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Marín nueva vida la tarde del viernes 4 de mayo de 2007. Ese día, el gobernador poblano acordó directamente con Felipe Calderón el cese de las hostilidades hacia su persona, supeditado a una serie de compromisos

 

Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda


La crónica de la derrota II: Marín y Calderón

 

El nudo central de las elecciones 2007 radica, antes que en el cúmulo de errores cometidos por el panismo poblano y en la división de sus facciones, en el cese del acoso del gobierno federal al marinismo. Desde que el escándalo sometió a Mario Marín el catorce de febrero del 2006, arruinó su imagen a nivel nacional y lo hizo perder escandalosamente las elecciones federales, el panismo no le había dado un minuto de descanso al gobernador poblano en una persecución inclemente bajo el garrote de la Suprema Corte de Justicia. Sin embargo, a unos meses de los comicios locales en los que Marín se jugaba la vida a través de la renovación del Congreso local que podría destituirlo, el acoso cesó cuando un acuerdo de altísimo nivel suspendió las conclusiones finales del ministro Juan Silva Meza y el juicio político en San Lázaro hasta después del 11 de noviembre, entregándole en la practica un salvoconducto hasta el fin de su mandato.

 

¿Qué ocurrió? ¿Por qué Felipe Calderón le perdonó la vida? Hasta ahora el rompecabezas estaba incompleto, pero el columnista halló la pieza que faltaba. La historia es la siguiente.

 

Así como Marín encontró su tumba política en la mañana del catorce de febrero de 2006, encontró una nueva vida la tarde del viernes 4 de mayo de 2007. Ese día, el gobernador poblano acordó directamente con Felipe Calderón el cese de las hostilidades hacia su persona, supeditado a una serie de compromisos, del cual el principal fue su apoyo político a la serie de reformas –fiscal y electoral- que el Presidente ya venía trabajando y que finalmente fueron aprobadas en los últimos días de septiembre.

 

El encuentro de Marín con Calderón ocurrió con motivo de la comida que el Presidente sostuvo con los diecisiete mandatarios priístas, la dirigencia nacional y los coordinadores en el Congreso. El gobernador poblano tenía especial en interés en el encuentro, una vez que buscaba terminar por convencer a Calderón de asistir al desfile conmemorativo del 5 de mayo.

 

El 4 de mayo, en este mismo espacio, escribí: “el gobernador no pierde todavía las esperanzas de que Calderón pueda acompañarlo en el desfile. Mario Marín, personalmente, le reiterará su invitación al Presidente en la comida en la que éste se reunirá con toda la plana mayor del tricolor nacional, fijada la tarde de hoy para que Felipe dialogue con Beatriz Paredes, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa y los diecisiete mandatarios emanados del tricolor”.

 

“La hora del manotazo priísta llegó. Calderón convocó la comida para suavizar la situación y ofrecer garantías de que el gobierno federal no meterá mano en las elecciones locales. Por supuesto nadie le creerá. Pero el presidente lleva en una mano el bastón de la concordia y en otra la espada. Y para mala suerte de Marín, a él le toca ésta última.

 

“Con la suspensión de su presencia en el desfile, Calderón le enviará un mensaje a la cúpula nacional priísta. “Acuérdense que tienen gobernadores en problemas…Mejor llevemos la fiesta en paz y síganme apoyando… Así todos contentos.”

 

“Dependiendo del ambiente en la comida con la cúpula priísta, Calderón podría replantearse su decisión y presidir el desfile junto con Marín. Pero el Estado Mayor ya ha descartado este escenario. Incluso los invitados especiales del presidente ya han sido citados en la explanada de Los Fuertes y no en las tribunas especiales del boulevard 5 de mayo”. Hasta ahí la cita.

 

Calderón, como todos sabemos, asistió al acto conmemorativo y posteriormente llegó al desfile y se mantuvo al lado del gobernador poblano hasta que terminó la parada militar. ¿Qué pasó? Que al finalizar el ágape con la plana mayor del tricolor, Marín tuvo oportunidad de platicar unos minutos con el Presidente. Ahí llegó el mensaje siciliano: después de reiterarle al invitación para venir a Puebla, el Presidente, a su vez, le reiteró al poblano que necesitaba el apoyo de TODO el priísmo para sus reformas, y que si eso sucedía, el sería recíproco en el tema que a cada gobernador le interesare específicamente. ¿Y cuál es el único tema que podría interesarle a Marín? Pues que la Suprema Corte cesara su acoso y ganar sus elecciones intermedias para mantenerse en el poder y evitar la destitución.

 

Las cosas ahora cuadran claramente: después de los hechos ocurridos entre el 4 y el 5 de mayo, el gobierno federal cesó su acoso inclemente a Marín de forma gradual, en la medida que los acuerdos iban cumpliéndose. Después de ese breve pero sustancial acuerdo presidencial, los secretarios de Estado comenzaron a regresar a Puebla, los programas y recursos federales comenzaron a bajar, y sucedió algo todavía más importante: el 26 de junio, cuando la Suprema Corte tenía todo para ejecutar a Marín basándose en las conclusiones de la investigación liderada por Juan Silva Meza, los ministros salieron con una barrabasada, un tecnicismo estúpido, y aplazaron la resolución final que todavía no llega.

