Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda / Distrito Federal / Enviado Especial
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22/09/2011


Los gastos en aeronaves y la central lechera marinista


La caverna mediática del marinismo encontró motivos de indignación contra el Nuevo Régimen a partir de un reportaje publicado ayer por CAMBIO acerca del gasto en aeronaves que ha realizado el gobierno morenovallista en el primer semestre de gobierno y que alcanza los 7 millones de pesos. Con las vestiduras rasgadas claman al cielo por el abuso cometido, prueba plena, dicen de que nada distingue al viejo régimen del nuevo. Que los hombres cambiaron pero no las prácticas. Veremos qué opina ahora la central lechera marinista, los periodistas que añoran la cultura de la colusión practicada por el exmandatario, luego de conocerse oficialmente cuánto gastó Mario Marín en aeronaves.


No leí la misma indignación cuando se supo de los 132 millones reportados por el diario Reforma en alquiler de aviones y helicópteros a la empresa Servicios Aéreos Milenio de Ricardo Urzúa sin licitación de por medio. Y no podría haberla en estos periodistas porque ellos mismos fueron usuarios o beneficiarios de esos vuelos al igual que lo hicieron los familiares y amigos de los Marín. Así de simple.


El excesivo pago de renta de aeronaves realizado en la administración marinista, los 132 millones a Urzúa, es motivo de escándalo. Aproximadamente 2.3 millones de pesos mensuales para que la burbuja de periodistas, amigos y familiares de Mario Marín pudieran viajar a Estados Unidos y las mejores playas de México. Los gastos en aeronaves, sin embargo, no terminan ahí.


De acuerdo a una solicitud de información, la Secretaría de Finanzas informa que a lo largo del sexenio anterior se invirtieron 105 millones de pesos en combustible y mantenimiento a las aeronaves propias del gobierno estatal. Es decir, poco menos de 2 millones de pesos al mes por los 4 helicópteros propiedad de la administración.


De tal forma que la suma de ambos, arrendamientos más gastos de aeronaves propias, nos arroja un gran total de 237 millones de pesos erogados por los angelitos marinistas aficionados a viajar con el erario estatal. Un promedio aproximado de 4 millones de pesos al mes. Y frente a ese dispendio, la central lechera se guarda la indignación y prefiere voltear hacia otro lado.


Las cifras no resisten punto de comparación. En un semestre, el gobierno morenovallista ha erogado 7 millones para mantenimiento y combustible, poco más de uno mensual. Y salvo en tres días en que se realizó mantenimiento a las aeronaves propias, no ha contratado servicios externos.


¿Cuál es la diferencia entre marinismo y morenovallismo? Principalmente la tribu que acompaña a uno y otro grupo político. El exgobernador disparó los gastos en aeronaves para que su grupo cercano, léase hermanos, hijos, novias y periodistas pudieran viajar cómodamente por el país y Estados Unidos. Erario sin límites para los cuates. El morenovallismo, por el contrario, no muestra esa intención. Ahí están las bitácoras aéreas. ¿Se atreverían a abrirlas?


Leeremos con atención a la central lechera del exgobernador. ¿7 millones de pesos contra 240? ¿Un millón promedio mensual contra 4 que erogaba el marinismo? ¿De veras hay punto de comparación? Seriedad señores. No extrañen al lujosísimo Augusta en el que solía viajar con Mario Marín a costa del erario poblano.


**** Aréchiga la libró. La credibilidad de los legisladores del cambio sufrió un daño importante tras conocerse la historia del “cochinito legislativo”, el millón de pesos extra que reciben los diputados locales en concepto de “gestión”. Desde el crítico José Juan, pasado por la ciudadana Buxadé y la joven promesa Riestra, todos absolutamente, agarraron los billetes.

 

Pero el único con creatividad para salir se la acusación, de momento, es Guillermo Aréchiga quien lanzó un programa para pagar becas en transporte a jóvenes poblanos de juntas auxiliares. Programa en el que invertirá su dinero del “cochinito legislativo” y le permitirá transparentar los recursos recibidos a diferencia de sus compañeros. Por lo menos uno tuvo imaginación.

 



 
 

 

 
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