal permite la negociación de jugosas posiciones burocráticas a cambio de abandonar las aspiraciones políticas.


Peña Nieto, ya se vio, es un campeón que no quiere ver su corona abollada, pero sólo en su mano está disfrutar de una victoria holgada llevando de candidatos a Enrique Agüera o Enrique Doger. El aparato federal luce imponente por su disposición de recursos y la capacidad de generar alianzas mediáticas y de grupos políticos. ¿Quién sería el valiente en decir no?


Pero Moreno Valle ha hecho su trabajo: la unidad del PAN era la primera condición. El trabajo conjunto con Eduardo Rivera ya dio sus primeros frutos: el alcalde subió 6 puntos en la aprobación ciudadana y del reprobado 59 ya luce en un mejor 65. En otras palabras: salió de terapia intensiva y hoy es un activo rumbo al 7 de julio. Todos tendrán espacios.


La batalla electoral del 2013 por estas y otras razones será tan apasionante como la elección de un gobernador. Precisamente en esas coordenadas se definirá la batalla: una sucesión adelantada. Quien sea el próximo alcalde de Puebla capital, tendrá boleto de finalista para el 2018.


*** El exvocero gubernamental Sergio Ramírez Robles apareció en el equipo de transición del gobernador electo de Jalisco, Aristóteles Sandoval, en un consejo ciudadano asesor del equipo de transición que coordina Ricardo Villanueva Lomelí, el hermano del auditor superior. Por tanto, su función no es la vocería ni la comunicación social, sino que se trata de una asesoría ciudadana mientras continúa convaleciente.

 

*** Si los mayas galácticos no deciden otra cosa, volvemos a leernos en enero del 2013. El equipo de CAMBIO se va a festejar su 34 aniversario y a tomar unas merecidas vacaciones.

 

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