Puebla tiene su principal freno en materia competitiva en el sistema de Administración y Procuración de Justicia. Si, en el intocable Tribunal Superior de Justicia, en el que 20 magistrados designados de forma cuasi vitalicia hacen y deshacen
Tiempos de Nigromante
Arturo Rueda
El infierno de la incompetencia
Malas y terribles noticias. Puebla mantiene su monótona caída en todos los indicadores nacionales, y toca el turno a la competitividad y el empleo. Según Javier Lozano Alarcón, el paisano y secretario del Trabajo que cada vez que viene a la entidad cimbra al marinismo, revela que somos uno de los peores estados en creación de empleo. Específicamente el lugar 28, pues en seis meses hubo tan solo 4 mil 766 puestos de trabajo registrados en el IMSS, cifra menor al promedio nacional. Y todavía peor: el prestigiado Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), en su Índice de Competitividad Estatal 2008 nos hace caer dos posiciones para ubicarnos en el lugar 28 del país, a pesar de que Mario Marín apostó por el tema con la creación del fantasmal Instituto Poblano de la Productividad Competitiva, dirigió por el timador Gabriel González Molina y prometió colocarnos entre los 10 primeros estados.
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El IMCO no se anda por las ramas: la nueva caída de Puebla se debe a fallas estructurales en varios de sus subíndices y el diagnóstico del por qué seguimos cayendo es demoledor: “Esto se debió principalmente a la caída en la calificación del subíndice de Gobiernos eficientes y eficaces. El avance importante en Economía estable y dinámica evitó una mayor caída en el índice. Al final, Puebla disminuyó 2% su calificación en el Índice de Competitividad Estatal 2008 respecto a su calificación de 2006, lo que significa que el estado fue uno de los pocos (5) que retrocedió respecto a sí mismo”.
Puebla tiene su principal freno en materia competitiva en el sistema de Administración y Procuración de Justicia. Si, en el intocable Tribunal Superior de Justicia, en el que 20 magistrados designados de forma cuasi vitalicia hacen y deshacen, formando clubes del nepotismo, sin un sistema de carrera judicial, sin un Consejo de la Judicatura y cuyos jueces son nombrados con base a elaborar un trabajo escolar sobre “cualquier área de derecho”. Y también la Procuraduría General de Justicia, de la que nos venimos a enterar muchos de sus comandantes y agentes del MP están amafiados con el crimen organizado. Y aunque sus nombres ya son públicos, nadie se atreve a cesarlos para poder realizar una investigación.
Veamos el diagnóstico en materia de justicia. Puebla mantuvo el último lugar en el subíndice “Sistema de derecho confiable y objetivo”, debido a que:
Se convirtió en el estado peor calificado en dos de los indicadores relacionados con el poder judicial: el índice de imparcialidad de los jueces y el índice de calidad institucional de la justicia, al retroceder 8% y 9%, respectivamente.
En el índice de eficiencia en la ejecución de las sentencias, pasó de la posición 3 a la 20, al bajar 12% su calificación.
Se incrementó 57% el número de hogares que dijeron sentirse inseguros. A pesar de haber bajado 4% el número de delitos por cada 100,000 habitantes, esto no mejoró su calificación ya que otros estados avanzaron más.
A pesar de estos retrocesos, el estado creó la Comisión para el Acceso a la Información Pública. También abandonó la última posición en el índice de corrupción y en el indicador de duración de procedimientos mercantiles al mejorar 39% y 115% respectivamente. Asimismo, redujo 12% sus mercados informales.
Los retrocesos en materia de competitividad se deben a que Puebla perdió dos posiciones en subíndice “Sociedad incluyente, preparada y sana”, al bajar al lugar 27, debido a que:
Disminuyó 11% el tiraje de periódicos diarios en proporción a su población.
La población ocupada con estudios superiores y posgrado se redujo 18%.
Cayó 99% la población económicamente activa que ha recibido capacitación, lo que llevó a Puebla al último lugar en el indicador.
Además, en materia de “Gobiernos eficientes y eficaces” Puebla tuvo su caída más dramática. Además del marinismo, ¿por qué será?
Perdió 74% en los ingresos de recaudación como proporción del gasto asociado, al pasar de 34 pesos recaudados por peso gastado en fiscalización, a sólo 9 pesos.
Se convirtió en el estado con el menor número de respuestas positivas por trámites de gestión empresarial.
Su independencia fiscal se redujo 34%.
A pesar de disminuir la apertura de un negocio a 46 días, otros estados tuvieron una reducción más importante.
Aumentó 58% el cobro por trámites como porcentaje del PIB.
El costo de la nómina como porcentaje del gasto total aumentó 6%.
Cayó al penúltimo lugar en el índice de transparencia informativa.
Así que los poblanos, y mucho menos el gobierno estatal, tenemos claro nuestros “Principales obstáculos para la competitividad”, pero el IMCO sí y así los enumera.
Un sistema educativo a que impide el desarrollo de una cultura empresarial.
Resistencia para transitar hacia una administración más vanguardista.
Un sector productivo conservador y poco proclive a la asociación y a la unidad de esfuerzos.
La dispersión geográfica del estado dificulta la provisión de servicios, por lo que son más caros y de difícil acceso.
Altos índices de migración.
Falta de detonadores económicos al interior de las comunidades.
¿Hacia dónde vamos?
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