Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
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23/01/2012


Crónica del terrible terremoto: sin sobrevivientes


El parte oficial de los rescatistas indica que no hay sobrevivientes tras el terremoto político que sacudió a México con la disolución de la coalición electoral PRI-Panal. El sismo, que tuvo 9.8 grados en la escala de Richter con movimientos oscilatorios y trepidatorios, tuvo efectos especialmente dramáticos en Puebla y trastocó el escenario electoral previsto desde hace unos meses. Por si fuera poco, el movimiento telúrico alteró el presente y futuro de varias carreras políticas, y por supuesto, las previsiones de ver a Enrique Peña Nieto como Presidente de la República investido así por muchos medios de comunicación desde varios meses antes de los comicios. Como en las películas de desastres, cada personaje vivió el derrumbe desde una perspectiva diferente. A Enrique Agüera lo sorprendió unas horas antes de pedir licencia ante el Consejo Universitario. Guillermo Aréchiga hacía gira por Acatlán y desde hace meses disfrutaba el apelativo de senador que todos le endilgaban. Rafael Moreno Valle comía con su gabinete para felicitarlos por el Primer Informe y al mismo tiempo tuvo que atender el derrumbe de una trabe del viaducto Zaragoza. Y así como ocurre con desastres históricos célebres, los poblanos nos preguntaremos los próximos meses: ¿y dónde te agarró el derrumbe del #ViernesMaldito?


Parece imposible narrar una perspectiva única del desastre que devastó el escenario electoral del 2012, pero que también tendrá consecuencias más profundas, tanto como las placas tectónicas del sistema político que se movieron. La pluralidad de actores que determinaron la ruptura de la alianza —Enrique Peña Nieto, Elba Esther Gordillo, Manlio Fabio Beltrones y Pedro Joaquín Coldwell— es tan importante como la de los daños colaterales —Enrique Agüera, Guillermo Aréchiga, Rafael Moreno Valle— como la de los supuestos beneficiarios de rebote —Javier López Zavala, Blanca Alcalá, Mario Marín—. Estas son sus historias.


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Origen es destino. Si la coalición electoral fue construida por las cúpulas del PRI y del Panal, parece lógico que su disolución arranque ahí también. En otras palabras, un derrumbe desde arriba que fue arrastrando a su paso a todos los demás. Una bola de nieve imparable. Con Humberto Moreira como dirigente nacional del tricolor, Elba Esther creyó reconquistar el partido del que había sido expulsada en 2006 a manos de Roberto Madrazo. El descabezamiento del exgobernador coahuilense y la entrega de la dirigencia a un beltronista puro como Pedro Joaquín Coldwell, trajo de nueva cuenta a los madracistas al primer plano que arrancaron una tarea de demolición tan silenciosa como acelerada. A ellos se unió otra enemiga confesa de “La Maestra”: la tlaxcalteca Beatriz Paredes. La misma cuasi candidata del gobierno del DF que en Puebla, durante su visita al Primer Informe de Rafael Moreno Valle, recibió dos sonoras rechiflas de parte de los maestros afiliados al SNTE.


La sucesión de hechos parece inexplicable: la cúpula tricolor determinó dejar fuera a Mónica Arriola de su candidatura por Chiapas, bajo el pretexto de que ese estado se incendiaba por la presencia de la hija de “La Maestra”. Pero la crisis chiapaneca ya había explotado con la renuncia de la senadora María Elena Orantes al PRI para convertirse en candidata de la izquierda a la gubernatura. Para cometer el crimen perfecto el madracista César Augusto Santiago interpuso un juicio ante el TEPJF para tumbar legalmente la eventual designación de Arriola. La dirigencia nacional entonces recomendó retirar a Arriola de Chiapas y Peña Nieto aceptó a cambio de que le ofrecieran una plurinominal. Nadie en el Panal tomó en serio tal ofrecimiento: ¿les negaban la de mayoría pero les entregaban una pluri? ¿Qué dedo nos chupamos, preguntaron?


Elba Esther Gordillo decidió replicar en los mismos términos: el Panal vetó a Pablo Escudero —yerno de Manlio Fabio Beltrones— a quien le tocaba senaduría por el DF representando el PVEM. Además se negó a ir en coalición con el PRI para arropar a Beatriz Paredes como candidata a jefe de Gobierno en el DF. Con el horno a máxima temperatura los priistas arremetieron contra el otro flanco débil de la Gordillo. Francisco Labastida se movilizó a Sinaloa para azuzar a los priistas locales en contra de Fernando González, yerno de “La Maestra”. La guerra civil se desató y Peña Nieto no fue capaz de pactar un armisticio entre los beligerantes.


