Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
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27/04/2012


Marín, el invitado indeseable a la gira de Peña


Ojalá que no se le ocurra. Su candidato presidencial navega tranquilo, en la resbaladilla, y su ventaja en las encuestas luce sólida pese a la guerra sucia desatada por Acción Nacional con los spots de “Peña Nieto no cumple”, que han hecho daño pero no tanto como el esperado por Los Pinos. En esa dinámica positiva lo que no hace falta es que los impresentables del PRI regresen a la luz pública. Y nadie menos impresentable que Mario Marín, a quien el PRI estatal invitó por cuestiones protocolarias pero que en realidad ruega a todos los santos que el “Góber precioso” ande más ocupado en contar sus billetes mal habidos que en buscar la fotografía junto al “Gel boy”.


El temor es fundado porque los priistas impresentables no quieren entender que lo son y por muchas razones, especialmente por corruptos y mentirosos, precisamente la percepción que el PAN quiere despertar con sus spots de guerra sucia. Aunque muchos ya agarraron la onda de que deben mantenerse en sus cloacas nueve semanas más, otros no. Por ejemplo, Roberto Madrazo Pintado antier tuvo la idea genial de saltarse todos los controles para acercarse a Peña en su gira por Tabasco para “saludarlo”. La gráfica —junto a la anécdota— recorrió los medios nacionales y las redes sociales. Ni cómo ayudarlo.


Pero el caso de Marín es más grave porque el PAN ya utilizó su imagen en los spots de guerra sucia pautados desde esta semana. Así que lo que menos que necesita Peña Nieto es que Mario Marín se haga el aparecido en alguno de sus eventos o que trate de saludarlo. O como ocurrió en la precampaña, cuando al “Góber precioso” se le ocurrió aparecerse en el Centro de Convenciones, e inmediatamente se levantó una ola de indignación que recorrió medios de comunicación y las redes sociales.


Javier López Zavala tiene razón: atacar al marinismo y al “Góber precioso” es altamente rentable. Tanto es el rencor generado por un sexenio de excesos, corrupción e ilegalidades. Por eso fue tan festejada la aprehensión de Alfredo Arango y la orden de detención que pesa sobre Javier García Ramírez. Y que nadie olvide que el morenovallismo todavía dispone de varias averiguaciones previas por enriquecimiento ilícito contra funcionarios del sexenio anterior, que en cualquier momento pueden activarse.


¿Necesita el PRI a Mario Marín en este momento? No. Y menos luego de que en los cuarteles generales de Josefina Vázquez Mota y de López Obrador se tiene la certeza de que la guerra sucia funciona contra el exgobernador mexiquense. Los spots de que “Peña no cumple”, así como las críticas del exceso en gastos de campaña abrieron un boquete desconocido: el crecimiento de negativos en la imagen de Peña.


La guerra sucia no ha hundido a Peña Nieto ni mucho menos ha provocado un desplome. Pero el crecimiento de los negativos es una señal de alerta que ya fue atendida. Por ejemplo, Jorge Estefan Chidiac —el único poblano con cercanía real al grupo mexiquense— se dispone a enfrentar a un ejército de fiscalizadores del IFE para garantizar el respeto a los topes de campaña, en una auditoría sin precedentes solicitada por el mismísimo Estefan.


Caso más complejo es de los spots de guerra sucia. El modelo de comunicación política que prohíbe a particulares la compra de espacios en radio y televisión impide que el PAN y sus empresarios le apliquen a Peña Nieto la misma receta que a López Obrador en 2006. Y qué bueno, piensa Videgaray, porque con lo poco que tiene el PAN hace daño con aquello del “Peña no cumple”.


No es un riesgo afirmar que tras el puente del 1 de mayo, Peña Nieto afronta la semana decisiva de la campaña en la que Josefina y López Obrador querrán abrir más el boquete de los negativos para culminar con el debate previsto para la noche del 6 de mayo.

 

¿Alguien necesita que Marín se aparezca hoy en el Auditorio Siglo XXI o en el Presidente? No creo, y me parece que Peña le agradecería más al “Góber precioso” su ausencia que su presencia. Y aunque hay quienes dicen que Marín abandonó Puebla desde hace cuatro semanas para irse a un safari en Tombuctú, al cierre de esta columna en el PRI estatal vivía la incertidumbre de si el exmandatario tendría la imprudencia suficiente para hacerse el aparecido. Fernando Morales hace changuitos porque no lo haga. Al igual que millones de priistas.

 



 
 

 

 
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