 

Al mismo tiempo, Marín fue uno de los gobernadores más comprometidos con las reformas calderonistas en el Congreso de la Unión a través de tres operadores: Jorge Estefan Chidiac, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón. Al interior y al exterior del priísmo, el gobernador asumió una posición institucional de apoyo al Presidente de la República, y sumó sus pocos votos en las Cámaras, aunque su influencia, al proyecto de reforma fiscal.

 

Los acuerdos se cumplen. Marín hizo su parte y Calderón la suya: dejó solo a su partido en Puebla. Simple y sencillamente, el gobierno federal dejó de existir y abandonaron a su suerte a los panistas. Sin recursos económicos ni estrategas de alto nivel, con cero apoyo presidencial y un candidato a la alcaldía contrario a la facción de Calderón, muy pronto los panistas poblanos terminaron ahogándose en la soledad del no poder.

 

La segunda parte de la historia ya la hemos reseñado en este espacio: la resolución de la Suprema Corte no llegaría sino hasta después del 11 de noviembre, así como los trámites del juicio político en San Lázaro. Los mensajeros del pacto cumplido fueron Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones, mandamases tricolores en el Congreso según los hechos reseñados el 3 de octubre:

 

“El lunes de la semana pasada Marín se levantó con la alarmante nota de ocho de La Jornada: “El Congreso avala dictamen de la Corte”. Según el reportero Jesús Aranda, ambas Cámaras, después del plazo de quince días fijados para presentar sus opiniones, habían avalado la investigación en todos sus considerandos. Después se sabría que se trató de una desinformación, pero cuando el gobernador leyó la nota, inmediatamente pidió comunicarse con su guardaespaldas en el Senado.

 

“Marín y Manlio conversaron por ahí de las nueve de la mañana, y el gobernador le preguntó qué carambas había pasado y si se habían roto los acuerdos con los otros partidos políticos para que ningún senador presentara opiniones. Beltrones le aseguró que se trataba de una nota malintencionada de La Jornada, y que en ese momento le enviaba copia del oficio firmado por el director de Asuntos Jurídicos del Senado para que todo quedara aclarado.

 

“En la segunda parte de la conversación, Manlio aprovechó para reportarle el resultado de sus buenos oficios. El acuerdo de los partidos políticos podría extenderse a los ministros, quienes tenían la papa caliente en las manos, pero tampoco deseaban quedar como el garrote político de la Presidencia de la República. Beltrones les aseguró a los togados de la Corte que si ellos listaban el asunto del gobernador poblano para antes del 11 de noviembre, el priísmo nacional tendría claro que se trataba de un operativo del gobierno federal para ayudar al PAN a ganar las elecciones locales en Puebla. En suma, una mala señal de cara al proyecto de Reforma del Estado en el que se analiza las facultades que debe mantener la Suprema Corte de Justicia. Los ministros, afirmó Manlio, lo iban a pensar.

 

“La confirmación de la buena nueva llegó de la mano de la desgracia. El día de la muerte del diputado federal Mario Mendoza, un helicóptero aterrizó en Casa Puebla. Traía al coordinador de la fracción priísta en San Lázaro, Emilio Gamboa Patrón, quien asistiría al homenaje de cuerpo presente. En el tiempo que se preparaba la capilla ardiente en el PRI municipal, Marín y Gamboa se encerraron a conversar durante una hora. Ahí le comunicó la noticia tan esperada: los ministros habían aceptado el trato con el priísmo nacional. El tema Marín-Cacho no sería analizado hasta después del 11 de noviembre. Después, nadie aseguraba nada”.

 

Esta, y no otra, es la historia de cómo Mario Marín y Felipe Calderón firmaron la pipa de la paz. Y de cómo el PRI tuvo las manos libres para ganar la elección de noviembre de 2007.

 

*** Las vueltas que da la vida. El fenomenal periodista Raymundo Riva Palacio asumió ayer la Dirección Editorial de El Universal. Reportero de altos vuelos y redactor de la mejor columna política del país, el autor de La Prensa de los Jardines emerge de sus cenizas después de la fallida aventura de El Independiente a causa del affaire protagonizado por su propietario Carlos Ahumada. Con Riva Palacio llegará Salvador García Soto y sus Serpientes y Escaleras que se publicarán todos los días en El Gran Diario de México. Felicidades desde aquí a ambos amigos.

 

Y mientras Riva Palacio brilla, el otrora gran columnista nacional, Carlos Ramírez, se dedica a abrir diarios en provincia para sacarle uno que otro convenio a los gobernadores deseosos de amistad con viejas glorias. Hoy debuta la versión poblana de Transición, propiedad de Ramírez y operado por su grupillo, bajos los claros auspicios del gobierno marinista.

 

Por cierto, y sólo para recordar, cuando Riva Palacio abandonó el barco de El Independiente y salvó su dignidad, Carlos Ramírez, indignamente, se prestó a dirigirlo con una efímera existencia. Son las ansias de dirigir un gran medio nacional. Pero ahora tiene Transición Puebla para entretenerse.

 

 

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