Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
@Nigromanterueda
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29/03/2012


No soy misógino, pero es absurdo lo de las cuotas de género


Visto el golpe de estado que el IFE le propinó ayer a la democracia mexicana por razón de las cuotas de género, cobra mayor relevancia la decisión de Enrique Agüera para no prestarse a los juegos perversos del PRI y retirarse de la puja al Senado en el momento correcto. Hoy, imagine el desastre: separado de la rectoría de la BUAP y defenestrado de su candidatura al Senado para dejarle su lugar a una mujer.


Más o menos el infierno de Juan Carlos Lastiri, a quien el agua le trajo la segunda fórmula tricolor de rebote para acompañar a Blanca Alcalá, y el agua se la quitó. En el movimiento, sin embargo, perdió la dirigencia estatal del PRI cuando en la negociación política se la dejó a Fernando Morales quien, también, aspiraba a un escaño.


Quién puede negar que por primera vez en su carrera Zavala tuvo una victoria rotunda al dejar la batalla del Senado a cambio de una diputación federal plurinominal. Hoy también habría sido defenestrado, pero en vez de drama, seguramente ríe a tambor batiente.


El caos generado en los partidos político por la decisión del IFE para obligar al cumplimiento de las cuotas de género es un sinsentido más de la burla en que se ha convertido la política mexicana a causa de la sobrerregulación. El organismo electoral no sólo tiene poder sobre los spots de los partidos, y de lo que se puede hacer o no en los medios.


Ahora disfruten de una nueva potestad: inventar candidaturas al vapor.


La carambola le pegó a todos los partidos y coaliciones que ahora, a 48 horas de iniciar el proceso, deberán construir candidaturas artificiales con el consecuente daño a quienes desde hace semanas venían preparándose para abanderar una opción política y habían realizado ya gastos de propaganda y preparado una estructura territorial ¿Quién compensará ahora a los Lastiri, los Lechuga, los Balseca y hasta los Encinas que tenían listos sus materiales, y ahora se convertirán en objeto de anécdota?


Se trata de un golpe de estado en toda la extensión de la noción: las medidas de discriminación positiva a favor del género femenino no pueden, salvo en el absurdo, suplantar la libre decisión de hombres y mujeres militantes de buscar espacios y candidaturas.


Nadie puede estar en contra de las medidas de discriminación positiva a favor de las mujeres y de su mayor inclusión en los órganos de representación y en las posiciones de poder político.


Pero la cuota de género se convierte en un absurdo cuando partidos y coaliciones deben, literalmente, inventar mujeres con aspiraciones políticas que en su momento no participaron de contiendas internas o se inscribieron a las convenciones. La representación de género no puede suplantar el trabajo político.


Juan Carlos Lastiri encarna el drama de las cuotas de género, pero su infierno pudieron vivirlo Agüera, Zavala, Armenta o Fernando Morales.


Ahora, de rebote, una mujer a la que no le interesaba llegar al Senado, ni hizo trabajo político en todo el estado, y tampoco se inscribió al proceso interno, tendrá la posibilidad de llegar a una posición de privilegio.


¿Cuáles son los méritos de Carmenchu Izaguirre, la favorita de la terna que se maneja en el CEN tricolor? Su liderazgo natural en la zona de Tehuacán es reconocido, pero no tiene una presencia estatal. El PRI sale perdiendo.


Y lo mismo puede decirse de todas las mujeres priistas que quieren alzar la mano. ¿Isabel Merlo, Lucero Saldaña, Silvia Tanús? ¿Tiene un capital a nivel estado? Claro que no: su candidatura será una farsa porque no estaban preparadas para ello, y el PRI nuevamente reducirá sus posibilidades de ganar.


El caso de las modificaciones en el PAN es menos dramático, por el Comité Estatal de Mondragón ya daban por perdidos los distritos de Zacatlán, Izúcar y Tepeaca.


Mayor ridículo es el de Jesús Encinas en la coalición de izquierda, quien transitó del PAN al PRD solamente para recibir una patada en el trasero. Mejor se hubiera quedado en el albiazul. Y a Miguel Carrillo no le bastó la cercanía de su papá con Marcelo Ebrard.


Valgan estas reflexiones a riesgo de las lectoras me acusen de misógino. Pero antes de las cuotas de género está el talento, el capital político y las ganas de luchar por una candidatura.

 

La elección presidencial del 2006 fue manchada a lo largo del proceso electoral con la sucia intervención de Vicente Fox y la contradictoria actuación del árbitro electoral la noche misma de la elección. La elección presidencial de 2012 es una caricatura desde antes de que comience el proceso electoral cuando a menos de 48 horas del inicio formal de las campañas el IFE obligó a los partidos políticos a modificar candidaturas al Senado y diputaciones federales para entregárselas artificialmente a mujeres que ni la habían luchado ni pedido.

 



 
 

 

 
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