Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda


Las miserias de nuestros jueces

 

Policías y ministerios públicos, en todo el país, están bajo el escrutinio público como causantes de la ola de inseguridad. Agentes de los cuerpos de seguridad que operan encubiertos para el crimen organizado, e incluso son jefes de las bandas de secuestradores. Procuradores de justicias que no pueden encarcelar a los delincuentes y son los grandes bastiones de la impunidad: la cifra negra de algunas organizaciones señala que sólo 2 de cada 10 delitos son denunciados; y de ellos, apenas uno es castigado. La ola de desconfianza en el estado, a partir de las revelaciones de los sicarios detenidos en Tlapanalá contenidas en sus declaraciones ministeriales en las que relatan el apoyo de comandantes y MP´s de la PGJ, provocaron que desde Gobernación se ordenara exámenes de polígrafo para descubrir en cuáles sí y en cuáles no se puede confiar.

 

Sin embargo, fuera del escrutinio ha quedado el tercer agente fundamental en la crisis de seguridad: jueces y magistrados del Poder Judicial local, un feudo intocable ya sea con Guillermo Pacheco Pulido o con León Dumit Espinal, en quien se depositaron grandes esperanzas por deshacer la mafia que impera en el Tribunal Superior de Justicia. Y es que aunque parece increíble, el Poder Judicial local no tiene una metodología definida para la designación de jueces de primera instancia, y cada vez que deben de ser nombrados, los magistrados se inventan los más variopintos procedimientos en vez de establecer un concurso público al estilo del Poder Judicial Federal.

 

Será porque no tenemos un Consejo de la Judicatura, al que los magistrados poblanos se han opuesto férreamente desde el sexenio bartlista. Será porque al Tribunal Superior de Justicia le conviene la opacidad para poder seguir promoviendo el nepotismo judicial. Pero lo cierto es que con León Dumit ha habido un cambio de nombres en la administración del Poder Judicial local, pero no un cambio de estilo. La mafia sigue dominando al TSJ y una vez más han evidenciado su poder con la designación de las próximas cuatro plazas de juez de primera instancia, cuyo procedimiento viola flagrantemente la Ley Orgánica del Poder Judicial. Veamos:

 

Aun dicha ley establece que la designación de jueces es una facultad del Pleno del Tribunal Superior, en los hechos la magistrada Elba Rojas Bruschetta se ha apropiado de la designación por el simple hecho de presidir el Instituto de Estudios Judiciales, custodio de la inexistente Carrera Judicial. Torciendo todos los procedimientos, Elba quiere beneficiar a sus favoritos, Miguel Ángel Chávez Castañeda –cuñado del poderoso Mario Montero- y a Sandra Perea Iturriaga, esposa del magistrado Alfredo Mendoza.

 

La ilegalidad radica en que el artículo 145 de la Ley Orgánica prevé que el ingreso y la promoción a las categorías que integran la carrera judicial se realizará mediante concurso de oposición, pues la magistrada Rojas decidió brincarse tal dispositivo. Y en lugar de organizar tal concurso entre los aspirantes a ocupar las cuatro plazas de juez, decidió pedirles un ensayo escolar “sobre algún tema de derecho” para poder calificar su aptitud como jueces.

 

Increíble por lo absurdo. Los aspectos que determinan si alguien es buen juez o no, según Rojas Bruschetta, son:

 

Ortografía y acentuación, buena redacción, uso adecuado de recursos de redacción, bibliografía básica, estructura completa de capítulos (introducción, desarrollo y conclusión), precisión de ideas, selección de manejo de un tema de análisis de interés disciplinario, manejo de lenguaje claro, fundamento de fuentes de información, delimitación del tema y originalidad del tema”.

 

En un primer oficio, la magistrada Rojas subraya dos puntos que los jueces interinos no deben de olvidar en sus tesinas: “No colusión o plagio de la información”. El segundo punto recalcado por la magistrada resulta más obvio: “Desarrollo del tema desde una perspectiva propia aplicables a la función de impartir justicia acorde a la legislación vigente del estado de Puebla”.

 

¿Así se selecciona a los jueces en Puebla? ¿Y León Dumit? ¿No que iba a acabar con las malas prácticas de Pacheco Pulido? ¿No que iba a acabar con la mafia?

 

Se fue Pacheco y llegó Dumit, pero nada cambió. Si conoce a Miguel Ángel Chávez Castañeda o a Sandra Perea Iturriaga, felicítelos porque ahora tendrán plaza definitiva de juez gracias a los malos oficios de Elba Rojas.

 

*** Mañana, la respuesta a Verónica Mastretta.

 



 
 

 

 
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