Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
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27/10/2010


Marín y RMV, dos gallos de pelea que no querrán ceder


La breve pero intensa disputa entre el gobierno constitucional y electo por los terrenos ofertados por el Fideicomiso Atlixcáyotl tiene más de fondo que unas cuantas hectáreas en la zona de mayor plusvalía de la capital y varios millones de pesos que el erario estatal pudiera ingresar. De fondo, representa la disputa por el mando auténtico en la entidad, pues aunque Mario Marín cuenta con todas las disposiciones legales y constitucionales para realizar tal operación de activos del gobierno, Rafael Moreno Valle cuenta con el tiempo a su favor. En otras palabras: el gobierno constitucional tiene todavía todos los mecanismos del Estado a su favor, pero se trata de una posesión precaria porque tal control tiene fecha perentoria: el 31 de enero de 2011, cuando deberá entregar el negocio a los ganadores del 4 de julio. Pero el interregno maldito de la transición es precisamente un espacio incierto. El gobierno que fenece trata de extender su dominación el mayor tiempo posible y el gobierno entrante quiere actuar como si ya estuviera en funciones, pero no cuenta con los instrumentos jurídicos hasta el próximo año. La disputa presenta sólo dos salidas: o el gobierno en funciones detiene cualquier operación de venta de terrenos y de facto reconoce que su poder se agotó, o mantiene abierto el proceso de venta para reafirmar el poco poder que le queda con el riesgo después de enfrentar procedimientos administrativos y/o penales.


El problema es de gobernabilidad: si el poder de Marín ya se agotó y el nuevo gobierno todavía no tiene mecanismos jurídicos para operar, ¿quién va a atender los problemas de la entidad de aquí al primero de febrero? ¿Y si la única estrategia de Moreno Valle es amenazar a los actuales funcionarios con procesos penales y administrativos, cómo pretende una entrega-recepción en condiciones de gobernabilidad? Los dos son buenos gallos de pelea y por supuesto nadie quiere perder la batalla. Quien los conoce de fondo, sabe que por las malas ambos son muy malos. ¿Conviene a alguien la disputa? ¿Pueden las amenazas inhibir a los funcionarios actuales o únicamente los hará apertrecharse para la guerra de futuro?


La Constitución local es clara: en el largo periodo de transición no se crea un cogobierno entre las administraciones entrante y saliente. En estricto sentido jurídico, Mario Marín cuenta con todas las facultades legales para permitir la venta de los terrenos si se lleva a cabo el procedimiento adecuado, como parece ocurrió con el lanzamiento de una convocatoria pública. Además, el viernes 22, fecha límite para dar a conocer el fallo, éste se declaró desierto bajo el argumento de que ninguno de los ofertantes cumplió con las condiciones de precios y plazos estipuladas en la convocatoria. En efecto: ambos terrenos no se vendieron y permanecen en el inventario de activos del Fideicomiso Atlixcáyotl. Si los terrenos no se vendieron, ¿qué detonó la furia del gobernador electo al grado de proferir amenazas contra los posibles compradores?


Todo indica que el declarar desierto el fallo de la subasta de los terrenos era un estricto cumplimiento de la ley para, después, permitir ofertas por debajo del valor comercial e incluso catastral de los predios. Algo así como que el Fideicomiso quiso vender a precio justo, pero nadie se interesó y por ello los tuvimos que rematar en 200 pesos. Pero incluso el organismo que preside el primo Moreno Valle Buitrón no es una inmobiliaria ni en sus facultades está garantizar el precio comercial. Queda claro que toda la zona de Angelópolis fueron donaciones, prebendas y ventas a precios bajísimos. Una irregularidad compartida por los gobiernos de Manuel Bartlett, Melquiades Morales —del que Rafael Moreno Valle formó parte—y Mario Marín que, en conjunto, crearon una zona de alta plusvalía basados en la especulación inmobiliaria: expropiaron ejidos, el gobierno regaló o vendió baratísimos y después se revendieron a precio de oro. ¿Cuál es el engaño o cuál el motivo de la furia?


Sólo caben dos hipótesis: una, que el gobierno electo ya tenía vistos beneficiarios o proyectos para esos terrenos en la zona de Angelópolis y el gobierno en funciones se les adelantó para entregárselo a sus cuates. Esta hipótesis sólo presenta una disputa temporal; antes o después los terrenitos irán a parar a los cuates de uno u otro bando.


Segunda hipótesis, Rafael Moreno Valle eligió la disputa por los terrenos como un mensaje de que, pese a las disposiciones constitucionales, ya todas las decisiones deben pasar por sus manos, en especial las que afecten el patrimonio que manejará por los próximos seis años. Pero quedan dudas: ¿es más grave la venta de unas cuántas hectáreas, aun en la mejor zona de Puebla, que la disposición de un crédito de 2 mil 500 millones? Porque cuando el gobierno electo se enteró de que Finanzas había consumido la línea aprobada por el Congreso no armó tanto escándalo.


El choque de trenes está servido. Mario Marín ya no tiene incentivos para ordenar una entrega-recepción tranquila porque de varias formas ha sido amenazado él y sus funcionarios con una persecución judicial. Sin incentivos, se dedicará a ponerle piedritas en el camino a Moreno Valle, quien podrá cobrar venganza después del primero de febrero, pero desgastará a una parte importante de sus oportunidades para echar en marcha su personal estilo de gobernar.

 

Y así que queda una sola pregunta: ¿Quién cederá en el choque de trenes? ¿Marín o Moreno Valle?

 



 
 

 

 
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