Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
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artrueda@yahoo.com


31/08/2010


2 mil 500 millones, la manzanota de la discordia


La cordialidad fingida entre la administración entrante y saliente llegará a su fin con la decisión del gobierno marinista de utilizar la línea de crédito autorizada por el Congreso local por 2 mil 500 millones de pesos pagaderos a 20 años. Y es que el equipo compacto del gobernador electo argumentará con razón el sinsentido del préstamo una vez que la entidad vive una situación de bonanza presupuestal y no se ve contingencia financiera a la vista. El secretario de Finanzas del actual gobierno, sin embargo, se ampara en un adeudo de recursos federales, un boquete que deben cubrir inmediatamente, pues ya se cuenta con la autorización del Congreso local a tal efecto. El conflicto está servido, pues uno de los mensajes constantes de Rafael Moreno Valle a la actual administración es que vigilará meticulosamente los movimientos financieros ejecutados después del 4 de julio, pues entiende que ocupa una posición de responsabilidad vacante; es decir, los efectos de lo que se haga hoy repercutirán en el manejo financiero de su administración. Y nada puede afectar más que un crédito, pues corresponderá a Moreno Valle el servicio del pago de la deuda, y ello repercutirá en el dinero disponible para sus proyectos estratégicos.


Pocas semanas antes de la elección, el diario El Columnista reveló con documentos el precontrato de crédito con Bancomer por los 2 mil 500 millones derivados de la última solicitud realizada por Finanzas al Congreso local. Tal solicitud se había movido sigilosamente y obligó a Gerardo Pérez Salazar a dar una rueda de prensa para explicar que se trataba de una “línea” semejante a un crédito preautorizado como ocurre con las tarjetas de crédito: tener la disponibilidad del recurso no obliga a ejercerlo. Casi tres meses después el gobierno estatal ha decidido disponer de su “tarjeta de crédito”, y aquí viene la pregunta lógica: ¿para qué ocuparán los 2 mil 500 millones? ¿Cuál es la contingencia en las finanzas públicas que obliga a tomar el préstamo? ¿Por qué se hipoteca el futuro de los poblanos?


El debate promete, pues Pérez Salazar y compañía deberán enfrentar a dos auténticos expertos en finanzas públicas como lo son el propio gobernador electo y Fernando Manzanilla, quien seguramente en su calidad de coordinador del equipo de transición defenderá los intereses de la próxima administración. De hecho, se sabe que en su escritorio ya se encuentra un análisis detallado de la situación, empezando por el hecho de que la solicitud de la línea de crédito al Congreso local “etiqueta” los 2 mil 500 millones: de acuerdo con el decreto emitido, Finanzas y Administración los solicitó para cubrir saldos de los programas “Par y Paso” firmados con el Gobierno federal —es decir, aquellos en los que por cada peso que pone el Gobierno federal, el estatal pone otro— y obras de infraestructura productiva. En otras palabras: si los recursos del crédito se utilizan en otros programas, los funcionarios de Finanzas incurrirían en peculado.


¿Hay argumento entonces para utilizar el crédito? Pérez Salazar defiende que sí, derivado de incumplimientos financieros por parte de la Federación. Específicamente se habla de retrasos en recursos del Ramo 33 por mil millones de pesos y otros 500 para obras carreteras. Sin embargo, el reporte de Centro de Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados establece que la administración local ha recibido 3 mil millones de pesos más de participaciones comparado con el ejercicio 2009. La falta de dinero no se ve, la urgencia en las finanzas públicas, tampoco, y las obras de infraestructura como el Centro Expositor y la culminación del Arco Oriente del Periférico ya tienen sus ampliaciones presupuestales. ¿Para qué se necesitan los 2 mil 500 millones?


En el gobierno electo las cuentas se encuentran claras: la administración marinista terminará por ejercer 51 mil millones de pesos, y en una de esas llegan a los 52 mil. Si sumamos los 2 mil 500 del crédito, el presupuesto final del 2010 terminaría casi en 55 mil millones. Una cantidad brutal, tomando en cuenta que el último año de Melquiades Morales se ejercieron apenas 29 mil. En otras palabras, el marinismo casi estaría duplicando el último ejercicio melquiadista. En tal situación de bonanza, sin embargo, el marinismo dejaría una deuda final de 9 mil millones de pesos, cantidad ciertamente manejable, pero que implicará un pago mensual de intereses de por lo menos 80 millones de pesos.


El gobierno electo se teme lo peor, aunque jamás lo dirán en público: creen que los 2 mil 500 millones será utilizados para cubrir el gasto de campaña del tricolor. Algo así como el hoyo financiero del marinismo. Se trata de la punta de la hebra, entonces, por la que puede iniciar el ajuste de cuentas, algo que deben tomar en cuenta en la Secretaría de Finanzas.

 

El debate está abierto, pues. Aquí va a haber tomate.

 



 
 

 

 
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