¿Soberbia o impericia política dinamitaron la alianza? Una mezcla de ambas. Pero también huele a traición. El análisis no debe dejar de lado la actitud omisa de Pedro Joaquín Coldwell para no frenar a tiempo la escalada de violencia. Manlio Fabio Beltrones operó desde las sombras. Y no parece que sea a favor del atónito Enrique Peña Nieto, el principal damnificado del terremoto. Todavía se busca su cuerpo entre los escombros.


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Nueva Alianza irá solo en los comicios de 2012, con su propio candidato presidencial y sus abanderados al Congreso. Al tomar esa decisión, Elba Esther Gordillo firmó una sentencia de muerte que puede ser ejecutada en tres días, en tres meses o en dos años. Pero su poder se acabó porque se encuentra aislada. Traicionó al Presidente Calderón para poder transitar de sexenio. Josefina Vázquez Mota la odia en lo personal. López Obrador no firmará ningún pacto de apoyo. Y su único clavo ardiente, Enrique Peña Nieto, tampoco la puede ver después de la ruptura de la alianza. Elba Esther Gordillo no tiene futuro y su era se acabó.


A Elba Esther le quedan puras jugadas desesperadas, tomadas a contratiempo porque su plan original siempre fue regresar al PRI. Las consecuencias pueden ser imprevisibles. Por ejemplo, Calderón puede dejarla retornar a su regazo por unos meses, de aquí a la elección para que lo ayude a que el PAN permanezca en Los Pinos y después cobrar la factura. O simplemente, unos días antes de los comicios, cortarle la cabeza como a una serpiente y dejar que el abanderado del PAN la exhiba como señal de lucha contra la corrupción. Y es que en estas circunstancias, ¿quién meterá las manos para defender a Elba Esther Gordillo? Descanse en paz.


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En medio del berenjenal armado por los revanchismos del madracismo contra Elba Esther Gordillo y la incapacidad de Enrique Peña Nieto para detener el fuego, nadie pudo o quiso confirmarle a Enrique Agüera que él sería el abanderado del PRI al Senado en la fórmula vacante por Puebla. Los tiempos devoraron al rector, quien convenientemente había citado al Consejo Universitario para presentar su licencia al cargo. Antes de prolongar la agonía, Agüera cortó por lo sano e hizo circular la versión de que renunciaba a cualquier aspiración. Que continuaría dirigiendo los destinos de la máxima casa de estudios. Javier López Zavala aprovechó la coyuntura para circular la versión de que Agüera había declinado en su favor.


El círculo interno del rector inmediatamente se dio a la tarea de desmentir enérgicamente la burda maledicencia. Las amarras entre ambos, de por sí muy débiles, se rompieron. En sentido contrario, los amarres se fortalecieron con el gobernador poblano. La mala noticia para los que se pelearon con Agüera es que seguirá dos años más como rector de la Benemérita.


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Alguien en el PRI nacional tuvo una brillante idea: si todo se había derrumbado, ¿por qué no poner una carga de dinamita más? Entonces, le dieron a Blanca Alcalá el número uno de la fórmula poblana e hicieron volar en pedazos el puente de plata que tenían en Puebla con Rafael Moreno Valle. Su postulación, por sí misma, es un agravio directo contra el gobernador que les había dado todas la facilidades para que ganaran el Senado y seis diputaciones federales a cambio de que su amigo Guillermo Aréchiga fuera postulado.


Concentrado en los festejos del 5 de mayo, el gobernador Moreno Valle tenía un solo juego: el que decidiera jugar Elba Esther Gordillo. Y ahora que la lideresa vitalicia del SNTE se quedó sin juego ni postores, ¿a dónde irá el juego del mandatario poblano? ¿Regresar a los brazos del PAN? ¿Jugarlas todas en contra del PRI? ¿Encarcelar a más marinistas? ¿Apuntalar nacionalmente al Panal desde Puebla? ¿Arrancar acercamientos con López Obrador?

 

Así ocurre tras los desastres naturales. En medio de los escombros, mirar hacia arriba y buscar la supervivencia. Aunque sea de forma desesperada.

 



 
 

 

 
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