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Tiempos de Nigromante
Arturo Rueda artrueda@diariocambio.com.mx artrueda@yahoo.com
25/04/2011
El círculo rojo de Twitter y el chef Oropeza
La esquizofrénica opinión pública local, escribidores y opinadores profesionales, continúan caminando a contracorriente de la opinión diaria de los poblanos de a pie, acentuando las versiones de lo que parece un divorcio irremediable en el corto plazo. El último ejemplo de esta direcciones encontradas es la presencia de Rafael Moreno Valle en el popular espacio del llamado chef Oropeza, uno de los programas estelares de Televisa en su barra matutina. Recién iniciadas las vacaciones y todavía con el sabor de boca de Espacio 2011, a los poblanos los tomó por sorpresa la presencia del gobernador poblano en este programa para preparar un mole poblano con la receta heredada por la bisabuela del mandatario. Mientras Oropeza cocinaba, entabló un diálogo con Moreno Valle que lo mismo fue de las estrategias de la administración, los atractivos turísticos y hasta su infancia. Terminado el programa, y a lo largo de toda la semana, los comentarios de periodistas y reporteros censuraron de plano la presencia de Moreno Valle con uno y variados argumentos: que si se trataba de la degradación de la política, que había hecho el ridículo, que se evidenciaba el maridaje con Televisa y muchas cosas más. Las críticas en Twitter fueron seguidas por otro grupo minúsculo de poblanos adheridos a la izquierda progresista. Sin embargo, los poblanos de a pie avalaron y algunos aplaudieron la aparición de Moreno Valle con el chef Oropeza según los datos de encuestas mandadas a hacer al respecto, y el hecho de que a las radiodifusoras locales no llegó ninguna llamada de crítica al respecto.
Confieso que no entiendo a algunos sectores de esta opinión pública que comienzan a parecer profesionales del resentimiento, dispuestos a dar palo un día y al otro también, practicantes del golpeteo sistemático en contra de todo lo que hace el gobierno morenovallista. Un círculo rojo perverso. En sus diatribas tuiteras olvidan un elemento esencial del periodismo: el contexto. Vistos los 15 minutos en los que Moreno Valle apareció a cuadro junto al chef Oropeza las críticas pueden ser mayúsculas o minúsculas. Pero no hay que perder de vista el contexto: la recuperación de la marca de Puebla en el medio empresarial y turístico nacional. La producción del programa culinario no se trasladó a la capital para filmar en exclusiva a Moreno Valle, sino para promocionar a Puebla a lo largo de toda la semana, grabando en espacios típicos de la ciudad y poniendo a cuadro a algunos de los talentos locales a cuadro como el caso del joven chef y empresario Ángel Vázquez, propietario de Intro y Kaffeina.
A estos críticos sistemáticos no les cae el veinte de lo devaluada que nos dejó el marinismo la marca Puebla a nivel nacional. Entre empresarios, políticos, periodistas, inversionistas, intelectuales de México, la entidad se convirtió en la “isla de la barbarie” por seis años junto a Oaxaca. Por todo un sexenio, Puebla fue símbolo del folclor corrupto e ignorante. Contrario a lo que hace Moreno Valle al invertir 36 millones de pesos en la promoción de la entidad, Marín destinó ese dinero a los medios locales que avalaron todas y cada una de sus obras y corruptelas. Los periodistas indignados, de forma esquizofrénica, se niegan a aceptar un revisionismo histórico: todo lo que hizo Marín fue bueno y todo lo que hace Moreno Valle es malo. Así de simple puede reducirse el mundo.
Habría que repasar a Manuel Castells, quien en su última obra Comunicación y poder, ha superado ampliamente al Homo Videns de Sartori: la batalla por las mentes es la batalla por el poder. Quien gana las mentes, conquista el poder. Y nos guste o no cómo funciona la aldea global, la televisión es el medio masivo de promoción más eficiente. En ese sentido la presencia de Moreno Valle con el chef Oropeza es simplemente anecdótica: lo importante es la promoción de Puebla, de sus jóvenes valores, de sus espacios turísticos y gastronómicos. Que los inversionistas, intelectuales y turistas nacionales descubran que se acabó nuestra era oscura provocada por Mario Marín, y que hoy hay un nuevo gobernador joven y dinámico dispuesto a hacer las cosas diferentes.
El círculo rojo del tuiteo cree, de alguna forma, que la nueva opinión pública se construye a partir de las redes sociales. La evidencia empírica sugiere lo contrario: que Twiter y Facebook son nuevas herramientas de comunicación, pero no sustituyen el impacto ni la credibilidad. Un tweet mil veces retuiteado no se convierte en verdad, como tampoco lo hace una mentira mil veces repetida. El juicio implacable que le dictan hoy a Moreno Valle tendría algún tipo de efecto si también se lo hubieran aplicado a Mario Marín. Pero la suavidad con uno y la dureza con otro no producen credibilidad ni impacto. Es parte de la cruda que sufren, sufrimos, los medios locales de comunicación después de un sexenio de excesos.
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