Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
@Nigromanterueda
artrueda@diariocambio.com.mx
artrueda@yahoo.com


22/05/2012


Un divorcio posible: la sociedad por un lado y las encuestas por otro


Millones de mexicanos comparten las mismas preguntas: ¿cómo es que las encuestas de GEA/ISA, Mitofsky, Parametría y BGC Consultores no alcanzan a reflejar el clima de competencia que vive la elección presidencial tras el debate entre los candidatos, el viernes negro de la Ibero y las numerosas marchas del fin de semana? ¿Es cierto que la ventaja de Peña Nieto sigue siendo muy sólida, mientras que las movilizaciones cada vez mayores de la izquierda apenas les alcanzan para arañar el rango de los 20 puntos?


¿Por qué pese a la sensación de que López Obrador hace rato rebasó a Vázquez Mota, en las mismas encuestas aparecen pegaditos disputándose el segundo lugar? ¿Por qué el sistema de medios tradicionales de comunicación no reflejan lo euforia que se vive en las redes sociales con el movimiento de jóvenes #yosoyel132? En resumen: ¿por qué muchos mexicanos ven una realidad contrastante a la de los medios de comunicación y las grandes casas encuestadoras? ¿Se trata en efecto de un gran complot contra la izquierda o un brutal autoengaño de un crecimiento que no existe?


Soy uno de los mexicanos sorprendidos, pese a que la unanimidad de cifras se rompió con los sondeos de Covarrubias y Asociados —que pone adelante al mexiquense sobre López Obrador por sólo 8 puntos— y la de Marías de las Heras —10 puntos de ventaja de Peña Nieto, también sobre el tabasqueño—. Intentaré ensayar alguna respuesta sólida a todas las interrogantes y después iré desgranando.


Primero. A nadie debe sorprender que el sistema de medios tradicionales juntos a las grandes casas encuestadoras vayan por un lado y la sociedad por otro. El divorcio es perfectamente posible y Puebla es un paradigma de tal fenómeno, cuando en 2010 los medios se volcaron a favor de Javier López Zavala y desdeñaron completamente la campaña de Rafael Moreno Valle. Muchos que olvidaron el principio de la pluralidad todavía pagan sus culpas. Salvo unos cuantos medios que no se vieron intoxicados por las cantidades brutales de dinero que repartieron Marín y compañía, la campaña de Compromiso por Puebla fue literalmente ninguneada.


Anécdotas podrán contarse por cientos sobre la cuestionable actitud de medios, periodistas y encuestadores. Afortunadamente, existen archivos hemerográficos. Por ejemplo, tras el único debate entre los candidatos al gobierno del estado, el sistema de medios tradicional y los columnistas dieron por ganador a Zavala cuando la sociedad vio ganador a Moreno Valle. Otra: tras el masivo cierre de campaña de Compromiso por Puebla, los diarios locales se negaron a llevar las fotografías del llenazo en el estadio Cuauhtémoc. Y claro, rechazaron publicar las fotografías del vacío que sufrió Zavala en su domingo fatídico.


Pero lo peor ocurrió el mismo día de la elección. Aunque las tendencias eran claras, hubo periódicos, aunque usted no lo crea, que al otro día titularon “la moneda está en el aire” y se negaron a reconocer la victoria de Moreno Valle.


La actuación de los encuestadores no fue mejor. Salvo Mas Data de José Zenteno, el Gabinete de Comunicación Estratégica de Liébano Sáenz, y Lavin y Asociados, nadie más se atrevió a adelantar las tendencias favorables a la campaña de Compromiso por Puebla. Antes del silencio obligatorio Mistofsky publicó una encuesta que daba 12 puntos de ventaja a Zavala, lo mismo que el BEAP de Rivera Pacheco. Indicadores de Elías Aguilar dijo que eran 20 puntos de ventaja al PRI, por lo que sólo se equivocó 33 puntos, hecho que la llevó a ser calificada como la peor encuestadora del país en el estudio realizado por Leo Zuckerman para Nexos.


Pero el campeonato de las marranadas se lo llevó Roy Campos. La misma noche de la elección se negó a dar resultados en Televisa bajo el argumento de que “los resultados eran demasiado cerrados”, es decir, nada más se equivocó por 10 puntos la misma noche de la elección. Y qué tal el episodio del columnista que en un arranque de desesperación le dio sus zapes a Zavala, al tiempo que le gritaba “haz algo porque nos está llevando la chingada”.


Así que los jóvenes entusiastas que asistieron el fin de semana a las marchas contra Peña Nieto, así como los miles de indecisos que ven al creciente fenómeno del lópezobradorismo tomar una fuerza social que no tuvo en sus buenos momentos del 2006 se preguntan si pueden respirar tranquilos: perfectamente puede existir un divorcio entre la sociedad y el sistema de medios tradicionales. Y claro que las grandes casas encuestadoras pueden prestarse a todas las marranadas habidas y por haber.

 

Mañana seguimos.

 



 
 

 

 
Todos los Columnistas